Sociedad
Brenda Navarro, escritora: “El neoliberalismo nos está deshumanizando”
Brenda Navarro profundiza a través de la ficción en las desigualdades que existen entre mujeres y hombres en ámbitos tan diferentes como las relaciones personales, las económicas o en el cuidado de los hijos
Con acento / PorCausa.org // Un niño de tres años juega en un parque mientras su madre espera en un banco. En un momento de descuido, el pequeño desaparece de su vista mientras ella está mandando un mensaje al móvil. Este es el poderoso arranque de Casas vacías (Kaja Negra, 2018). En él, la escritora mexicana Brenda Navarro se pregunta sobre qué “podría estar sintiendo una madre, una hermana, una abuela, en el momento en el que se da cuenta que hay alguien que debería de estar teniendo una vida y simplemente deja de estar”. En México han desaparecido más de 37.000 personas desde que Felipe Calderón declaró su famosa “guerra contra las drogas”, dejando tras de sí una espiral de violencia cotidiana desde el lejano 2006. Las fuerzas de seguridad del Estado ocupan cada vez más esferas de la vida pública mientras no cesan los desapariciones y la mayoría de denuncias de los allegados quedan sin investigarse adecuadamente.
El libro Casas Vacías, su primera novela, es una dedicatoria a todas esas mujeres que en el continente latinoamericano han tenido la fuerza de buscar a sus familiares y denunciarlo frente a las autoridades públicas. No es un camino fácil, como muestra la primera mujer sin nombre, protagonista de la novela. Ella, en un pasaje denuncia que ha perdido a su hijo en una ventanilla de la comisaría, y rápidamente la observan con suspicacia. ¿Por qué estaba solo su hijo de tres años? ¿Realmente le quería? ¿Se alejó de él? Da igual que fuera un minuto de distracción mientras Daniel jugaba en el parque. Socialmente está condenada. Navarro explora desde la intimidad el dolor que supone una pérdida en la que no hay certeza de lo que ha sucedido.
La autora, calificada como una de las plumas más interesantes de América Latina publicó su primer libro en formato digital y abierto a todo el mundo porque dice estar convencida de que la producción de conocimientos debe de divulgarse de manera libre. “Internet es buen lugar para llegar a diversos espacios que por el mercado tradicional editorial no sucede. No hay fronteras geográficas y eso me parece importante como ejercicio de los derechos culturales y la libertad de expresión de creadoras y de lectores”. Actualmente ya no está en el proyecto de Kaja Negra, el espacio donde se podía descargar, tras circular más de un año en internet. “Ahora quiero experimentar qué sucede con el formato tradicional para evaluar si futuros trabajos deben ser divulgados de manera libre o tradicional”, añade Navarro. Mientras, Casas Vacías será editado –en papel– en México (octubre de 2019) y en España, Italia y Reino Unido en 2020.
¿Cuál sería el tema central en Casas Vacías?
Diría que es una novela que habla de los distintos niveles de desapariciones que puede tener una mujer: desaparece cuando se es madre, esposa, novia, porque de pronto se es “la mujer, novia, etcétera de…”. Pero la recepción de la novela me ha hecho cuestionarme. Lo que creo ahora es que las obras literarias culminan cuando los lectores te explican de qué va, qué entendieron, qué les hizo sentir o pensar. Es decir, sí es cierto que la novela tiene una visión y una propuesta de la autora, pero las lectoras le dan significado. Yo empecé esta novela para explicarme a mí misma de qué manera podíamos lidiar con el tema de las personas desaparecidas y cómo se vive eso día a día. Esa era mi intención, pero después de ver la reacción de las lectoras pensé: ¡mira, a lo mejor critiqué más la maternidad de lo que había pensado!
Es una novela con dos protagonistas diferentes que tienen en común la pérdida de un hijo. ¿Desde el principio tuvo claro contar esas dos historias paralelas?
