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Cuerpos y números. Cada vez más
La compañía The Little Queens logra un espacio simbólico cargado de reivindicaciones a través de la determinación de sonidos y movimientos de baile.
Y piedras: las que las mujeres –”con curvas y pliegues”– llevamos a la espalda; o aquellas que nos lapidan.
En la obra Cuerpos y números, como tantas veces ocurre en la vida, los inicios felices acaban convirtiéndose en pesadilla… en un contexto en el que el silencio se convierte en imposición para tratar de seguir viva. No habrá complicidad. No, cuando está en juego una violación o la tortura.
La compañía The Little Queens logra un espacio simbólico cargado de reivindicaciones a través de la determinación de sonidos y movimientos de baile. Se posiciona así frente el feminicidio global. Usa el cuerpo como campo de batalla. La ropa interior femenina como muestra de vulnerabilidad frente a una violencia letal que ya es costumbre.
Las cifras se quedan obsoletas. Y la mirada del público lo refleja: transita por el espacio dejando maltratadas a su paso. Actitudes que perpetúan la trágica desigualdad. Mamen Agüera, la directora, lanza una advertencia desde la pasión: “Seguiremos en la lucha”.
Lilith y Clara Campoamor
El 1 de octubre se han cumplido 87 años del reconocimiento del voto a las mujeres en España gracias al compromiso feminista de Clara Campoamor (abogada y política madrileña y una de las tres diputada de las Cortes Constituyentes de la II República Española). Un mes antes había pronunciado un discurso memorable en el Parlamento en defensa de la igualdad política de los hombres y las mujeres apelando al mito bíblico de Lilith.
Ella conocía y muy bien, el mito de Lilith y lo citó en su discurso del 1 de septiembre de 1931 en el Parlamento en defensa del voto de las mujeres, teniendo en contra a la diputada Victoria Kent.
En aquel discurso calificó de profunda piedad y de profunda ternura “estatuir el divorcio en España, porque no hay matrimonios deliciosos, y es insensato querer condenar a la indisolubilidad del vínculo cuando no haya manera de que se soporten dos en la vida, arrastrando uno de los cónyuges, o tal vez los dos, el peso de esa cadena, a la manera que arrastraban antiguamente los presidiarios aquellas bolas de hierro que marcaban la perpetuidad de su pena”.
“Solo voy a haceros un pequeño recuerdo. Esta historia de la guerra de los dos sexos es tan vieja como el mundo. La vieja leyenda hebraica del Talmud nos dice que no fue Eva la primera mujer de Adán, sino Lilith, que se resistió a acatar la voluntad exclusiva del varón y prefirió volver a la nada, a los alvéolos de la tierra; y entonces, en la esplendidez del paraíso, surgió Eva, astuta y dócil para sumisión de la carne y del espíritu. Adán no ganó nada con ligarse, en vez de a la mujer independiente, de voluntad propia y de espíritu amplio, a la Eva claudicante y sumisa”
https://laicismo.org/lilith-y-clara-campoamor/