Cultura
Días ajenos de Bob Pop | Me cuesta
Este Días ajenos fue publicado en LaMarea75, antes del coronavirus.
Me cuesta
acostarme solo y levantarme a mear o al despertarme.
Escribir a mano esto que estoy escribiendo y que ahora acabo de empezar a escribir con mi mano izquierda, con una letra en la que no me reconozco y ocupa más espacio que mi letra anterior, diestra.
Aprender a escribir a mano de nuevo; esta vez desde otro lado. Desde un espacio de apariencia infantil de fondo doloroso.
Me cuesta abrir paquetes de regalo o que me trae el mensajero.
Me cuesta saludar dando la mano. Aplaudir. Abrocharme el botón del puño izquierdo de las camisas (escribir bien las eses y las zetas también me está costando un poco).
Caminar. Levantarme del wáter. Aguantarme el pis. O pajearme. Colocar bien los puntos sobre las íes (y las jotas).
No puedo
cortarme las uñas de los pies ni de las manos.
Me cuesta
limpiarme el culo con papel higiénico después de cagar. O limpiarme las gafas. Subir y bajar de taxis.
No puedo
lavarme los pies en la ducha.
Me cuesta asumir que esta lista sea tan larga aunque me va bien para practicar mi escritura con la mano izquierda.
Me cuesta darme la vuelta en la cama y vestirme y desnudarme
y desnudarte y abrazarte.
Me cuesta comer con cuchillo y tenedor. Y teclear en el ordenador.
Me cuesta contar lo mal que me siento a veces. Y levantarme del sofá.
Me cuesta:
-servirme gel y champú
-cambiar de canal la tele
-sonarme los mocos
-ser un escritor así
-subir y bajar escaleras
-que me guste lo que escribo visto así de feo y así de nuevo.
Estar contento me cuesta. Y hacer planes de futuro. No abandonarme.
Pedir ayuda me cuesta un poco.
No puedo fregar la loza.
Me cuesta despegar adhesivos de las cosas. Abrocharme la correa del reloj.
Me cuesta empalmarme.
Me cuesta quitarme y ponerme las gafas. Y los anillos.
Me cuesta servirme bebida en un vaso. Abrir puertas. Subrayar. Firmar. Ponerme perfume. Y cremas. Abrocharme los cordones. Agacharme para recoger cosas del suelo. Rascarme. Levantarme de la silla.
Me cuesta subirme los pantalones y bajarme los jerséis. Sostener un libro abierto.
No puedo sentarme en el suelo.
No puedo bailar. Ni follar con desconocidos.
Me cuesta pelar frutas.