Entrevistas

Ekaitz Cancela: “Veo un mundo nuevo en las ruinas del periodismo”

Entrevista con el autor de 'Despertar del sueño tecnológico', una obra sobre la lucha de clases en el mundo digital y la prensa como posible herramienta real de transformación social.

Retrato de Ekaitz Cancela para la entrevista. Foto: Eduardo Robaina.

El Turco es una máquina creada por Wolfgang von Kempelen a finales del siglo XVIII. Tenía forma de caja de madera y contaba con un muñeco que jugaba y ganaba al ajedrez. Quienes contemplaban la máquina creían que el muñeco movía las piezas solo, como por arte de magia, pero había trampa. En su interior, una persona dirigía sus movimientos con discreción y determinación, sin que nadie lo supiera. “Ese muñeco llegó a engañar a Napoleón”, sostiene el periodista Ekaitz Cancela, autor de Despertar del sueño tecnológico: Crónica sobre la derrota de la democracia frente al capital (Akal, 2019). Un libro que es su respuesta a quienes han hipotecado el presente y el futuro de la sociedad, en general, y del periodismo, en particular. Se trata de una guía para quienes buscan empoderarse, despertar, frente a la conquista silenciosa del espacio público por parte de las grandes tecnológicas, desde Google hasta Facebook, pasando por Amazon, Microsoft, Huawei y otros gigantes tecnológicos.

El autor explica que, al igual que sucedía con el muñeco de von Kempelen (que ilustra la portada del libro), hoy la sociedad observa las tecnologías como herramientas ‘mágicas’ diseñadas para operar sin patrones económico-políticos, y sin reflexionar sobre cómo sería el mundo si esa tecnología, algoritmos y datos estuvieran al servicio de todos, y no de los intereses de un reducido grupo de personas. “Se trata de llevar esa tecnología al presente y entender qué forma adquiere ese autómata con la llegada de las máquinas inteligentes”, explica el escritor.

La entrevista se desarrolla en el bar Ataca Paca de Madrid, próximo a la antigua casa desde la que Cancela (Barakaldo, 1993) escribió buena parte de su nuevo libro, un trabajo de dos años que comenzó en Bruselas, continuó en su ciudad natal y remató en la capital española. La cita arranca con una afirmación contundente y una pregunta: “Las imprentas han sido destruidas, ¿de verdad es esto el progreso?”.

El libro apela al presente y mira hacia el futuro, pero está escrito en pretérito “para transmitir al lector que todo esta distopía que vivimos ya forma parte del pasado”. Cancela evidencia la lucha de clases actual y el momento histórico que vive el mundo, en el que se contraponen dos épocas y se está definiendo cuál de ellas se impone. A ojos de Cancela, las fábricas de nuestro tiempo no son edificios grandes llenos de obreros de mono engrasado, sino naves de Amazon con sistemas automatizados o personas sentadas frente a un ordenador; los recursos del presente son los datos, la inteligencia artificial, la robótica, medios con un potencial impensable, concentrados en pocas manos que, a su parecer, deberían estar al servicio de la sociedad. ¿Cómo conseguirlo? La clave está en salir de la ensoñación: entender que hay que cambiar este sistema y tomar consciencia del potencial social detrás de nuestros datos y la tecnología que los gestiona.

En Despertar del sueño tecnológico, Cancela redefine la economía actual y el mundo en el que vivimos para mostrar cómo ha cambiado la explotación del trabajador en la era digital, realizando un paralelismo claro con la evolución de los medios de comunicación. “Se trata de recuperar y ganar esa lucha contra el sistema capitalista en un momento de cambio”, apunta. Asegura que la obra está dirigida a cualquier persona con conciencia política, en especial a los profesionales de la información, apelando a la necesidad de atender a quién está detrás de los medios y cómo eso determina sus ideas políticas y evita que se transmitan.

Para el autor es evidente y urgente lo que muchos niegan: que existe un conflicto de clase entre Google, Facebook y el periodista, al igual que lo hay entre Uber y taxistas y personas que trabajan en esa plataforma. El periodista condiciona y acelera su trabajo (la dictadura de la inmediatez), y dedica cada vez más tiempo a posicionar sus artículos en el buscador o conseguir más difusión en las redes sociales, aunque sea en detrimento de la calidad informativa, por ejemplo.

“Vivimos una edad de oro del periodismo que, en realidad, es un sueño. Los medios creen que la transformación digital es una salvación, pero tal y como se concibe, es una condena. La prensa tiene que liberarse para recuperar su labor pública, yo veo un mundo nuevo en las ruinas del periodismo”. Remata la idea con una propuesta: “Si Google se apropia de los medios a través de la tecnología, entonces apropiémonos de la tecnología”.

