Análisis

Crecen los atentados de la extrema derecha contra la población musulmana en la UE

El Informe Europeo de la Islamofobia 2019 revela un crecimiento de los grupos de extrema derecha que atentan contra la población musulmana en el último año, así como la normalización de los discursos islamófobos.

Portada del informe Islamofobia en Europa 2019, Aurora Ali, Enes Bayrakl & Farid Hafez.

En Noruega, en agosto de 2019, el terrorista de extrema derecha Philip Manshaus, de 21 años, planeó un asalto armado a la mezquita del Centro Islámico Al-Noor en Bærum, cerca de Oslo. Antes de ir a la mezquita, asesinó a su hermana de 17 años, que había sido adoptada de China cuando era un bebé. Manshaus estaba equipado con una escopeta, dos rifles, una pistola de clavos, un chaleco antibalas y una cámara GoPro destinada a la transmisión en vivo en las redes sociales. Quería imitar así al asesino de la masacre de Christchurch, al que había elogiado en un foro on line poco antes del asalto. La posible masacre fue evitada gracias a la actuación de Mohamed Rafiq y otros fieles que contuvieron y sujetaron al atacante hasta que llegaron las fuerzas de seguridad. 

En 2019 se produjeron varios ataques en Alemania, incluidos el ataque a la sinagoga en Halle y el asesinato del político demócrata-cristiano Walter Lübcke. Su asesino confeso tenía presuntamente conexiones con varias organizaciones de extrema derecha, como Combat 18, el Partido Democrático Nacional (NPD) y el grupo neonazi Autonome Nationalisten (Autónomo Nacionalistas). La opinión pública alemana está prestando más atención a los grupos supremacistas que operan en la clandestinidad. Por ejemplo, la red Hannibal, que opera en Alemania, Austria y Suiza. Fundada en 2015, recluta a agentes del servicio de seguridad, soldados y exoficiales de policía junto a individuos de derechas para prepararse para un “Día X”. Una investigación policial reveló que la red había creado una “lista de asesinatos” con más de 20.000 nombres de políticos de alto rango considerados “proinmigración”.

Marija Pej?inovi? Buri?, Secretaria General del Consejo de Europa, afirmó: «Europa se enfrenta a una realidad impactante: los delitos de odio antisemitas, antimusulmanes y racistas están aumentando a un ritmo alarmante. El ejemplo más reciente es el tiroteo extremista en Hanau, Alemania, en el que murieron nueve personas y varias resultaron heridas. Tales actos atroces a menudo son precipitados por palabras venenosas y teorías de conspiración difundidas en las redes sociales e Internet».

Islamofobia de género

En Bélgica, en abril de 2019, una mujer musulmana fue apuñalada frente a sus tres hijos pequeños en Anderlecht, supuestamente por islamofobia. En agosto, una mujer ebria atacó e intentó arrancarle el pañuelo a musulmana. La atacante fue arrestada bajo la acusación de intoxicación pública. En noviembre, una mujer de 50 años, borracha y sin hogar, empujó a una mujer musulmana a las vías del metro de Bruselas. Era la segunda vez que lo hacía.

En varios países y ciudades europeas se han aprobado leyes y normas para ilegalizar supuestos problemas ocasionados por la población musulmana, que en la práctica no existían. La consecuencia ha sido la generación de debates interminables en los medios y la opinión pública sobre la cuestión musulmana y/o inmigración.

En Holanda, por ejemplo, se implantó en agosto el llamado “veto del burka”, que prohíbe el uso del nikab (el velo integral) durante las clases en instituciones educativas, así como en guarderías. Se autoriza su uso fuera de las aulas. El debate para la aprobación de esta ley duró casi dos años, estuvo lleno de confusión y exacerbó el sentimiento antimusulmán. 

En Austria, en 2018, se implementó el veto al hiyab en las guarderías. Un año después, los mismos partidos presionaron para que se ampliase esta prohibición a alumnas de hasta 14 años y a las maestras. Una prohibición que se argumentó en base a los derechos de la mujer y la igualdad, sin que se vieran afectados otros símbolos religiosos como la kipá judía o el dastar sij. Cuando se planteó que esta prohibición podría afectar también a las maestras monjas, se decidió posponer el veto.

