Opinión
Colau no puede con Maragall
Ernest Maragall y Ada Colau protagonizan un empate técnico en número de concejales, pero con casi 5.000 votos más ERC se lleva el Ayuntamiento de la capital catalana
Ada Colau no ha podido con el efecto Maragall. Haya sido por el apellido, con aún mucha fuerza entre los barceloneses y barcelonesas o por la cuestión nacional, lo cierto es que Barcelona en Comú no ha podido revalidar la victoria que la llevó a la alcaldía de Barcelona en 2015. Al cierre del recuento, la desilusión se hacía patente en la Fabra y Coats, el recinto escogido por lo comunes para seguir el recuento de votos. Militantes y simpatizantes se desesperaban a lo largo de la noche. Avanzaba Colau y se vitoreaba el “sí se puede”, pero desde la sala de prensa, el “oh” ha retumbado cuando ERC se ha puesto en primer lugar.
Tal y como auguraban las últimas encuestas, el resultado entre ERC y Barcelona en Comú prometía ajustado, pero en Can Colau se confiaba en los barrios donde los comunes fueron fuertes en 2015: Nou Barris, Sant Andreu y Ciutat Vella. En Nou Barris el voto se ha decantado hacia el PSC y en los otros distritos donde los comunes se hicieron fuertes en 2015, han bajado los apoyos.
No ha podido ser: con el 99,8% escrutado, Ernest Maragall, con casi 5.000 votos más que Colau, se hacía con la alcaldía de la capital catalana. Las encuestas ya lo habían predicho: el resultado sería ajustado. Y no se equivocaban. 10 concejales para ERC y 10 para Barcelona en Comú, pero con más votos para Maragall. 8 concejales han sido para el PSC de Jaume Collboni y otros 6 concejales para la alianza Manuel Valls-Ciutadans (que ha ganado en el upper Diagonal, en Sarrià y Sant Gervasi). Junts per Catalunya (JxCat) ha sufrido un batacazo, al pasar de 10 concejales a 5, y la CUP que no consigue representación. El Partido Popular, liderado por Josep Bou, pasa de 3 a 2 concejales.
“Nos han hecho sudar, pero lo hemos conseguido, Barcelona tendrá un alcalde republicano y progresista*”, ha dicho Maragall en su primera comparecencia, en la que también ha tenido palabras para los «presos políticos» y los políticos «exiliados».
Una emocionada Colau ha salido con los ojos vidriosos, mientras los simpatizantes le coreaban “Alcaldesa”. “Hace cuatro años hicimos historia en esta ciudad y la gente común llegamos al gobierno de la ciudad. He tenido el profundo honor de ser la primera mujer alcaldesa de esta ciudad. Estos cuatro años no nos hemos endeudado con los bancos ni le debemos nada a ninguna gran corporación, no nos hemos hecho amigos de ninguna de las grandes familias que han mandado siempre. Cuatro años después continuamos siendo gente común y la única fuerza que tenemos es la fuerza de la gente. Cuatro años después hemos vuelto a hacer historia porque era más difícil. Hemos tenido cuatro años de políticas progresistas y valientes en Barcelona, con todo en contra, con una oposición durísima, todos los lobbies en contra y un contexto político durísimo. Nos hemos quedado a pocos votos de la victoria”, ha dicho Ada Colau, quien no ha tenido reparos en felicitar a Ernest Maragall por la victoria y a Collboni por su considerable aumento de concejales (de 4 a 8). “Hemos conseguido cambiar la hegemonía política en Barcelona y podemos hablar de un resultado histórico. Hemos demostrado que Barcelona es una ciudad de izquierdas y republicana. Tenemos que estar orgullosos”.