El mismo día que tiene lugar esta entrevista, la Comisión Europea impone una multa de 1.500 millones de euros a Google, una de las empresas que más becas y líneas de financiación otorga a los medios de comunicación españoles. La medida sorprendió por su magnitud y contundencia, pero Cancela cree que no cambiará nada. “Google usa tus datos para vender publicidad, pero también para cosas tan básicas como ofrecer servicios de defensa a los gobiernos. Europa multa a Google por prácticas abusivas en su negocio publicitario, pero los gobiernos necesitan a Google, y por tanto esa sanción no sirve”, opina.

¿Hasta qué punto ha muerto la independencia del periodismo? En febrero, el diario The Washington Post informaba sobre los escasos impuestos que paga Jeff Bezos, fundador de Amazon y dueño de esa cabecera desde 2018. Cancela responde que “da igual si Bezos decide o no sobre los contenidos del Washington Post, basta con que decida sobre su política de innovación tecnológica para haber ganado”.

El ensayista usa un contraejemplo: mientras el Post publicaba el Watergate, el escándalo que derrocó al presidente Nixon, los obreros de su imprenta hacían huelga para evitar el cierre. La directora del diario, Katharine Graham, “se quejaba de los sindicatos, pero era incapaz de ver que el periodismo estaba muriendo”. Años después, en la problemática salida a bolsa del Post, el inversor clave fue Warren Buffet, también decisivo en la crisis de las hipotecas subprime. Ahora el principal negocio de Amazon son los servicios web, como el que presta a El País a través de Arc Publishing, explica Cancela. En el último Foro de Davos, el presidente Pedro Sánchez se reunió con Jeff Bezos y ahora la compañía da sus primeros pasos para hacer negocios con el Gobierno de España.

Foto: Eduardo Robaina

Otro ejemplo reciente lo protagoniza Facebook, que cambió la política de las páginas en esa red social. Esta decisión dejó en coma a Playground, que ha comenzado el año con un ERE que ha supuesto el despido de más de 60 periodistas; así como a Buzzfeed, que cerró su edición española en enero, o Vice News, que ha cerrado varias secciones de noticias y «constituyen modelos visibles de una burbuja mediática cuya explosión es inminente”, a ojos del autor, que reconoce que a veces es demasiado contundente y podría mejorar su capacidad de síntesis.

“Facebook quería periodismo viral, periodistas que generaran mucho contenido de rápida difusión para alimentar su sistema. Prometía que si la mercancía circulaba, todo iría bien. En un momento dado dijo ‘ya tengo suficiente’ y cambió su algoritmo. Ahora los medios echan a periodistas y se quedan los publicistas. Se mercantiliza la información hasta un nivel sin precedentes”, explica Cancela, que además vaticina que con este tipo de cambios “McDonalds, muchas empresas del IBEX y El País no van a morir, pero el resto sí, y crecerán los monopolios, también los informativos (…) si Facebook estrangula así a los medios, podemos prever lo que hará a la sociedad y ésta debería decir ‘no, no quiero ser el siguiente’”.

En febrero, la administración Trump anunció un ambicioso plan nacional de Inteligencia Artificial centrado en “los valores americanos”. El escritor se pregunta qué pasará si Vox, PP o Ciudadanos llegan al poder y lanzan un plan análogo basado en ‘los valores españoles’. De la misma manera que Bush y Aznar compartían una visión económica del mundo, lo hacen Facebook y Vox; “el partido con más seguidores en Instagram, propiedad de Zuckerberg”, opina Cancela.

“Si no politizamos la economía digital antes que ellos, habremos perdido una oportunidad histórica”, apunta. Cancela considera que vivimos en un mundo digital en el que la democracia liberal ha perecido (“las redes de comunicación, básicas en democracia, son privadas”) y nos encontramos frente a una dicotomía histórica: o luchamos a favor de una democracia radical, o “nos dejamos consumir en la derrota”. Esta idea ya la puso sobre la mesa Iñigo Errejón, recuerda Cancela, pero “se quedó en una mera estrategia de marketing”.

Asegura que los pensadores que más han influido en Despertar del sueño tecnológico son Karl Marx, Friedrich Engels, Walter Benjamin y Evgeny Morozov. Sin embargo, hay un aspecto clave en la vida familiar de Cancela para entender la obra. Su abuelo fue un obrero de los altos hornos de Bilbao –la joya de la corona industrial de España– obligado a prejubilarse cuando la industria española iniciaba su agonía. De él recuerda una frase: “Si os jubiláis ahora, vuestros nietos comerán piedras”. El abuelo de Cancela puso en marcha un pequeño negocio de electrodomésticos que después continuó Cancela padre y que ahora resiste ante la irrupción de Amazon. Los “enemigos” que describe Ekaitz Cancela son los mismos que imposibilitan la continuidad de ese pequeño negocio de barrio.

