Cultura

Pilar del Río: “Seremos libres si ejercemos nuestro poder cívico”

Entrevista a la periodista y presidenta de la Fundación José Saramago sobre el concepto libertad en estos días de confinamiento.

Pilar del Río. © FICG 26: MICHEL AMADO

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La literatura es un lugar al que siempre volvemos. Cuando empezó todo esto, corrimos a nuestras estanterías a buscar La Peste, de Albert Camus. Buscamos 1984, de George Orwell. Y buscamos, cómo no, Ensayo sobre la ceguera, de José Saramago. Quizá es buen momento también para leer, como adultos, La flor más grande del mundo, escrito por el Nobel portugués.

“Ese cuento lanza una pregunta: ¿y si los mayores tratáramos de aprender lo que venimos enseñando desde hace tanto tiempo? ¿En qué momento nos olvidamos de los valores y el respeto que nos debemos los unos a los otros? El respeto por la naturaleza, el deber de cuidado está ahí, en ese libro de una docena escasa de páginas”, reflexiona la periodista y presidenta de la Fundación José Saramago, Pilar del Río.

Antes de responder, una frase de la Carta Universal de los Deberes y Obligaciones de las Personas propuesta por el escritor: “Mientras los derechos resaltan la libertad, los deberes expresan la dignidad con la que se ejerce la libertad”. Del Río insiste: “La ciudadanía implica deberes. La Declaración de Deberes Humanos, simetría de la de Derechos, existe. Mi trabajo es difundirla como un instrumento más contra el liberticidio”.

¿Qué es para usted la libertad?

Un derecho fundamental, como la igualdad y la solidaridad. Insisto: igualdad y solidaridad junto a libertad. 

¿Cree que en esta pandemia estamos siendo todos igual de libres –o de no libres–? 

En esta pandemia hay quien se está dando cuenta de que hay valores por encima de los intereses. Y que esforzarse, trabajar por el bien común, compensa. Para disfrutar luego más. 

¿Seremos menos libres cuando acabe todo esto, si es que acaba de alguna forma?

No si seguimos ejerciendo nuestro poder cívico: el que hoy nos hace estar en casa y mañana salir a la calle en caso de que algún poder extraño y ajeno quiera conculcar derechos. La sanidad pública, por ejemplo.  

¿Le asusta que la seguridad se imponga a la libertad? ¿Ha sentido angustia en lo que llevamos de confinamiento?

No me asusta que la seguridad se imponga a la libertad, simplemente no lo permitiré. ¿Cómo? Votando. Ejerciendo mi poder. No quiero Estados policiales; quiero, sí, Estados responsables que expliquen argumentando y sin sacar fantasmas para dar miedo. El confinamiento lo llevo bien porque sé que estoy contribuyendo al bien común, aparte de a mi propia salud.

¿Qué papel debe ejercer el Estado en la libertad de todo ser humano? Hay mucha gente enamorada ahora mismo de Portugal…

El Estado debe garantizar la libertad de todos los ciudadanos ya sea en estado de emergencia o en la normalidad, así como el acceso a los bienes comunes de que los ciudadanos conscientes se han dotado y han dotado a la sociedad. De Portugal no te digo nada: desde la Revolución del 25 de Abril hasta ahora los portugueses dan ejemplos permanentemente. Otra cosa es que no los veamos. 

¿Nos acostumbramos a no ser libres con las políticas austericidas tras la crisis de 2008?

No nos acostumbramos. De hecho, se salió a las calles y la política en España cambió, pero el poder económico, ese que no nos representa porque no se presenta a las elecciones, trazó un modelo de ser ciudadano, que ahora volverán a proponer: nos quieren indiferentes, resignados o con miedo. Con ciudadanos así el sistema vive más cómodo y hace más negocios.

¿Nos cambiará el concepto de libertad esta pandemia o volveremos a nuestra individualidad?

Espero que hayamos reflexionado. Y que nuestros sentimientos se asienten en las reflexiones de los intelectuales de este tiempo, esas voces morales que estamos necesitando oír.

¿El ser humano ha sido libre alguna vez? Otro día hablamos de las mujeres…

Seres humanos libres en sociedades que esclavizan, puede ser, sí los hay. Seres humanos libres compartiendo techo con seres humanos no libres, como las mujeres, eso no lo veo. O con los pobres. O los diferentes… En fin, la libertad, sin la igualdad, me parece algo extraño. Por eso apuesto a que la libertad, junto a la igualdad y la fraternidad son derechos, bienes, que hay que conseguir ejerciéndolos cada día. No encuentro otra.

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Comentarios
  1. La autora, en respuesta a: «¿Le asusta que la seguridad se imponga a la libertad?» contesta: «No si seguimos ejerciendo nuestro poder cívico: el que hoy nos hace estar en casa y mañana salir a la calle en caso de que algún poder extraño y ajeno quiera conculcar derechos».
    Bueno, no es el poder cívico lo que hace que nos quedemos en casa, es el estado de alarma y la eliminación de los derechos fundamentales. En esta crisis, nuestro gobierno no ha apostado en ningún momento por dejar a las personas la mínima responsabilidad. Simplemente no se fían y gran parte de las medidas han ido en la línea del estado policial (usando incluso la ley mordaza) en vez de fomentar la responsabilidad. La mayoría de las medidas no tienen sentido sanitario: ¿qué sentido tiene que no se pueda salir a partir de las 23? ¿qué sentido ha tenido no poder cortar leña en el monte? ¿qué sentido tuvo decir que los niños no iban a salir a jugar si no solo a pasear?. Esto era para meter miedo y generar un estado de angustia en la ciudadanía. Se pohíbe todo lo que transmita relajación, tenga o no sentido sanitario. En cambio, a trabajar sí se podía ir.
    Es realmente alucinante que lo último que se nos vaya a «conceder» sea la libertad. La desescalada permitirá que antes de tener la libertad de movimientos, podamos ir a trabajar, ir a comprar comida, subirnos en transporte público lleno de gente, ver el fútbol por la tele, ir a museos… O sea, que todo lo productivo, para nuestros gobernantes, está por delante de la libertad.
    Lo más triste y preocupente de todo es que casi toda la población de izquierdas lo apoye sin fisuras. Ya no sé dónde quedó eso de «la gente».

  2. «Los cambios sociales hacia horizontes de mayor justicia social solo se han conseguido a lo largo de la historia de una manera: protestando. Cuando las personas que sufren una opresión específica se reúnen y expresan colectivamente sus malestares en el espacio público es cuando se conquistan derechos»
    (Pastora Filigrana, abogada y activista por los DDHH.)

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