Cultura
Los universos de Lady Distopía | El conductor de autobús
"Me pregunto cuántos trayectos hará al día. '¿Te has perdido?'. Le contesto que no, que simplemente no tengo ganas de bajarme".
He cogido un autobús cuyo recorrido desconozco y no pienso bajarme. Estoy sentada justo detrás del conductor, viendo cómo cruzamos avenidas, bloques de pisos con terrazas destartaladas llenas de ropa tendida y plantas medio secas. A veces sube tanta gente que huele a colegio, gente de todas las edades. Pero al rato se van bajando los jóvenes y solo quedan los viejos.
Entonces el bus se para en la puerta de un hospital y el conductor y yo volvemos a quedarnos solos. El leve temblor del motor me va dejando adormilada y el sol no me permite abrir del todo los ojos. Me voy dejando atrapar por el sueño hasta que me despierta el silencio. Abro los ojos y veo al conductor fuera, meando sobre una rueda. Estamos en medio de un descampado lleno de pájaros picoteando en pequeñas montañas de basura. Me pregunto si será fácil de conducir este trasto.
Me imagino tomando las curvas, cambiando de carril, o tratando de mantener la atención sobre la carretera en lugar de intentar enterarme de lo que pasa dentro. Me pregunto cuántos trayectos hará al día. El hombre vuelve a subir: «¿Te has perdido?». Le contesto que no, que simplemente no tengo ganas de bajarme. Se da la vuelta y me dice, dándome la espalda: «A mí no me molesta, pero al final del día tendremos que hacer cuentas».
Te has quedado dormida. Tienes que tomar unos ansiolíticos que dan muuuucho sueño.