Negacionismo y normalización de la islamofobia

El ejemplo más sorprendente de la normalización de la islamofobia en Europa en 2019 fue el escándalo por la concesión del Premio Nobel de Literatura a Peter Handke. Nadie admitiría un reconocimiento similar a un negacionista del Holocausto, y sin embargo, sí se otorgó a un negacionista del genocidio bosnio y albanés. Durante la guerra de Kosovo, Handke expresó su deseo de ser “un monje serbio-ortodoxo que lucha por Kosovo”. En 2006, en el funeral de Slobodan Miloševi?, Handke elogió al dictador serbio responsable de los genocidios contra albaneses y bosnios en los años 90.

Percepción de las personas musulmanas en Europa

Según la última encuesta del Eurobarómetro publicada en septiembre de 2019, el 29% de las personas encuestadas no se sentiría cómoda trabajando con una musulmana. Los países con mayor tasas de aceptación son Reino Unido (93%), los Países Bajos (91%), Francia y Suecia (ambos 87%) . Los que demostraron un mayor rechazo República Checa (35%), Hungría (37%) y Lituania (47%). Cuando se preguntaba sobre la decisión de tener hijos o hijas en una relación romántica con personas de otras religiones, nuevamente los musulmanes fueron los menos favorecidos en comparación con judíos, budistas, cristianos y ateos. Solo el 53% se sentiría cómodo si uno de sus hijos tuviera una relación sentimental con un musulmán.

Las posiciones más desfavorables hacia los musulmanes se encuentran en países de Europa del Este, precisamente donde residen menos, confirmando la teoría de que el racismo opera mediante una figura imaginaria “del otro” en lugar de una real.

Islamofobia en el Estado español

La islamofobia sigue presente en todo el espectro social y político: en la educación, en el acceso a la vivienda o a un empleo digno, en la securitización, en la libertad de movimiento y en el histórico incumplimiento del Acuerdo firmado entre el Estado español y la Comisión Islámica de España en 1992, que regula numerosos derechos religiosos de la vida cotidiana. Casi 30 años más tarde, se incumple la mayoría de estos derechos y la población musulmana trata de hacerlos efectivos de forma local y con dificultades. 2019 vuelve a estar marcado por un estado permanente de campaña electoral (dos elecciones generales y una municipal).

Con cada campaña se fue normalizando el discurso de odio y la instrumentalización de los colectivos protegidos, de tal forma que lo que era el discurso de la extrema derecha se ha ampliado hacia el centro y, en ocasiones, a sectores de la izquierda.

Según datos de UNICEF, España registró en 2018 la llegada de más de 6.000 niños, niñas y jóvenes no acompañados que llegaron por la frontera sur desde países del Magreb, fundamentalmente Marruecos y Argelia, entre otros. El discurso de odio instrumentaliza a estos menores (Menores Extranjeros No Acompañados), deshumanizándolos, demonizándolos y reduciéndoles a sus siglas (MENA), con las correspondientes consecuencias en forma de agresiones en la calle, en los puertos y en sus centros de acogida. El negacionismo del pasado andalusí y la manipulación histórica en forma de “Reconquista” siguen presentes en el imaginario colectivo y en los libros de texto, así como la extranjerización constante de generaciones de musulmanes. Las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla siguen en un estado de segregación importante, con cientos de menores sin escolarizar, además de no contar con fiscalías especializadas en discriminación y delitos de odio.

Resumen adicional

El informe de la Oficina Nacional de Crímenes de Odio de 2018 menciona un aumento general del 11,6% en los delitos de odio: de 1,598 denuncias, 69 están relacionadas con la religión (excepto el antisemitismo) y 524 con el racismo y la xenofobia. No hay estadísticas segregadas para los prejuicios antimusulmanes disponibles (a pesar de que recientemente se agregaron dos nuevas categorías: discriminación por enfermedad y edad).

El “Plan de acción de 2019 para combatir los delitos de odio” del Ministerio del Interior, incluye medidas contra el antigitanismo y la romafobia “tal como lo hace la Agencia de Derechos Fundamentales de la UE”. Siguiendo esta lógica, el plan también debe medir el prejuicio contra los musulmanes, pero no lo hace. Además de las recomendaciones de las instituciones europeas e internacionales, las organizaciones de la sociedad civil lo vuelven a recomendar anualmente. 

