Sociedad
Salidas del armario y reacciones de ‘heteros‘
"Salir del armario, además de un ejercicio de psicología con uno mismo, es también un ejercicio de lucha por la igualdad", escribe el autor.
«A mí me parece perfecto, solo me chirría lo del anuncio». «A mí me da igual con quién se acueste». «Igual que un hetero no va diciendo por ahí que es hetero pues los gays tampoco». «Ya no hace falta anunciar nada». Estos son algunos de los comentarios de amigos y amigas, todos heteros, claro, en un grupo de WhatsApp al anuncio de Pablo Alborán en su Instagram.
Queridos, queridas. Cuando alguien da el paso, y como muy bien señala el cantante Pablo Alborán, no lo hace nada más que por él mismo. No os quiere informar de con quién se acuesta o dar detalles íntimos de su vida privada. Más que un anuncio, se trata de un ejercicio contigo mismo para romper, de una vez, años de mentiras, ocultación…
Salir del armario se sale cada día, en cada ámbito de tu vida. Y lo haces por ti, para poder sentirte, de una vez, libre. Y no es todo tan fácil como «pues que vaya a los Goya con su pareja y lo normalice«. ¿Tiene que esperar a ir a Los Goya o tener pareja para poder mostrarse tal y cómo es?
Es muy guay la fantasía de que todos somos iguales y que, al igual que los heteros no salen de ningún armario, las personas homosexuales tampoco tienen que salir. Las cosas no son así, amigos y amigas: básicamente porque, aunque se trata de lo mismo, de orientaciones sexuales, de dirección de deseo, la sociedad no lo trata igual. Y la sociedad no es la casa en la que nos hemos criado, en la que por muy libres que se hayan educado los niños y niñas, se enfrentarán fuera a un mundo en el que sigue existiendo la homofobia, odios y desconfianza a todo lo que sale de la regla general.
Salir del armario, además de un ejercicio de psicología con uno mismo, un algo simbólico para quitarte la máscara que alguna vez has tenido que llevar, es también un ejercicio de lucha por la igualdad, una opción a día de hoy tan necesaria como poder salir a pasear agarrado de la cintura de tu pareja. O darle un beso en la barra de un bar. Pero claro, a veces, casi que prefieres ponerte un cartel anunciando que eres LGTBI antes de que te den una hostia. Prefieres avisar de antemano de lo que hay, porque algunas reacciones a un simple beso son muy dolorosas.
Pongo aquí un ejemplo. Cuando eres pequeño y te empiezan a preguntar “¿tienes ya novio”, si eres niña, y “tienes ya novia” si eres niño?”. De por sí ya es algo bastante estúpido preguntarle algo así a un niño o una niña, pero cuando eres homosexual, la pregunta pesa demasiado. Te condiciona muchísimo. Por preguntas así, gotas y gotas a lo largo de la vida que llenan el vaso, es necesario el hecho simbólico de salir del armario. Porque se te prepara para mostrarte como hetero, no como homosexual o bisexual.
Por cierto, ¿a cuántas personas homosexuales, bisexuales, conocéis, en este caso famosas (política, deporte…) que hayan ido a un acto público con su pareja, cogidos de la mano, sin que previamente hayan salido públicamente del armario? Pues eso.