Sociedad
Del escaño al plató de televisión
Los casos de la expresidenta Cristina Cifuentes y el exdiputado de Ciudadanos Juan Carlos Girauta son los últimos ejemplos de estas particulares ‘puertas giratorias’
«Cristina Cifuentes debuta como tertuliana en El Programa de Ana Rosa«. “El exdiputado Juan Carlos Girauta, nuevo colaborador de Todo es mentira”. Apenas transcurrieron 48 horas entre estos dos titulares. El primero es del 19 de noviembre y el segundo, del 21. En estos dos días, dos exdirigentes políticos encontraron acomodo en dos cadenas de televisión diferentes, aunque pertenecientes al mismo grupo mediático: Mediaset. Siguiendo el símil con las empresas y la política, podríamos hablar también de puertas giratorias entre la política y los grupos de comunicación, que además, en este caso, cotiza en el IBEX 35.
Cristina Cifuentes abandonó su cargo como presidenta de la Comunidad de Madrid el 25 de abril de 2018 después del escándalo a raíz del máster obtenido por la Universidad Rey Juan Carlos y tras la difusión de un vídeo de 2011 en el que se veía a un vigilante de seguridad extraer dos botes de crema de su bolso.
Un año después de su dimisión, la que había sido un peso pesado en el PP de Madrid reapareció en el programa por el que después acabaría fichando. “Yo creo que ha llegado el momento. Llevo casi un año y medio callada escuchando todas las mentiras que se han dicho”, explicaba la expresidenta al comienzo de una entrevista que duró 45 minutos, y en la que aseguró que su intención era “aclarar algunas cosas”. Dos meses y medio después, Cristina Cifuentes se incorporaba al elenco de El programa de Ana Rosa, en Telecinco, no sin antes visitar Sálvame e incluso haber sido tentada a presentarlo, algo a lo que no cerró la puerta: “No digo que en un futuro lo haga, pero la semana que viene…”. Recientemente hemos conocido que la misma cadena le ofreció participar en el programa Supervivientes.
Juan Carlos Girauta, sin embargo, ha sido un alumno más aventajado a la hora de volver a encontrar trabajo después de perder su escaño en el Congreso tras la caída de Ciudadanos, que se dejó 47 escaños tras las elecciones generales del 10 de noviembre. Un día después, Girauta abandonaba la política, al igual que el presidente de su partido: “A mí no me interesa la política después de Albert Rivera”, dijo. A los diez días, el programa que conduce Risto Mejide en Cuatro anunciaba su fichaje. Pero hay un dato más: Girauta también se ha convertido esta temporada en colaborador de El Programa de Ana Rosa. Dos por uno.
Según Luis García Tojar, director de la sección departamental de Sociología Aplicada de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid, la televisión “es una especie de box de reparaciones para los que han quedado fuera de la carrera política y tienen intención de volver a ella. La visibilidad que otorga una presencia cotidiana en una tertulia es un valor mucho más importante que el trabajo dentro de un partido. Entonces me parece perfectamente natural que los políticos que se encuentran en situación de estancamiento se refugien en el lugar en el que se realiza la parte más importante del debate político de este país, que es la televisión”. La profesora de Estructura de la Información en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla Aurora Labio-Bernal cree que, en el caso de Cristina Cifuentes, esta presencia mediática “puede servirle para limpiar su imagen” o, en otros casos, para “proyectarse ante un público y posicionar productos como libros”.
Las de Girauta y Cifuentes no son las únicas caras políticas que podemos ver en la pequeña pantalla. En Todo es mentira también colabora de manera habitual Carolina Punset, eurodiputada de Ciudadanos entre 2016 y 2018, y Beatriz Talegón, exconcejala del PSOE que ha recorrido gran parte del espectro ideológico español; Ana Rosa Quintana, por su parte, también cuenta con José Manuel García Margallo, exministro de Asuntos Exteriores con Mariano Rajoy; Ramón Espinar, exsecretario general de Podemos Madrid, quien también ocupó escaño en la Asamblea de Madrid y en el Senado; y Juan Carlos Monedero, que, aunque fue uno de los fundadores de Podemos, nunca llegó a ocupar un puesto público.
La Sexta, a través del programa de Antonio García Ferreras principalmente, aunque también en otros, hace hueco a políticos como Manuel Cobos, exvicealcalde de Madrid por el PP, o Cristina Almeida, exsenadora y exdiputada, entre otros.
En la larga lista también están, entre otras, la exministra e histórica del PP Celia Villalobos y la exalcaldesa de Madrid Manuela Carmena. Villalobos es tertuliana del programa A partir de Hoy (TVE), presentado por el también, aunque breve, exministro Màxim Huerta en el primer gobierno de Pedro Sánchez. Carmena, por su parte, participa en Hora 25, de la Cadena SER, presentado por Pepa Bueno, donde imparte un Curso de Ética Política.
En la SER también tiene su espacio el socialista Eduardo Madina, que abandonó la política activa. “Madina, por ejemplo, es una figura que salió descabalgada de las primarias del PSOE, pero ahí se ha configurado como una de las firmas más importantes de la SER y está acumulando un capital mediático que, si quiere, puede intentar cambiar por capital político. Y no está claro que no quiera. Una de las mejores cosas que puede hacer un político que ha salido de la primera fila es refugiarse en la televisión –insiste García Tojar– porque ahí puedes decir cosas que dentro del partido no puedes decir, tienes más influencia y no tienes responsabilidad porque no tomas decisiones”.