La gran campanada en Barcelona la ha dado el PSC de Jaume Collboni, que de 4 concejales (los peores resultados en toda su historia, en 2015) ha pasado a 8. “Ha sido un resultado extraordinario del PSC, hemos doblado nuestra representación en el Ayuntamiento”. Collboni ha felicitado a Maragall y ha dado gracia a los catalanes por la alta participación. También en el área metropolitana el PSC ha obtenido buenos resultados y se ha llevado las alcaldías de Sant Boi, Cornellà, L’Hospitalet (la segunda ciudad más grande de Catalunya) Viladecans, Santa Coloma de Gramenet o Sant Vicenç dels Horts, el pueblo de Oriol Junqueras. En Badalona, vuelve Xavier García Albiol (PP).
Si bien se puede hablar de una clara recuperación del PSC, sube ERC, en Catalunya, y mucho, y se consolida como la fuerza más votada, seguida por PSC y JxCat. En las capitales de provincias, en Tarragona gana el PSC por la mínima, ERC se lleva la alcaldía de Lleida y JxCAT revalida en Girona.
La cuestión nacional, la seguridad nacional y la desbandada de su equipo
Una Barcelona donde los ciudadanos y ciudadanos puedan vivir en y con la ciudad, ese ha sido desde siempre el leitmotiv de Colau y su equipo. A lo largo de estos cuatro años, no sin dificultades, los comunes han defendido una ciudad más justa, más verde, más solidaria y feminista. Parece que el discurso no ha cuajado. Además, la administración Colau ha tenido que hacer frente a los continuos ataques de los partidos independentistas, en una campaña marcada por el debate nacional. Acusada al inicio de equidistante, lo cierto es que Ada Colau siempre ha tenido una postura clara en defensa de la libertad de expresión, en contra de la represión que hubo el 1 de octubre y ha mostrado su rechazo de manera explícita por la existencia de «presos políticos«.
También la seguridad en la ciudad la ha puesto entre las cuerdas. Los informes del Ayuntamiento determinan un alza de la delincuencia y se le ha achacado en muchas ocasiones no prestarle atención a esta cuestión, a pesar de haber aumentado el cuerpo de la guardia urbana. Finalmente, el hecho que tan solo cuatro personas de su candidatura (de los 12 primeros que había en 2015) repitan en estos comicios y los debates y tensiones internos también han pasado factura a los comunes, que no se han recuperado a tiempo para estas elecciones.
Un programa con propuestas sociales y la vivienda como punta de lanza
Para el próximo mandato, Colau había prometido el impulso de un Green New Deal barcelonés para hacer la ciudad más verde y sostenible y encaminarse hacia una economía circular y apuesta por una actividad económica al servicio de las necesidades de las personas, en contraposición de una economía extractiva. La alcaldesa quería que Barcelona fuese una ciudad pionera en la lucha contra el cambio climático y convertirla en un referente europeo: menos coches, una apuesta clara por el transporte público, más espacios verdes y más calles peatonales.
Como no podía ser de otra manera, viniendo de la PAH, la lucha por una vivienda asequible ha sido la punta de lanza tanto del mandato como de la campaña de la actual alcaldesa, pero también su talón de Aquiles. De los 8.000 pisos protegidos prometidos, se han conseguido 5.000. Se ha logrado más inversión municipal en vivienda y que el 30% de los pisos construidos sea destinado a alquiler asequible. Aun así, reconocía a tan sólo dos días del cierre de la campaña que todavía quedaba mucho trabajo por hacer.
Ante el continuo ataque por sus políticas, Colau ha hecho una campaña con un argumentario sólido pero que no ha resultado suficiente, ha reconocido que no se ha hecho todo lo que se quería y a pesar me sacar pecho por su gestión, centrada en políticas sociales, no ha conseguido arrastrar a la ciudadanía como sí lo hizo en 2015.