Sí, eso sí que lo tuve claro desde un inicio. Sin embargo, para el manuscrito final cambié varias cosas, especialmente de la primera voz. Al principio le daba más peso al amor romántico, pero después me planteé que tenía que olvidarme de él y concentrarme en la experiencia de vivir esa maternidad antes y después del hijo desaparecido. Y aunque ese era el eje común, sí que me esforcé en diferenciar las voces literarias para que además de su contexto socioeconómico, se pudieran distinguir bien la una de la otra, como dos personas distintas.
Esto me hace pensar en que plasma a mujeres diversas viviendo una misma situación aunque la viven de manera distinta.
Sí, creo que es un tema importante. Porque si revisas las voces, te das cuenta de que una de ellas, aunque pertenece a una clase media, tiene arraigados muchos prejuicios. Le pesa su entorno. La otra voz, inmersa en un mundo mucho más difícil, porque claramente vive discriminación sin acceso a oportunidades, es mucho más decidida. Lo que hace implica una fuerza interior muy grande. Es muy fuerte hacer algo así: se necesita tener arrojo.
Pero las dos terminan siendo controladas porque finalmente las dos están oprimidas. Eso pasa con las mujeres en general, tenemos distintas circunstancias. Solemos situar nuestro conocimiento y reaccionar de acuerdo a lo que tenemos enfrente. Pero la mayoría de las mujeres no tenemos autonomía económica, y yo lo achaco a la pobreza que existe en la división sexual del trabajo. Las mujeres, confinadas a los trabajos de cuidados y domésticos, tienen salarios menores, distintas oportunidades de desarrollo. Según datos oficiales, ¡no somos dueñas ni siquiera del 5% de la riqueza mundial! Somos diversas, sí, pero nos une que seguimos viviendo en un mundo poco equitativo.
¿Qué significa ese concepto de mujeres diversas?
Es casi lo mismo, si somos mujeres en plural, somos diversas. Me parece que la discusión está en otro lado.
Con decenas de miles desaparecidos en su país, en la novela hace mención a las fosas comunes de Tamaulipas. ¿Es difícil explicar lo que está sucediendo?
Me parecía muy interesante explorar esa parte en la que escribir sobre mi país no terminase siendo un Narcos. No quería caer en esos clichés de violencia en los que estereotipan a México. Quise encontrar nuevos diálogos, poner sobre la mesa que la violencia es algo estructural, algo que va más allá de un país. Por ello metí pinceladas de zonas como Cádiz, Barcelona, Utrera y hasta un poquito del País Vasco.
El reto era: ¿cómo hago para que gente que no vive en México entienda que hay una violencia íntima con la que pueda empatizar sin que parezca que nos estamos matando todos por sombrerudos? Era importante dotar de esa tridimensionalidad a los personajes.
El niño que desaparece es autista, ¿es casual que lo fuera en su novela?
Es totalmente intencional. Quería hablar de un personaje al que no se le pudiera criticar nada. Si hubiese escrito sobre la desaparición de un adulto, hubiera entrado en una serie de cuestionamientos en los que no quería. Porque cuando una persona desaparece suele pensarse que “hizo algo”, como si lo mereciera. Se le relaciona con el narcotráfico o con la delincuencia. Y luego, si desaparecía una mujer, era otra novela. En cambio, un niño que se comunica de distinta manera, no podía ser cuestionado.
En esta ficción quería mantener el respeto a todas esas familias que han perdido a alguien cercano. Quería darle importancia a todas esas mujeres mexicanas y centroamericanas que están haciendo un trabajo enorme cuestionando a las autoridades. La idea era mencionarlas sin llegar a ser irrespetuosa al hablar en nombre de ellas.
¿Cómo funciona la editorial digital Enjambre Literario?
Este proyecto lo inicié pensando en que podría ser una buena oportunidad de autoemplearme, porque a una siempre le gana lo que le gusta. Enjambre Literario se ha convertido en una red de escritoras que ha decidido difundir literatura escrita por mujeres. Me parece que nos identifican como un proyecto editorial feminista pero me interesa remarcar que la literatura no es de mujeres sino escrita por mujeres, que no es lo mismo.
