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Material usado

"La mayoría de argumentos que la ultraderecha pone sobre la mesa ya se usaron en Estados Unidos en los 70 y 80. Y funcionaron", reflexiona Jorge Dioni.

Santiago Abascal y Javier Ortega Smith, tras conocer los resultados del 28-A. REUTERS / SUSANA VERA

La comprobación de datos no funciona para detener la extensión de las mentiras políticas. Nunca lo ha hecho. Es una tarea inútil y poco agradecida. Es una tarea sisificante. No es que la verdad de los datos palidezca ante la Verdad inmutable, como suelen contar los religiosos de altares o banderas, sino que la información no puede hacer nada frente a una buena historia. Es una frase de El hombre que mató a Liberty Valance, que Eduard Punset desarrolló en varios programas de Redes, y que nunca se ha explicado mejor que en Inside Out.

En el viaje que Alegría y Tristeza hacen por el cerebro vemos unas estanterías llenas de bolas grises que periódicamente se vacían. Esa es la información. Ouagadugu es la capital de Burkina Faso, que antes se llamaba Alto Volta; Iriondo, Venancio, Zarra, Panizo y Gainza; los niveles de delincuencia en España descendieron durante los años en los que aumentó exponencialmente la población extranjera en España. En el centro de control, Alegría y Tristeza viven con las otras emociones y se encargan de recibir y cuidar unas bolas con pequeñas escenas que ellos colorean para transformarlas en los recuerdos fundamentales que sustentan la personalidad: la canción que bailabas con tu mejor amiga en el patio; el triple de Herreros en Vitoria o cuando un tipo que no conocías se sentó a tu lado en el autobús nocturno.

Bolas grises en estanterías frente a bolas de colores en el centro de control. Es una lucha desigual, algo que el marketing sabe desde hace tiempo. Y también, la política. Todo el material que nos llega es basura reciclada. La mayoría de argumentos que la ultraderecha pone sobre la mesa ya se usaron en Estados Unidos en los 70 y 80. Y funcionaron. Es una lluvia fina que se dirige a las bolas de colores. Activa emociones. La principal, el miedo. ¿Qué pide el miedo? ¿Datos sobre inseguridad ciudadana? No. El miedo pide protección: familia, policía, castigo, muro, alarma, etc.

En el discurso republicano, el papel del inmigrante que se queda con la vivienda pública, colapsa los servicios médicos y se queda con todas las ayudas sociales para comprarse televisores era representado por la madre soltera negra, una mujer joven y despreocupada que no se responsabilizaba de su vida porque sabía que papá Estado iba a cuidar de ella incondicionalmente, despreciando a los buenos americanos, la mayoría silenciosa, concepto introducido en los 60 por Richard Nixon y que, en los 80, se transformó en la mayoría moral. La realidad era otra, pero el mensaje cumplió su objetivo: buscar un enemigo concreto y conocido a la persona cabreada por la crisis del petróleo.

Esa madre soltera negra tenía hijos que, por su despreocupación, a pesar de llevarse todas las ayudas escolares, se metían en bandas que atemorizaban las calles. Robaban, violaban y mataban despreocupadamente porque la ley y la burocracia, el sistema democrático, en definitiva, estaban de su lado. Salían igual que entraban. Eso, aunque no era cierto, sí se mostraba. Las películas de justicieros, Bronson, Norris y Eastwood, ofrecían esa idea. Era necesario un héroe solitario que se enfrentase no solo a esos jóvenes incontrolados, sino a ese Estado débil, comprensivo y dialogante, producto de la laxitud demócrata, el buenismo, la contracultura y el libertinaje. Desde hace unos años, las series de policías ya no se centran tanto en descubrir al culpable, sino en buscar las pruebas para que los jueces no lo dejen libre.

