Sociedad
Catalunya a la espera
"Se suceden los cánticos, pero hay poca energía: el independentismo no ha perdido fuelle (es más, con las detenciones de los CDRs en Sabadell parece que la gente vuelve a estar dispuesta a salir a la calle), pero se respira una calma tensa. La espera. Los independentistas se reservan las energías para cuando salga la sentencia del Procés", escribe la autora de esta crónica sobre el 1O en Barcelona.
Amanece en Barcelona. Han pasado dos años de la votación del referéndum y de las cargas policiales que ocuparon las portadas de medios de comunicación de todo el mundo. Ya no hay nervios, pero sí expectación, rabia (en algunos casos) y cansancio (también en algunos casos). Se espera una sentencia. La sentencia. Se espera una respuesta. ¿Unitaria? No se sabe. Mientras, decenas de miles de personas continúan intentando hacer sus vidas al margen de la política. Al margen del 10N, de las acusaciones cruzadas y la violencia contenida en los discursos que llegan desde todos lados.
En els Jardins de la Sedeta, cerca de una Sagrada Familia, como siempre, abarrotada de turistas con las carteras y los móviles demasiado a la vista, fácil blanco, se comenta que hay un acto convocado por Òmnium Cultural, la ANC, la CUP, JxCat y ERC. Hay entre 40 y 50 personas, la mayoría de la tercera edad. Lazos, alguna camiseta, alguna bandera. Poca historia. El acto es poco emotivo, casi medio lúgubre, si no fuera porque en Barcelona el cielo luce despejado y hace un calor que recuerda a una incipiente primavera que en realidad no es. Se habla de una respuesta unitaria, justa y masiva. David Fernández, exdiputado de la CUP, anima a una lucha no violenta y a una desobediencia civil pacífica.
El silencio y un tenue desasosiego se apodera del acto.
Canutazo y todo el mundo a comer.
Son las siete y en la ANC, que ha convocado una manifestación en Plaza Catalunya, no esperan más de mil o dos mil manifestantes. “La gente se está reservando para la sentencia”, comenta una asistente a otra. Las diferentes carpas con merchandising hacen el agosto: pines, camisetas, banderas, chapas, imanes, llaveros. Los turistas pasan, miran y hacen alguna foto. Una pareja de japoneses se mira con cara de no entender nada.
Se empiezan a oír los cánticos habituales: l’únic terrorista és aquest estat feixista, 1 d’octubre ni oblit ni perdó, visca la terra lliure, llibertat presos polítics, independencia, els carrers serán sempre nostres, fora les forces d’ocupació. Un hiperventilado dice algo de ETA y de Sánchez (no Jordi, Pedro), pero es uno. Por suerte.
La manifestación avanza, y como pequeñas hormiguitas, recién salidos del trabajo, cada vez más manifestantes se unen a la marcha. Sube por Passeig de Gràcia y se dirige hacia el Institut Balmes, en Pau Claris, uno de los centros donde hubo más violencia policial hace un par de años. Las cargas allí se vieron en todo el mundo. Antes, sin embargo, un par de paradas obligatorias: la sede de la Comisión Europea, en el mismo Passeig de Gràcia y delante de la magnífica e imponente La Pedrera; y la Delegación del Gobierno de España en Cataluña, en calle Mallorca, esta última, bien custodiada por los Mossos de Esquadra. Ya no son la nostra policia: ahora son blanco de silbidos e insultos. También son forces d’ocupació.
El neón azul siempre trae malos augurios.
El helicóptero de los Mossos, al que los barceloneses ya se han acostumbrado y, bien sea dicho de paso, al que detestan, vuela tan bajo que resulta casi imposible escuchar los parlamentos con claridad. ¿Qué se ha dicho? Rebobinemos. ¡Vaga, vaga!, se oye. La Intersindical-CSC y la Intersindical Alternativa de Catalunya (IAC) ya han registrado en el Departament de Treball un preaviso de huelga general para el viernes 11 de octubre. CCOO y UGT apuestan por una respuesta más transversal. En pocos días sabremos.