A pesar de lo expuesto anteriormente, a través de una monitorización no sistemática de algunas ONG y de la Oficina para la No Discriminación del Ayuntamiento de Barcelona, se han registrado: 148 incidentes, de los cuales 16 agresiones físicas (3 contra mujeres, 2 contra varones y 11 contra menores); 14 casos de vandalismo (4 contra mezquitas o centros culturales islámicos y 10 en otros espacios); 26 agresiones verbales o amenazas (9 contra mujeres, 9 contra menores y 8 contra varones); 68 incidentes discriminatorios (23 contra musulmanes en general, 23 contra mujeres, 8 contra menores y 14 contra varones). Los incidentes se cuentan por incidente y no por el número de víctimas. 

Menores no acompañados

En la sección de ataques físicos derivados de la retórica política, en 2019 hemos hablado de menores no acompañados y de las cadenas de ataques reiterados y programados contra los propios menores, así como en los centros de acogida en Madrid, Canet de Mar, Castelldefels, Masnou y Alhama de Murcia. En el puerto marítimo de Ceuta también se han dado numerosos ataques nocturnos con bates y piedras mientras los menores dormían. Sin embargo, rara vez se reconoce el componente de odio en estos casos, lo que demuestra que todavía queda mucho trabajo de sensibilización para las fuerzas de seguridad, así como fiscalías especializadas en delitos de odio en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.

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Comentarios
  1. El informe europeo sobre la islamofobia ha sido redactado por SETA, un centro de estudios cercano a Erdogan, quien mete en prisión a sus opositores y usa la religión islámica para ganar popularidad, al mismo tiempo que Turquía se hunde con la inflación pues ya se les ha acabado el petróleo de Daesh que vendían a buen precio.
    La extrema derecha ha encontrado en el islamismo un enemigo fácil, ya que los islamistas son más antijudíos que los neo-nazis, y son hoy la primera amenaza de esa minoría religiosa, por delante de la extrema derecha blanca.
    La islamofobia sirve para poner en el mismo saco toda crítica al islam político (autoritario, misógino y supremacista) y todo ataque contra individuos musulmanes. No tanto para defender la integridad física de la población musulmana en Europa, que ha sido victima de atentados terroristas islámicos en Niza y en Barcelona, sino para hacer avanzar una agenda política neo-fascista.
    Mientras tanto, ese islam político se olvida de hechos simples como que más de 10 países islámicos condenan a muerte a los apóstatas, que imanes han exportado la abalción genital femenina a países musulmanes no africanos, que quitarse el velo en Iran está prohibido, que las mujeres en Arabia Saudita no podían salir de casa sin un guardián masculino ni conducir, que hasta en la vecina Marruecos es un delito predicar otra religión que el Islam, y que el Islam es usado para justificar crímines contra las mujeres, la comunidad LGBTi, los ateos y agnósticos, y todo espíritu libre y crítico.
    No importa que quien intente reformar el Islam es amenazado de muerte por islamistas.
    No importa saber que el wahabismo es anterior a toda intervención colonialista occidental moderna en Arabia.
    No importa saber que han sido países islámicos los últimos en abolir la esclavitud, y sólo bajo presión occidental (maldito colonialismo).
    No importa que a mediados del Siglo XIX, el imperio otomano tenía una tasa de analfabetismo más alta que el más pobre y atrasado de los países de Europa Occidental.
    No importa que los únicos países ricos que admiten la poligamia sean musulmanes.
    No importa que el velo represente el «honor» de la familia y una moral sexual patriarcal y opresiva. Lo que importa a los pseudo-liberales es el acto de libertad de elegir un símbolo que representa la opresión, de la misma manera que uno podría elegir libremente un uniforme de las SS por mtu propio y sin presión familiar.
    No importa que no se pueda criticar el perfecto ejemplo del profeta Mahoma sin correr riesgo de muerte, aún cuando equiparar a una persona con la perfección es el equivalente de decir que Mahoma es Dios, y que por tanto todos los crímenes cometidos por Mahoma (ejecución de prisioneros y opositores, concubinato, esclavitud, poligamia, matrimonio infantil, matrimonio forzado, violencia doméstica) quedan autorizados únicamente si ejercidos por hombres musulmanes.
    Toda esa apología de la criminalidad queda apagada por un informe que equipara 16 agresiones físicas contra musulmanes a 300 asesinatos cometidos por terroristas musulmanes en España en nombre del Islam.

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