El libro Punishment in Popular Culture, una antología editado por la Universidad de Nueva York, recoge esta idea y va un paso más allá al señalar que, detrás de estos personajes, estaba el deseo de cauterizar la herida de la guerra de Vietnam: perdimos por las leyes, por el movimiento pacifista, por la desconfianza de los soldados, por la escasa implicación de los ciudadanos. Según la tesis del libro, la posterior hipermasculinización y militarización del cine respondía a la proyección del hombre que queremos ser y el que debíamos haber sido para ganar aquella maldita guerra. Perdimos porque éramos débiles.

El libro también sostiene cómo esa imagen de laxitud fue la base ideológica del punitivismo posterior que, evidentemente, fomentó aún más la desigualdad y la marginación. Si las faltas pasan a delitos o si los leves pasan a graves o si existen tasas de acceso a la justicia, el efecto suele ser sacar de la sociedad a esas personas. Sobre todo, si no hay estructuras de integración posterior o recursos de rehabilitación en las cárceles que, según ese discurso, son poco menos que hoteles.

La exclusión suele producirse antes porque el punitivismo también se traslada a la legislación social, que deja de ser inclusiva y se convierte en disciplinante: la necesidad de estar limpio para no quedarse fuera. Es decir, el estado del bienestar deja de ser un sistema cohesionador e integrador para convertirse en una serie de recursos por los que diversos colectivos, o incluso los individuos, tienen que luchar horizontalmente. La ultraderecha no lo tiene difícil porque esta idea ya lleva décadas circulando. Aznar y Aguirre también importaron material usado.

No sirve de nada, por ejemplo, recordar los beneficios económicos y culturales de las migraciones. Las bolas negras no pueden con las bolas de colores. Si los informativos están durante décadas llenando sus programas con sucesos e inmigración es casi imposible desligar estos conceptos porque las neuronas que se activan juntas se conectan (en inglés suena mejor: neurons that fire together, wire together). No se pueden combatir emociones como el miedo provocado por los sucesos o la ira de las víctimas con bolitas negras de información sobre los niveles de delincuencia. Un testimonio puede con un porcentaje. Es matar cañonazos con moscas.

Sobre todo, cuando el miedo ya inunda casi todos los espacios de la vida porque no hay nada fijo, nada seguro. El futuro, si es que tal cosa existe, nos manda mensajes cada día diciendo que no somos necesarios. La ficción en la que se sustentaba nuestra sociedad, el progreso, el bienestar, el ascensor social, se está disolviendo y, cuando el relato colectivo no funciona aparecen el miedo y la ira. Ante la desesperanza, tener claro el grupo al que uno pertenece y a quién debe echar la culpa es una inyección de adrenalina. El odio horizontal descarga la rabia que, hacia arriba, se vuelve indeterminada. Arriba, donde nos dice que está la gente que se lo merece. Arriba, donde está la gente que lanza esos discursos.

Por eso, sin prescindir de las bolas negras, necesitamos bolas de colores. Necesitamos ficciones que desarticulen esas conexiones espontáneas, que nos hagan sentir parte de otros grupos, que nos expliquen quiénes somos y el mundo en el que vivimos, que no es el infierno en el que patrullaba Charles Bronson, donde bandas organizadas robaban y violaban todos los días a cualquiera que pasara por la calle. Necesitamos menos ficciones introspectivas y más realidad. En los doce años que llevamos de crisis, apenas hay una decena de libros y películas que reflejen el tema, algo que ha cambiado todas nuestras vidas. La próxima crisis llegará sin que nos hayamos narrado esta.

Necesitamos bolas de colores para vernos ahí dentro porque la mayor capacidad de las narraciones es crear comunidad, situarnos en el lugar del otro. Perdón por mi ignorancia, pero la única patera que he visto en una pantalla ha sido en Years & years. Perdón de nuevo por mi ignorancia, pero creo que hubo más películas sobre inmigración en los noventa (Bwana, Flores de otro mundo, Las cartas de Alou).  Necesitamos ver a todas esas personas en pantalla para darnos cuenta de que no hay nada más cobarde que poner en la diana a gente que no tiene nada, que está sola. Y que podemos ser nosotros cualquier día. En cuanto manden ellos.

