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La Comunidad de Madrid adjudicó en 2017 el 99% de los contratos sin concurso en sanidad
Según los datos de Audita Sanidad, las multinacionales farmacéuticas y las tecnológicas médicas son las principales beneficiadas.
Durante 2017, la Comunidad de Madrid asignó a través de la Consejería de Sanidad 571.726 contratos por un importe de 1.492.617.406,10€. La mayoría, 570.031, eran contrataciones menores, es decir, no necesitaban concurso público al no superar los 18.000 euros –en suministros y servicios– o los 50.000 euros –si son obras–. Este tipo de contratos representan un valor del 57% del dinero empleado, o lo que es lo mismo, un 99% sobre el total de contratos tramitados. La otra modalidad de contratación son los contratos mediante concurso de licitación, cifrados en 1.695 y con un valor de 642.069.712,86 euros. Estos datos fueron presentados esta semana en la librería Traficantes de sueños por Audita Sanidad, una organización sin ánimo de lucro formada por un grupo de ciudadanos y ciudadanas.
La mayor parte de los contratos correspondientes a concurso público, 1.502, fueron asignados a la modalidad de suministros, apartado correspondiente, por ejemplo, a los productos farmacéuticos. Dicha cuantía fue de 380.273.767,19€. El siguiente concepto que aglutinó mayor número de adjudicaciones por licitación fue el referido a servicios con 147. Estos trabajos hacen referencia, entre otros, al mantenimiento de equipos sanitarios.
Clece S.A., empresa que gestiona Florentino Pérez a través de ACS, es la que mayor importe de contratación ha obtenido, según estas cifras, al sumar 69.106.410 euros en tres contratos. Otras de las compañías con mayor beneficio ha sido Gilead Sciences SA, encargada de suministrar en nuestro país los fármacos contra la hepatitis C.
En esta lista de las 10 empresas que más dinero han logrado mediante adjudicaciones públicas se encuentra también Indra S.A., quien gestiona desde 2010 el servicio de citas médicas. Esta función ha reportado a la compañía, según apunta el informe, 41 millones de euros en seis años. Hasta ese momento, la gestión la llevaban los propios trabajadores y trabajadoras del SERMA sin ningún tipo de problema que justificara dicha privatización, apuntan los responsables del documento. “No sabemos por qué se les sigue adjudicando”, denunció Vicente Losada en la presentación del informe.
Desde 2014, año en el que Audita Sanidad empezó a investigar la contratación pública en sanidad, se ha podido comprobar cómo el importe de las contrataciones se ha visto incrementado en varias de las modalidades estudiadas. Ocurre con suministros, que si bien ha disminuido considerablemente respecto al año pasado, la cifra es mayor que en los inicios: 380 millones de euros. Asimismo, es notorio el incremento en servicios, pasando de los 87 millones en 2014 a 185 millones en tan solo cuatro años. En cambio, la gestión de servicios públicos ha disminuido en 64 millones.
Teniendo en consideración el ranking con las 50 empresas que más contrataciones han obtenido, un 45,68% se correspondería al sector farmacéutico, o lo que es lo mismo, 219 millones de euros que se han destinado a estas empresas. Otras de las grandes beneficiadas han sido las empresas de tecnologías médicas, cuyo importe en 2017 fue 39 millones de euros, aglutinando un 8,18% del total de los contratos.
Los contratos menores, en el punto de mira
“Estamos teniendo contacto con una serie de abogados para ver en qué medida esto puede ser susceptible de ser denunciado ante la fiscalía anticorrupción”, añadió Vicente Losada. Audita Sanidad presentará próximamente un informe cuyo foco de análisis serán los contratos con presuntas ilegalidades cometidas a la hora de fraccionar las contrataciones, pudiendo así adjudicarlas a dedo. Además, este no será el único trabajo que presente la organización. A principios del año que viene difundirán un informe dedicado los lobbies del sector sanitario.
En una especie de elogio de la locura (Erasmo de Rotterdam), el autor ofrece una amplia relación, con nombres propios incluso, de quienes, aunque se les tache de perdedores, se resisten a seguir acríticamente la senda que conduce a la muerte del sistema sanitario público.
JUAN GÉRVAS — Médico general jubilado, Equipo CESCA (Madrid, España):
A estudiantes, residentes, profesionales y legos relacionados con el mundo de la enfermedad y la salud.
A veces, muchas veces, tendrás ganas de abandonarte, de apartarte del camino, de decir “no puedo más y aquí me quedo”. Son muchos los que lo sienten, y muchos los que lo transforman en hechos y dejan el camino en que tantos los necesitan. O peor, se transforman en cínicos que ya nada intentan, que todo lo aceptan, y que en su caminar sin ilusión contagian a quienes resisten sabiendo que el camino es largo y que tenemos que ser corredores de fondo.
De hecho, tenemos que aceptar tantas derrotas, tantos fracasos en lo personal y profesional, que acabamos siendo perdedores de fondo, de largo recorrido. Perdedores sí, pero sin cejar.
Hemos sido nacidos y eso nos da la oportunidad de disfrutar de la vida pero, por más empeño que pongamos en ello, hay casi de continuo pequeños y grandes inconvenientes que hacen difícil vivir.
Cabe encontrar un resquicio que ayude incluso en las más tremendas circunstancias, como en el dolor insondable de la enfermedad mental grave, en el encarcelamiento arbitrario en celda de aislamiento o en el lento pasar de los días estando tetrapléjico.
Si es difícil en esas situaciones también lo es cuando todo está en contra de lo que parece lógico y prudente, de forma que se logra que quienes estudian medicina suelan perder la empatía con el paciente en el tercer año de facultad. O que médicos honrados acaben implantando prótesis de cadera por intereses monetarios. O que la población siga los dictados de los medios que promueven una medicina sin ética ni solidaridad basada en una ciencia sin fundamento, por ejemplo promoviendo la teoría del colesterol en cardiovascular y ocultando los graves problemas de vacunas como las de la gripe y del papiloma.
Vale la pena vivir la vida por más que seamos perdedores de largo recorrido, pues somos capaces de encontrar más dignidad en cada una de las mil batallas perdidas que en una batalla ganada.
No es baladí el empeño, pues de una guerra se trata y el dolor, sufrimiento y muertos los pone una población que precisa un sistema sanitario público de cobertura universal que disminuya la inequidad.
https://www.actasanitaria.com/perdedores-de-largo-recorrido/
SINTESIS:
Estamos ayudando a pasar entre todos una antorcha de ciencia, conciencia y coraje a generaciones futuras. Una antorcha esencial para la salud de pacientes y poblaciones, y para el profesionalismo sanitario. Vale la pena intentarlo.