No se le pueden quitar méritos: si bien no ha conseguido instaurar la funeraria municipal o no ha podido con la remunicipalización del agua, sí ha inaugurado un servicio de dentista público y ha conseguido crear Barcelona Energia, una eléctrica pública. También la lucha contra la violencia de género y los derechos LGTBIQ han marcado el mandato de Colau, quien recientemente inauguró el primer centro LGTBIQ del Estado y ha puesto en marcha el protocolo No Callem (un dispositivo de atención móvil nocturno para frenar las agresiones sexuales). Para el próximo mandato se había comprometido a reconvertir centros concertados en públicos, revertir la privatización de las guarderías, bajar las tarifas del transporte público, mejorar la conexión con el área metropolitana y aumentar la frecuencia del metro. De momento, no podrá ser.
En materia de vivienda, su buque insignia y lucha más personal, Colau ha conseguido durante este mandato poner fin a la construcción de nuevos hoteles (gracias a la moratoria hotelera puesta en marcha en 2015) y que se destine un 30% de nuevas viviendas a alquiler asequible. Se ha quedado en el tintero su deseo: Colau quería un 50% de viviendas asequibles, ampliar el parque público a 1.500 viviendas anuales y crear un centro contra la especulación inmobiliaria.
Desilusión y caras largas
Durante la comparecencia, las caras hablaban por sí solas. Urtasun y Albiach se mostraban serios, mientras que los ojos vidriosos de Colau y Sanz daban buena cuenta de la desilusión por un resultado que les arrebataba la alcaldía. “Estoy triste. Creo que Colau lo ha dado todo por la ciudad y ha habido un gobierno diferente e innovador, que ha hecho las cosas diferentes y que merecía cuatro años más para continuar con el proyecto iniciado. Hemos sido víctimas de unas generales avanzadas que han arrastrado el voto de ERC y del PSOE. La victoria de ERC sólo se explica por la cuestión nacional, motivos fuera de lo municipal Lo hemos tenido todo en contra y a pesar de todo, hemos conseguido marcar la agenda y poner sobre la mesa temas que antes no había como el cambio climático y el feminismo. Nosotros somos la gente acostumbrada a perder, así que hay que ver el vaso medio lleno. Hemos hecho una campaña épica”, dice Olga Margalef, una militante de 33 años.
Betsabé Marín, de 31 años, también apuntaba en la misma dirección “Es un tema de prioridades. En este caso, las prioridades no han sido locales, pero creo que la gente valora mucho lo que ha hecho Colau en Barelona. A pesar de todo, estamos contentos porque la izquierda está creciendo, porque estamos ganando espacios y eso significa que el debate va a ser entre izquierdas. El mérito de Colau ha sido poner sobre la mesa temas que antes no estaban”.
Para Elisenda Ortega, de 51 años, la clave ha sido el adelanto de las elecciones generales, “que ha decantado el voto hacia los socialistas. La situación en Catalunya también nos ha perjudicado”.
Ya casi no queda nadie en la sala de prensa, también la gran mayoría de militantes han vuelto a sus casas, con la cabeza baja y pensando en esos casi 5.000 votos que les han arrebatado la alcaldía del run run, de la rumba. Ada Colau sale del recinto, en medio de una gran ovación. Y cuando ella desaparece, unos minutos más tarde, suena Rosalía. “Con altura”. Porque a pesar de todo, casi vuelven a ganar.
* Actualización a las 9.10h para corregir un error de transcripción.
¡Qué envidia me dáis los barceloneses!
Ya querría yo que en la provinciana ciudad dónde vivo tuviéramos contrincantes políticos de la altura y progresismo de Colau-Maragall.
Creo que Colau ha hecho una muy buena labor, que de eso se trata, más que de crecer económicamente que es lo que siempre exige el capital a lxs políticxs.
El rebaño de esta provinciana ciudad me ha sometido con sus votos a los herederos de golpistas y dictadores. Ni siquiera PSOE a pesar de no ser ni izquierdas ni progre.
Así son las ciudades provincianas de calles de santos y fascistas y abundantes repiques de campanas.
A veces me pregunto si compensa la tranquilidad con vivir entre estas mentes.