Sociedad
La mirada de José Ovejero | Deseo de ser zombi
"Ningún otro icono contemporáneo del terror continúa mejor la tradición en la que se acercan los vivos y los muertos".
Ya casi estamos en Halloween. He ayudado alguna vez a mis nietos a disfrazarse de conde Drácula, de monstruo de Frankenstein, de La Momia –nuestra cultura del más allá es hoy sobre todo cinematográfica–, y después viene siempre ese momento en el que al terminar la sesión de maquillaje se miran al espejo. El entusiasmo, la extrañeza y un casi escalofrío, todo a un tiempo. Producir miedo para no sentir el miedo. La alegría de que sean otros los que se asustan.
Yo hace décadas que no me disfrazo de nada. Pero si lo hiciese otra vez, iría de zombi. Ningún otro icono contemporáneo del terror continúa mejor la tradición en la que se acercan los vivos y los muertos. Aunque hay quien se queja de que las tradiciones del Día de difuntos hayan sido desplazadas por este producto supuestamente traído de la cultura anglosajona, estamos ante un acto de justicia poética. En realidad se trataba de una tradición celta que se apropiaron y modificaron los cristianos, como hicieron con tantas fiestas paganas. Y aunque la celebración fuera una manera de honrar a los muertos, alguno acababa saliéndose de la tumba para aterrorizar a los vivos. Ser zombi significa haber muerto ya y por tanto no temer a la muerte. Dicen los chistosos que Jesucristo fue el primer zombi ilustre. El Cid no fue más que un mal imitador. Y Franco –ya, no podía faltar la alusión– solo revive encarnado en otros seres tan necrófilos como él.
Lo que me gusta de Halloween es que, al contrario que la celebración cristiana, no tiene nada de solemne o moralizante. Es una fiesta lúdica. Decidido: si me vuelvo a disfrazar será de zombi. Morderé cuellos y tibias. Intentaré sentir lo que es estar vivo estando muerto. Aunque luego tenga que quitarme el maquillaje, recuperar mi paso normal y volver a ser consciente de que cada vez me quedan menos Halloweens por delante. Como a vosotros, por cierto. Feliz Halloween.
No es necesario que te disfraces, José, de zombi.
Si ya casi nos hemos convertido en muertos vivientes todos. O casi todos.
Cada vez tenemos menos autonomía sobre nosotros mismos, cada vez más autómatas, robots, callaos, aborregaos, manipulaos….