Entrevistas | Medio ambiente 2

“Las escuelas tienen que enseñar que el cambio climático ocurre de verdad”

Vanessa Nakate, una joven de 22 años que trabaja en la carnicería de su padre, es una de las caras africanas más visibles del movimiento iniciado por la sueca Greta Thunberg.

Vanessa Nakate, la primera huelguista por el clima de Uganda. Foto cortesía de Vanessa Nakate/Twitter

Cada viernes (y algunos domingos) desde hace dos meses, Vanessa Nakate se planta en un centro comercial de Kampala, la capital de Uganda, para protestar por la inacción climática. Nakate, una joven de 22 años que trabaja en la carnicería de su padre, es una de las caras africanas más visibles del movimiento iniciado por la sueca Greta Thunberg, pero su camino no es fácil. Después de denunciar acoso por parte de otros activistas en el país africano, la joven cambiará este viernes el centro comercial por la calle, para unirse a centenares de miles de personas en todo el mundo en huelga por el clima. Y esta vez no estará sola. Atiende a La Marea por teléfono.

Muchas veces hablamos de lo que tienen que hacer los gobiernos de los países más grandes del mundo, o los más poderosos. Si usted pudiera pedirle una sola medida a su gobierno, ¿qué le pediría?

Les pediría que aprobaran una ley para que cada casa tuviera, al menos, un árbol. Uno como mínimo. Los árboles son muy importantes para ayudar a mitigar el cambio climático. Absorben algunos de los gases de efecto invernadero y además nos dan sombra.

Mi país tiene una población de unos 45 millones de personas. Si hay 20 millones de casas, eso significan 20 millones de árboles como mínimo. Creo que sería una de las mejores maneras de mitigar el cambio climático. Es asequible, fiable y puede significar una gran diferencia, antes de pasar a otras medidas más caras o difíciles de implementar.

¿Cómo ha cambiado su experiencia durante la huelga desde que la comenzó?

Cada viernes es mejor. La gente empieza a estar más concienciada, y yo aprovecho la oportunidad para hablar de cambio climático, porque a menudo se acercan a mí y me preguntan qué hago, por qué estoy allí. Les hablo de las señales que vemos, las causas, los impactos, y cómo pueden motivarse para luchar contra el calentamiento global.

¿Cómo es protestar sola?

No soy la única. Greta [Thunberg] también comenzó su protesta sola. Recibo mucho apoyo a través de Internet también, de gente de todo el mundo. Ese apoyo me da el valor para seguir adelante. Sé que hay gente ahí que cree en el mensaje que estamos enviando. No me siento sola. Sé que hay millones que me apoyan.

¿Ha recibido algún tipo de ataque? ¿Alguien ha intentado pararla?

Sí. Siempre hay trolls en Internet que intentan atacarme, pero los voy gestionando lo mejor que puedo. Y también, por supuesto, hay personas que se te acercan y te recriminan que estés protestando. Me dicen cosas como ‘tienes mejores cosas que hacer’. Pero por el momento, no han conseguido desmotivarme. Los que me apoyan son muchos más que los que me niegan.

Hace unas semanas, otros activistas de mi país me criticaron por mi edad. Consideran que soy demasiado mayor y que la huelga debería ser solo para adolescentes. La división es lo peor. Ahora hay otros grupos de huelguistas en Uganda, pero siento como si aún estuviera sola. Me hizo sentir muy mal, vulnerable, y no tenía a nadie con quien hablar sobre ello. He guardado silencio durante un tiempo, y he recibido muchos mensajes de apoyo y de cariño. Ahora me siento mucho mejor, así que volveré a salir este viernes.

¿Tiene algo especial pensado para el viernes?

Pues sí. Lo primero es que no voy a estar sola. He conseguido convencer a dos amigos para que vengan conmigo. Han visto mis fotos y mis vídeos en redes sociales y me preguntaron qué hacía. Les expliqué lo importante que era protestar, y ahora van a venir conmigo. Además voy a salir del centro comercial a la calle. También vamos a grabar vídeos para compartir en redes sociales. Espero que todo vaya bien.

En otros países hemos visto cómo el movimiento crecía muy rápido. ¿Por qué cree que no hay más gente protestando a su lado?

Creo que, sobre todo, es porque la mayoría de la gente no sabe mucho sobre el problema. Estudiamos el cambio climático en el colegio, pero de un modo que hace que la gente no sea muy consciente de que está ocurriendo de verdad. De que el clima de verdad está cambiando. Yo tampoco lo era, hasta que en diciembre, hablando con mi tío, le pregunté cómo era el clima antes, si había notado cambios en el tiempo, y en particular en la temperatura.

