Cultura

Filmin, un videoclub pegado a la realidad

Filmin cumple 10 años desde que lanzara su modelo de suscripción. Hablamos con Juan Carlos Tous, socio cofundador y CEO de la empresa.

La película más vista de la historia de Filmin es Carmina o revienta, y la de este pandémico 2020 Entre la razón y la locura, sobre los orígenes del diccionario de Oxford. Es esta plataforma la que tiene documentales como el de la huelga que paralizó Vigo en 1972, el profundo I am not your negro o el corto sobre la represión sexual Dedicatoria a lo bestia. El sitio donde se alquilan Parásitos, Los miserables o Sorry we missed you.

Son hechos que sirven de punto de partida para comprender el fenómeno de una empresa que a veces no parece tal, sino un amigo apasionado y dealer de videoclub. Sobre todo en comparación con el frío algoritmo de translatlánticos como Netflix o HBO, con quien sin embargo comparten la política de no facilitar el número de suscriptores.

En plena desescalada de un confinamiento que nos ha postrado a casi todos en casa con el mando más cerca de lo habitual, Filmin cumple ahora mismo 10 años desde que lanzara su modelo de suscripción. Hablamos con Juan Carlos Tous, socio cofundador y CEO de la empresa.

¿Cómo nace Filmin a nivel empresarial, con qué apoyos materiales, económicos, contaba?

Lo que celebramos ahora son diez años desde que lanzamos la primera suscripción, pero Filmin nace en 2007 de una derivada de Cameo Media, una distribuidora que yo había fundado en 2002. Con Jaume Ripoll, entonces director editorial de Cameo Media, y José Antonio de Luna, ejecutivo de Sogecable, estábamos siempre hablando de que el futuro sería digital. Busqué la financiación y así fue, hablé con mis socios de Cameo, productores, distribuidores y exhibidores de cine, estaban los propietarios de los cines Renoir, El Deseo de los hermanos Almodóvar, Gerardo Herrero, Wanda Films, Gole y les convencí para invertir los recursos de Cameo en este proyecto, al que se sumaron otros distribuidores aportando dinero y contenidos, como la productora Vértigo y la distribuidora Avalon.

¿Cuántos trabajadores hay en Filmin? ¿Hay políticas de paridad de género o de límites de proporcionalidad entre los sueldos más altos y los más bajos?

Somos 27 personas. Hay paridad al 50%, aunque ahora hay bastante circulación de gente en prácticas o juniors. El talento para nosotros no es una condición de sexo, ni mucho menos. Para cada puesto definimos unas funciones que se tienen que cubrir, hablamos con una empresa de recruitment y fijamos un salario de acuerdo al mercado. Son salarios de mercado muy competitivos porque tenemos unas características en nuestros puestos que hacen que muchas veces sea difícil poder fichar a alguien porque no existen. A veces es más elevado alguien técnico que alguien más de marketing o de caracter administrativo, pero suele ser el mercado el que nos lo marca, y también a la hora de retener el talento.

¿Hay comité de empresa?

No, tenemos una relación entre nosotros fantástica, trabajamos de una forma muy coordinada. Para mí es muy satisfactorio ver cómo a estas alturas de junio llevamos desde el 12 de marzo trabajando cada uno en su casa con unos circuitos de comunicación, de seguimiento y de acompañamiento fabulosos y es la demostración de que tenemos un equipo completamente alineado con el proyecto.

¿Cómo se dividen porcentualmente los ingresos entre suscripciones y alquileres?

El 94 o 95% es suscripción.

A nivel económico, ¿ha incidido de manera positiva la cuarentena en la plataforma?

Lamentablemente este mes de abril ha sido el mejor de siempre, económicamente, no puedo decir que no. Ha sido un mes en el que hemos tenido un crecimiento a todos los niveles, de suscripciones, de tráfico, de títulos, también de inversiones para que la calidad estuviera garantizada, eso requiere contratar nuevos servidores. Ha sido un periodo de máximos, también en horas de trabajo del servicio técnico. El tráfico que tuvimos el primer fin de semana del confinamiento fue el doble respecto al anterior. Tristemente, porque el motivo no es para estar todos contentos, esta ha sido una época en la que Filmin ha experimentado un cambio. Ha habido un reconocimiento por parte de mucha gente que nos ha conocido ahora que ha tenido tiempo y los sucriptores han subido su media de películas vistas en un mes. Pero es muy triste que el motivo haya sido el confinamiento por culpa del maldito virus.

Con la crisis, ¿cuenta Filmin con que puedan llegar bajas en los próximos meses?

