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Fairbnb, una alternativa turística sostenible
Se trata de una cooperativa impulsada por personas de diferentes ciudades europeas que busca contribuir a la oferta de alojamientos vacacionales de una forma más sostenible y que tenga en cuenta a quienes habitan las ciudades.
En los últimos años, el modelo AirBnB se ha ido expandiendo a la vez que los vecindarios reclaman el control y la regulación de los pisos turísticos. Se quejan de la expulsión de sus barrios –sobre todo los más céntricos–, la subida de los alquileres y la transformación de las zonas que habitan en beneficio del turismo de masas. La situación es ya insostenible en ciudades como Barcelona o Venecia, y la alcaldesa de París acaba de anunciar que quiere prohibir estos alquileres en algunos barrios de la capital francesa. En Venecia, por ejemplo, se ha pasado de 5.000 alquileres activos en AirBnB en 2016 a los más de 10.600 que hay ahora, según cifras del portal AirDNA.
En medio de este panorama, surge una alternativa: FairBnB, una cooperativa impulsada por personas de diferentes ciudades europeas que busca contribuir a la oferta de alojamientos vacacionales de una forma más sostenible y que tenga en cuenta a quienes habitan las ciudades. Esta es una de las características principales que les diferencian de otras plataformas de alquiler. “Buscamos un impacto positivo en las comunidades”, explica Jonathan Reyes, arquitecto urbanista y uno de los fundadores de FairBnB, que se encargará de implementar este modelo en Valencia. Para lograrlo, una de las medidas consiste en una comisión del 15% que se carga únicamente a quien viaja y cuya mitad se destina a proyectos culturales, sociales o comunitarios en el lugar de destino.
En esta línea y con el fin de “devolver la soberanía sobre el modelo turístico a las comunidades locales”, cuenta Reyes, en ciudades como Venecia se quiere ofrecer solo propiedades de residentes en la ciudad, “cansados de inversores que tienen allí muchas propiedades en alquiler en AirBnB a pesar de no haber pisado nunca Venecia o sin que les preocupe el impacto que eso pueda tener”.
Este turismo gestionado por quienes residen en las ciudades se lleva a cabo a través de nodos locales: “Comunidades de vecinos, proyectos sociales, ciudadanía en general y también una conexión con la administración local. Esta comunidad tiene dos misiones clave: conocer muy bien la normativa local pero también proponer políticas adicionales a las que ya existen o crear unas nuevas con nuestro apoyo si no existen. Esto es importante para devolver la soberanía del turismo a las comunidades locales”, insiste el cofundador. Además, pretenden crecer no de una forma competitiva sino conectando con agentes locales que trabajan en torno al turismo y comparten sus valores. «Hay un empoderamiento y enriquecimiento mutuo”, añade.
Además de la implicación de la ciudadanía, desde FairBnb destacan valores como la transparencia y la legalidad, con el fin de evitar las empresas de pisos y los multipropietarios. También la copropiedad y la cogobernanza. “Una de las principales razones por las que somos una cooperativa es porque no queremos ser comprados, queremos ser independientes”, resume Reyes.
El lanzamiento de la primera versión de la plataforma (fairbnb.coop) funcionará, por el momento, en cinco ciudades piloto: Amsterdam, Barcelona, Bolonia, Valencia y Venecia. Y, en este sentido, se muestran optimistas. «Hay muchas personas que nos escriben diciendo que nos estaban esperando, tanto propietarios como viajeros”, explica Reyes.
interesante tema poder llegar a concretar estas iniciativas aqui en nuestra América Latina
Loable iniciativa por partida triple: económica, ambiental y cooperativistas éticos como alternativa a especuladores sin escrúpulos.