La cuestión que aborda el periodista en su libro es urgente y cita a Fredic Jameson –“es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo”– para explicar que en la actualidad, empresas como Google, Facebook y Amazon, además de estrechar lazos con compañías como Exxon Mobile o BP, “administran el fin de nuestro tiempo, podemos esperar a derretirnos por el cambio climático o cambiar de sistema”. Y añade: “Hemos tardado 40 años en ver las implicaciones del capitalismo fósil sobre el cambio climático, ¿qué precio pagaremos si tardamos 40 años en ver el capitalismo digital?”.

“Si la izquierda no se preocupa en dar alternativas políticas a la gente, se las dará el mercado”. Ni siquiera Podemos tiene una estrategia sobre, por ejemplo, la postura del gobierno de Pedro Sánchez sobre la inteligencia artificial, recuerda el escritor. El único atisbo de la formación en este sentido es el libro de Juan Carlos Monedero La izquierda que asaltó el algoritmo (Catarata, 2018), sobre cuya tesis Cancela discrepa: “El algoritmo no es el problema, son los datos que lo alimentan; el algoritmo es la máquina, pero el recurso son los datos, y es de los datos de lo que hay que adueñarse (…) Podemos sigue sin entender cómo afrontar el cambio en la era digital, un tema que todavía no está politizado. Deberían presentar iniciativas en este sentido, incluso si no tienen capacidad para aprobarlas”, opina.

Ekaitz Cancela considera que el camino para introducir estas ideas en las instituciones debe ir de abajo hacia arriba, de lo local a lo estatal, para después saltar a Europa –“necesitamos una política europea que ponga coto a las tecnologías estadounidenses y chinas, hay que crear infraestructuras propias que no dependan de Facebook, Google, Amazon o el 5G de Huawei”– y, más adelante, crear alianzas con otras regiones, especialmente con África y América Latina. “Ya en los 70 Chile tenía una estrategia de socialismo cibernético, hasta que Estados Unidos puso fin y dejó claro quién mandaba. América Latina es un ejemplo, tienen iniciativas de soberanía tecnológica y digital que se remontan 30 años atrás, poseen las bases teóricas de cómo hacerlo. Barcelona y Ámsterdam ya han empezado a aplicar esto”, explica, resaltando la labor de algunas mujeres que ya están abanderando la lucha de poder en el mundo digital, entre ellas la discreta Francesca Bría desde el consistorio que dirige Ada Colau.

Cancela pretende que Despertar del sueño tecnológico anime a directores y periodistas a “que se miren a sí mismos, su posición en la jerarquía social y su relación con Google”. Concluye la entrevista así: “Los mal llamados millennials no somos otra cosa que una clase que debe luchar para transformar las relaciones de producción en la era digital”.

Despertar del sueño tecnológico está disponible en www.akal.com.

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Comentarios
  1. Creo que es muy interesante lo que aporta este autor, pero no estoy seguro de que apareciera en un medio digital de prestigio si no fuera por la relación personal que tiene con el periodista que le entrevista. Existen obras más interesantes como la publicada por Tina Brown (otrora editora en jefe de Vanity fair) o discursos que van «de arriba a abajo» como el de Ocasio-Cortez que podrían ser al menos mencionados. De esta forma ni el autor daría una imagen tan pedante ni el entrevistador parecería ser tan poco incisivo.

  2. » las fábricas de nuestro tiempo no son edificios grandes llenos de obreros de mono engrasado, sino naves de Amazon con sistemas automatizados o personas sentadas frente a un ordenador; los recursos del presente son los datos, la inteligencia artificial, la robótica, medios con un potencial impensable, concentrados en pocas manos que, a su parecer, deberían estar al servicio de la sociedad»
    Cuanta verdad encierra este sólo párrafo.
    Pero aquellas fabricas de antes daban trabajo a todo el mundo. Todos tenían asegurado su derecho al trabajo. ¿Entonces creeis que esta era tecnologíca es el progreso?
    Desde que todo el mundo anda entusiásticamente conectado, el mundo está yendo hacia atrás aceleradamente. Esto es indudable. Y ni se enteran. Todo lo que se consiguió con luchas nos lo estamos dejando arrebatar sin hacer nada.
    También es innegable que cada vez son menos las personas librepensadoras y las personas reflexivas y contemplativas.
    Más que en sabios, la tecnología está convirtiendo al ser humano en robots y deshumanizándonos.
    También en necios pues no creo que sea Amazón (ni tampoco los gobiernos) quien asista a todas las pequeñas y medianas empresas y a sus empleados a medida que vayan echando el cierre. Más conflictos sociales, más crispación, más sávese el que pueda…
    Está claro que un pueblo que no sabe pensar, un pueblo de ovejas, acaba camino del matadero.

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