Mi tío, que es mucho mayor que yo, y que solía dedicarse a la agricultura hace tiempo, me dijo que sí, que cada vez hacía más calor, sobre todo en los meses de enero y febrero. Que, antes, los campos estaban verdes en enero y ahora, cada vez menos. Fue entonces cuando empecé a investigar y me enteré de lo que estaba haciendo Greta.

La gente tiene que darse cuenta de esto, que todo esto se debe al cambio climático. Y las escuelas tienen que enseñar que esto ocurre de verdad, y no solo en teoría. Hay que pasar a la acción.

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Comentarios
  1. Que tendrá que ver la edad con la reivindicación de una causa justa.
    Hay personas que la sienten y otras que, tal vez por su juventud, se la toman como una competición.
    Caddy Adzuba, periodista, jurista y activista congoleña, seguro que te apoya Vanessa.
    Recientemente ha declarado que las multinacionales que explotan el coltán en Congo ilegalmente, arman a quienes violan a las mujeres.
    Adzuba sabe de qué habla, y está acostumbrada a dirigirse a foros internacionales en los que la observan con la admiración con la que se mira a una superviviente. Su labor como periodista ha sido premiada en varias ocasiones. Es integrante de Radio Okapi, emisora creada por la MONUSCO (Misión de Naciones Unidas en la RDC) para contribuir en el proceso de paz. También es presidenta de la Asociación de Mujeres en los Medios, da charlas y conferencias donde describe el horror de lo que vio en los primeros años de la guerra, y recuerda a quien la escuche el vínculo que une la explotación de minerales como el coltán por parte de occidente con la violencia que vive el pueblo congoleño, y especialmente sus mujeres.
    Está probado que esta guerra tiene sus orígenes en la explotación de minerales en el Congo, es decir, en una cuestión económica. ¿Y quién explota esos minerales? Occidente, es occidente quien los utiliza para fabricar móviles, coches, y así. Detrás del conflicto del Congo, están quienes necesitan coltán, ellos son quienes arman a los grupos armados. Según las investigaciones que han hecho expertos de Naciones Unidos, expertos de organizaciones internacionales de defensa de los derechos humanos, han encontrado un vínculo entre la explotación de materiales y la guerra del Congo.
    Si Europa y Occidente necesitan nuestros minerales, necesitan respetar de dónde vienen, deben extraerlos respetando a los congoleños, dialogando con nosotros.
    Habría que hacer presión sobre las empresas y multinacionales para que rastreen los minerales del Congo, para que no sean minerales de sangre, sino extraídos desde el respeto a la ley, el respeto al pueblo congoleño, el respeto al territorio del que viene.
    Las multinacionales que explotan el mineral en Congo, lo hacen ilegalmente, no respetan nada, de hecho, arman a los grupos, a los rebeldes, a quienes no hacen otra cosa que robar, saquear, matar, masacrar y violar a las mujeres.
    Las empresas que se instalan en un país deben respetar las normas, hay normas societales que hay que respetar porque estamos destruyendo el entorno, hay que pagar un precio, hay que recuperar el medio ambiente, reconstruirlo, hay que trabajar con la población local que tiene sus derechos. Evidentemente eso cuesta dinero, estas empresas multinacionales no quieren pagar esto, por eso prefieren trabajar en la ilegalidad.
    Tenemos el coltán, vienen aquí quienes fabrican móviles porque sin coltán no hay teléfonos inteligentes, eso está probado. Imagina que tienes la posibilidad de comprar un teléfono por 200 euros, pero cuando nos llega a nosotros el mismo teléfono, a nosotros, que hemos puesto el coltán, te cuesta 500 euros.
    Esta desigualdad a través del mundo, esta injusticia es la que hace que la inmigración no se pueda parar. En África la gente piensa que es en Europa que está la vida, que si Europa viene a robar nuestros minerales, entonces nosotros buscaremos también la buena vida allí. Es necesaria la igualdad. El equilibrio a través del sistema mundial para que las cosas puedan estar en su sitio, y para que cada cual pueda vivir en su país en paz y ser libre de hacer lo que pueda.
    https://www.elsaltodiario.com/violencia-sexual/caddy-adzuba-violencia-sexual-congo-coltan-transnaci

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