A la llegada a l’Institut Balmes, un grito irrumpe: Unitat! Este es posiblemente el deseo de la gran mayoría independentista: una reacción unitaria a la sentencia: ir todos a una para demostrar al Estado español que no hay fracturas (aunque sí las haya y sean evidentes). Allí, dos ancianas captan todos los focos: están encaramadas a una especia de tarima y sujetan una bandera que pide la libertad de los presos políticos. Son las tietes del Procés. Los periodistas bromean con ellas: “sembleu les Teresines” y ellas, contentas por ser el centro de atención, ríen y se dejan fotografiar. “Ai, nen, jo no sóc gens fotogènica. Pobres els papes, si ho veiéssin, ai pobres!” “Estoy donde las Teresinas”, comenta un cámara por teléfono (posiblemente a su compañero redactor).
Llega la hora de Els Segadors y la solemnidad se hace presente. El helicóptero continúa sobrevolando. “Enviaré les fotos al Sargentos”, dice una mujer de mediana edad a otra. Habla de un grupo de Whatasapp. Se suceden los cánticos, pero hay poca energía: el independentismo no ha perdido fuelle (es más, con las detenciones de los CDR en Sabadell parece que la gente vuelve a estar dispuesta a salir a la calle), pero se respira una calma tensa. La espera. Los independentistas se reservan las energías para cuando salga la sentencia del Procés.
Llega la hora de los directos y una multitud empieza a cantar el prensa española manipuladora, un clásico del independentismo. La Sexta, Telecinco, Televisión Española y todo lo que no lleve el logo de TV3, Betevé o ETB se mira de reojo. Una multitud rodea, grita y agrede (porque sí, porque 50 personas gritando a pleno pulmón a dos centímetros de alguien es agresión) a Laila Jiménez, la redactora de Informativos Telecinco. Cómo termina la historia lo habrán visto en los periódicos de hoy. O en las redes. ¿Aún hay gente que lea periódicos?
Son casi las diez de la noche y los manifestantes se empiezan a dispersar. Pasan un par de Brimos, la gente silba y les increpa. La tensión es evidente y los de azul se preparan para los días que vienen. La polémica del gas pimienta, por la cual se ha destituido a la responsable de comunicación del Departament de Interior, (dio a conocer a los medios de comunicación que de cara a las manifestaciones de octubre los Mossos d’Esquadra se planteaban usar el gas pimienta como método de dispersión) los ha puesto en el punto de mira. Ya no son bienvenidos y las imágenes de ellos sujetando las urnas y siendo aplaudidos por un corrillo de gente han pasado a la historia. Así es la fama, un día estás en lo más alto… Y al otro…
Se entonan unos últimos Segadors y la gente se despide, posiblemente no se verán de nuevo las caras hasta la manifestación por la sentencia del Procés. Llegarán a casa y preparan algo para cenar, mirará las noticias y se irán a dormir. El 1 de octubre ya ha terminado. Ahora queda continuar esperando.
Represión a diestro y siniestro:
La derecha PP, Ciudadanos y Vox con el apoyo del PSOE, califica de “vergüenza” y “falsedad” que en Uesca se hable aragonés y solicita la retirada de los carteles y la abolición de la proclamación de Uesca como zona de utilización histórica del aragonés.
CHA mostró su preocupación por el “evidente giro a la derecha y antiaragonés” del Equipo de Gobierno municipal (PSOE) y del Ayuntamiento de Uesca “en su conjunto”.
APOYO AL MANIFIESTO DE LA PLATAFORMA CHARRAMOS ARAGONES:
https://arainfo.org/masivo-apoyo-al-manifiesto-de-la-plataforma-charramos-aragones/
LA AUTODETERMINACION NO ES DELITO.
No estáis solxs luchadorxs en defensa de los derechos y las libertades de los pueblos.
Hijxs despiertxs de otros pueblos del Estado español estamos con vosotrxs.
https://www.ara.cat/politica/manifestacio-Madrid-contra-Proces-directe_3_2198210160.html