¿Trabajas en nuevos proyectos de ficción para el futuro?
Ahora estoy reescribiendo una novela que trata sobre el perdón y la reparación del daño. ¿Qué significa reparar el daño, quién lo repara, cómo, para qué?
¿Cuáles son las aportaciones de los feminismos no occidentales? ¿Proponen un modelo económico distinto?
No sé si te refieres a que si yo practico algún tipo de feminismo no occidental. De ser así, lo que te puedo decir es que aunque yo soy occidental, me interesan mucho más las discusiones que tienen que ver con las luchas de las mujeres por la autonomía y los territorios. Es decir, replantearnos cómo vivimos las mujeres los espacios donde residimos, a quién le pagamos el alquiler, en qué zonas vivimos, de qué manera obtenemos ingresos económicos, qué tipo de servicios públicos son accesibles para nosotras y de qué manera nuestro color de piel y forma de hablar determina la posición en la que me pone la sociedad y el mercado. Eso me interesa mucho más que ver el número de mujeres en distintos gobiernos. Siento que me concierne mucho más hablar de trabajos de cuidados y domésticos porque aquí es donde hay una desigualdad de clases y de diferentes orígenes de las mujeres.
Ahora, que si queremos otro modelo económico distinto… Sí, por supuesto, diría que el neoliberalismo nos está deshumanizando. Pero también cuestiono si otras opciones propuestas hasta ahora valen la pena. Aquí es donde volteo a hablar en España de sostenibilidad de la vida y con Latinoamérica sobre el buen vivir. Me gustaría ser ese puente en el que éstas dos propuestas pudieran conversar, al menos en mi espacio inmediato.
Con Acento es una sección creada por porCausa para visibilizar a mujeres de origen culturalmente diverso.
… «Sí, por supuesto, diría que el neoliberalismo nos está deshumanizando pero también cuestiono si otras opciones propuestas hasta ahora valen la pena»…
No es sólo que nos deshumanice, es que estamos también ante la urgente disyuntiva de decidir si neoliberalismo/capitalismo destructor y genocida o VIDA, así de sencillo.
Así que apostemos por la vida que con vida, salud y valores (los que nos hemos dejado robar por el neoliberalismo) se sale a flote, prescindamos de lo superfluo y vivamos una vida con valores y calidad.
La Madre Tierra provee con generosidad a todos sus hijos. Es precisamente el neoliberalismo que la ha llevado a la agonía y que ha transmutado la solidaridad entre las personas y los pueblos en codicia sin límites, violencia, saqueos e injusticias.
Estas mujeres seguro que tienen un montón de alternativas al sistema genocida capitalista/consumista:
“Compartir soluciones y construir alternativas”: respuesta de la plataforma G7-EZ! a la cumbre de Biarritz:
Más de medio centenar de colectivos sociales, movimientos populares, partidos y sindicatos vascos, de ambos lados del Bidasoa, la muga entre Iparralde y Hego Euskal Herria, se han unido en la plataforma G7-EZ! para dar una respuesta política, contundente y pacífica a la cumbre que se celebrará entre el 24 y el 26 de agosto en Biarritz y que reunirá a los mandatarios de los siete países con más poder económico y militar del globo. Un arcoíris militante se desplegará en Euskal Herria con decenas de actos durante una contra-cumbre cuyo lema es «Defendamos nuestras alternativas».
“Por otro mundo alejado del capitalismo y de la dictadura de las multinacionales; contra la destrucción de nuestro planeta; por un mundo radicalmente feminista; que respete la diversidad y la libertad de los pueblos, por un mundo descolonizado y sin discriminaciones; por una democracia social y con los mismos derechos para todos y todas; por un mundo justo basado en la solidaridad entre los pueblos, acabando con las guerras y el imperialismo; por la abolición de las fronteras para los seres humanos”.
https://arainfo.org/compartir-soluciones-y-construir-alternativas-respuesta-de-la-plataforma-g7-ez-a-la-cumbre-de-biarritz/