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Comentarios
  1. COMUNICADO en DEFENSA DE LA MEMORIA DE LAS 13 ROSAS Y LAS VICTIMAS DEL REGIMEN FRANQUISTA.
    Sabemos que no hay que dar pabulo a las declaraciónes de esos partidos franquistas que parece que esten en auge en nuestro pais y el resto de Europa.
    Pero tampoco hay que dejar pasar esas declaraciones infamantes y calumniosas. Tergiversando la verdad y la historia.
    Te animamos a que te adhieras al cumunicado que han impulsado, El Centro Cultural 13 rosas, La Asociación Marcos Ana, la Asociación Foro por la Memoria Democratica y la Fundación Domingo Malagón.

    Condenamos las palabras infamantes que el secretario general de Vox realizó contra las 13 Rosas en una entrevista en la televisión pública emitida el viernes 4 de octubre. Quedando acreditado por la historia que las 13 Rosas fueron ejecutadas de forma criminal por la dictadura, sus declaraciones obedecen única y exclusivamente a la base ideológica franquista que profesa pretendiendo así ensuciar la heroica historia de la Resistencia Antifranquista. No debemos tolerar declaraciones construidas con infamia y exaltación a los valores de odio y de violencia, ya no sólo contra las 13 jóvenes fusiladas en agosto de 1939 en Madrid, sino contra una ciudadanía indefensa que no puede acudir libremente, por ejemplo, a una sala de cine por posible escrache de organizaciones de extrema derecha ante exhibiciones que no les son favorables o simplemente simpáticas. Esta nueva oleada de ataques a las víctimas de la represión franquista y a cualquier acto o intención de reparación de su memoria tiene que ser contestada institucionalmente como requisito indispensable de la normalidad democrática. En cualquier país europeo de nuestro entorno azotado por una dictadura, como el nuestro, u ocupados por el nazi-fascismo, un cargo público hubiera sido cesado de sus funciones al instante mismo de pronunciar difamaciones como las realizadas por esta persona. Las personas y entidades abajo firmantes exigimos que se pueda seguir trabajando por el conocimiento de la verdad de lo acontecido durante la guerra en España y la posterior dictadura, por los derechos de las víctimas y la anulación de las sentencias emitidas por los tribunales franquistas, reclamamos la rectificación inmediata de las mencionadas manifestaciones, además de su inhabilitación para el ejercicio de cargo público. Recordamos una vez más, que corresponde al Estado, conforme a las recomendaciones de las Naciones Unidas y a los Tratados Internacionales, asumir la Verdad, Justicia y Reparación con todas las víctimas de la Resistencia. Iniciaremos las acciones legales consecuentes que permitan la reparación a sus familias y posibiliten que hechos como los ocurridos tengan sanción y no queden sin respuesta bajo un manto de impunidad.
    Madrid, 10 de octubre de 2019
    https://13rosas.memoriademocratica.es/lista-de-adhesiones/

  2. El último informe de Oxfam dice que los jefes de empresas españolas que cotizan en Bolsa cobran 123 veces más que un trabajador medio de su plantilla.
    Por otra parte, los entendidos dicen que comida sobra en el mundo; pero las multinacionales agroindustriales están especulando con los alimentos.
    Parece ser que sobra comida y dinero en el mundo, el problema es que hay mucho h. de p. que lo quiere todo para él y mucho gili que le permitimos que se lo quede.
    La mejor solución a la inmigración pasa por exigir a nuestros gobiernos que en lugar de aumentar continuamente los presupuestos de defensa a la OTAN, global nº 1 organización terrorista, salgamos de inmediato de esta organización terrorista y esos ingresos, y tambien los once mil millones de euros anuales que le regalamos a la iglesia, se utilicen en proyectos de desarrollo en los pueblos empobrecidos por el cambio climático o por las guerras y despojos producidos por el terrorismo de la dictadura del capital.

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