En la desescalada la gente ya no ha estado confinada las 24 horas del día y eso ha llevado a una menor necesidad de consumir productos audiovisuales. Es obvio que va a haber mucha más gente que ya no va a estar pendiente de oferta cinematográfica, o de libros o de música, somos conscientes. Pero nosotros nos hemos esforzado en hacer las cosas lo mejor posible, ofrecer el mejor catálogo en las mejores condiciones, hemos incluido festivales como el D’A, catálogos importantes, estrenos, todo encaminado a que esa gente que pudiera venir le agradase el producto de tal manera que a la hora de desconfinarse y de desuscribirse de alguna plataforma no fuese la de Filmin. Sabemos que va a haber bajas, y que va a haber intermitencia, de gente que se irá moviendo dependiendo del canal. Tú puedes estar muy feliz en una plataforma durante un tiempo pero de repente te apetece ver la temporada nueva que se emite en otra. Estamos convencidos de que hemos hecho muy buen trabajo como para que la gente siga con nosotros, que no dejamos de ser el complemento ideal. Filmin será una suscripción básica y esencial para muchos pero para otros es complementaria.

La empresa tributa en España. De hecho paga más del doble de impuestos que Netflix, cuyos ingresos declarados sumados a los de HBO son menores a los de Filmin.

Es una desventaja competitiva. Nuestro mercado es el de España y estamos sujetos a la fiscalidad de España. La fiscalidad española está muy clara, cuando empiezas un negocio sabes cuál es el marco. Nos sabe mal en el momento en que vemos que se hacen la foto desde un ministerio cuando desde otro ministerio están intentando poner una tasa Google para intentar cobrarles aquello que no dejan aquí en impuestos. Asistimos a esta incongruencia, pero no podemos hacer nada. Nosotros sabemos que las sociedades de derechos de autores tienen que cobrar su parte de impuestos por la reproducción de las obras y nosotros lo hacemos. Como cualquier empresa española que tiene unos beneficios y sobre ellos tiene que pagar, pagamos, evidentemente.

¿La comunicación en redes es fruto de muchas reuniones y planificación o tiene que ver con un equipo de communities especialmente inspirados?

Somos una plataforma 100% de redes sociales porque hemos nacido ahí, en los primeros años de Twitter, ahí hemos estado nosotros. Es una implantación muy paralela. Hemos estado desde el principio enfocados hacia ellas como herramienta de marketing porque entendíamos que era la herramienta orgánica a la que podíamos acudir sin músculo financiero. Nosotros nacimos con muy pocos recursos y todos los dedicábamos a los contenidos y al desarrollo tecnológico. Al principio nosotros llevábamos las redes turnándonos y luego la cosa se profesionalizó, pero siempre sabiendo que nuestro público está en las redes y que son las que nos tienen que ayudar a amplificar nuestra identidad. Paralelamente al equipo de community managers hay todo un equipo editorial de unas 14 personas que planifican todo. No se improvisa, está todo planificado. Cada semana hay reuniones, se ve qué pasa esa semana en la sociedad que se pueda convertir en un canal, en una colección. Hay muchísimo debate entre todos. Luego puede ser que ocurra algo, por ejemplo la muerte de Kirk Douglas, y tenemos gente buenísima como el director editorial Jaume Ripoll, socio fundador también, al que yo defino como un algoritmo con pies, cabeza y mucho corazón, que ese mismo día reacciona con un especial de Kirk Douglas que tenemos ni pasadas 24 horas.

También ha ocurrido con el confinamiento.

Sí, aquí cuando se decidió el confinamiento, dos días antes, cuando ya lo veíamos venir, tuvimos las reuniones para saber qué podíamos hacer en esa nueva situación social que se estaba presentando. De ahí salió el Canal Cuarentena. Una de las películas más vistas durante este periodo ha sido La ventana indiscreta.

Esas líneas argumentales son otra de las virtudes seguramente apreciadas por los suscriptores.

La curaduría.

Pegada a la realidad, sin disimular el conflicto. Algunas etiquetas son Racismo en USA, Cayetanos o Lucha de clases.

Entendemos que es nuestra razón de identidad. Creemos que a través del cine se pueden entender muchas de las cosas que pasan a nuestro alrededor. Sirve como ejemplo, como plataforma de aviso, entendemos el cine y los documentales así. Con la revuelta social en Estados Unidos, nosotros tenemos muchas películas que hablan de la discriminación hacia la raza negra o la reivindicación de activistas frente al sistema establecido. Detroit es como una foto de lo que está pasando. Estamos muy atentos a lo que está sucediendo en nuestra sociedad como para intentar, no te digo dar respuestas, pero sí ayudar a pensar.

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