Sin embargo, el profesor no cree que todos estos políticos usen la televisión para volver a ocupar un puesto en política: “Yo no creo que sea tanto la voluntad de ocupar un cargo como la voluntad de influir. Lo que quieren es configurarse como opiniones influyentes, ya sea para volver a la política, que en el caso de Girauta no lo descartaría, o para acumular un capital de prestigio mediático que les convierta en personalidades con una opinión política importante, que es el bien más preciado de un político retirado, ser una fuente legítima por encima del partidismo”, explica. Labio-Bernal también señala: “No podemos obviar que estamos en una sociedad del espectáculo y hay determinados políticos que han jugado con estas reglas y ahora vienen muy bien para las tertulias. Dicho de otra forma: Cifuentes y Girauta dan juego”. Y añade: “Quizá me equivoque, pero creo que no tardaremos en ver a Albert Rivera en la televisión”.
A excepción de los exministros José Manuel García Margallo y Màxim Huerta, el resto no han necesitado una autorización por parte de la Oficina de Conflictos de Intereses (OCI) por no tratarse de Altos Cargos. Ni siquiera Cristina Cifuentes y Manuela Carmena han tenido que ‘pedir permiso’, aunque de haberlo tenido que solicitar, lo habrían obtenido, ya que la OCI aprueba prácticamente la totalidad de las solicitudes que recibe. El profesor García Tojar cree que estas personas no habrían podido acabar en la televisión “si no fuese gracias al capital político acumulado durante su trayectoria”: “Yo creo que hay que empezar a considerar este tipo de salidas como puertas giratorias, y no es que haya que prohibirlas sino dar cuenta en la importancia del fenómeno”.
Unas puertas giratorias muy particulares puesto que lo tradicional es que la clase política acabe sentada en los consejos de administración de las grandes compañías, donde los sueldos son mucho mayores. La profesora Aurora Labio-Bernal afirma: “No todos los políticos son del mismo rango”: “Cifuentes posiblemente no pueda ir al consejo de administración de Telefónica o de Iberdrola, ni Girauta. Ahí van los políticos de primera división. Y, con todos los respetos, estos son políticos de segunda división que sí pueden estar en la arena mediática”.
Otros tertulianos, sin embargo, compaginan la carrera política con la mediática. Hay varios ejemplos aquí, como el de Antonio Miguel Carmona, exconcejal del Ayuntamiento de Madrid y candidato a la alcaldía de la ciudad, un habitual de La Sexta, donde suele coincidir con Gaspar Llamazares, antiguo coordinador general de Izquierda Unida y ahora secretario general de Actúa.
Y de tertulianos a políticos
Una puerta giratoria te permite salir, pero también entrar. Salir de la política o entrar en ella. El caso probablemente más conocido de tertuliano reconvertido en político es el de Pablo Iglesias. El ahora líder de Unidas Podemos se dio a conocer en La Sexta Noche, transformó su capital mediático en capital político y fundó un partido. Cristina Seguí se decantó por la extrema derecha de Vox. Pablo Montesinos, por ejemplo, dedicó parte de su carrera a informar sobre el PP en Libertad Digital, además de ser uno de los habituales en las tertulias de La Sexta. En las elecciones del 28-A fue fichado por Pablo Casado, logró escaño en el Congreso y fue nombrado vicesecretario de Comunicación del PP.
“En las democracias mediatizadas contemporáneas, quien quiere hacer carrera política tiene que pasar antes o después por la televisión y por este tipo de tertulias. Al final es un trampolín para gente que quiere hacer carrera política”, explica Luis García Tojar a La Marea. “Se ha invertido la relación entre instituciones políticas e instituciones mediáticas y, en mi opinión, las segundas han subordinado a las primeras”.
A la democracia aún se la espera.
No autoengañarse ni engañar.
Hay políticxs que están en política, como reconoció Zaplana, para forrarse, y hay políticxs con dignidad, que hacen política para cambiar las cosas.
Estos, actualmente ya son una rareza, una especie en extinción.
SÁNCHEZ GORDILLO – MARINLEDA – JULIO ANGUITA – EXTREMA HONRADEZ –
Oirlos reconforta y te devuelven la fé en el ser humano y la esperanza de que otro mundo será posible.
https://www.youtube.com/watch?v=eMT1jTg9oxk
Estimado colega Dani, me encantó tu reportaje. Hace varias semanas que veo el renacimiento de políticos fracasados, quienes ahora se dedican a opinar sobre sí mismos, sobre lo terrenal y lo divino y que me obligan a cambiar el dial de la radio o practicar zapping hasta el abandono. Como con la gran mayoría de los «comentadores» estrellas de tribunas televisivas -mañana, tarde, noche y findes- me pregunto cómo hacen para saber de todo, para hablar al mismo tiempo -y gritar- y ser tan inflexibles en sus opiniones. Yo los llamo «opinadores». A veces, me arrancan una carcajada, ero, en general, me aburren mucho por sus
repeticiones monotemáticas y me hacen añorar aquellos tan interesantes, profundos y plácidos debates que dirigía los sábados por RTVE1 el inefable periodista de la pipa, don Balbín. Muchas gracias pr tu nota, colega. Leo La Marea habitualmente por sus contenidos y profesionalidad