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¡Mira, una mujer! ¡Una mujer!

Las mujeres brillaban por su ausencia en la selección de fotos que encabezaba la página web de José María Aznar hace unos días. Las mujeres fueron incluidas en el 'slideshow' días después de esta publicación.

Artículo publicado en el dossier Aznar y los desacomplejados de #LaMarea64. El ‘slideshow’ al que se hace referencia fue actualizado días después de esta publicación.

Ay, no me suelen gustar los slideshows. Les doy hacia adelante y se me vuelven hacia atrás, pincho dos veces en alguna foto y se me bloquea la pantalla. Lo sé, soy yo. No me gustan los slide-shows. Pero hoy voy a hacer un esfuerzo. “Hay uno muy interesante”, me ha dicho alguna mala amiga. Así que tecleo uve doble uve doble uve doble josemariaaznar punto com y me llevo un susto: el dominio está a la venta. A ver, Google, ayuda. Ahora sí, copio y pego: www.jmaznar.es.

Lo tengo. En primer plano, con rostro de estar leyendo por lo menos El Ulises, está él; de espaldas, su antecesor en el Gobierno, Felipe González. Lo que no haga la Constitución –¿o será el IBEX?– que baje dios y lo vea. Pincho en un botoncito lateral para pasar a la siguiente fotografía, pero aquello no funciona. Pincho en la foto y tampoco. Reinicio la home. Venga, otra vez Aznar leyendo por lo menos la Ilíada ante Felipe. Me armo de paciencia y 8 segundos y 78 centésimas de segundo después, el slideshow cambia de imagen. Ahora sale la portada de su nuevo libro: Aznar. El futuro es hoyEspaña en el cambio de época.

Pienso en mi mala amiga. Le voy a recomendar yo cosas “interesantes” la próxima vez que la vea. Espero 8 segundos con 78 centésimas de segundo más. Tercera imagen: Aznar da la mano al exministro de Defensa, ahora presidente de DigitalEs, Eduardo Serra. Explica la información que acompaña la foto que se trata de la firma de un convenio para la organización de cursos ejecutivos de distintas temáticas. Y no sé por qué me acuerdo de los másteres de esta época.

Un momento, ¿qué ha pasado? Horror. Le he dado hacia atrás y me ha devuelto a la primera imagen, sí, en la que Aznar parece estar leyendo por lo menos la portada de ABC con el plagio de Pedro Sánchez. Me siento en este momento como Sísifo. Vuelta a empezar hasta llegar a la cuarta imagen: Aznar se da una palmada en el cuello a él mism… perdón, a Pablo Casado. Ocho dichosos segundos con 78 centésimas de segundo más. Quinta imagen:  Aznar sonríe junto al republicano John McCain, fallecido recientemente.

Pongo de nuevo el cronómetro porque no concibo que aquellos 8 segundos con 78 centésimas de segundo que tengo que esperar para pasar a la siguiente foto sean efectivamente 8 segundos y no 8 minutos. Sexta imagen: Aznar, medio de perfil medio de espaldas, sale rodeado de periodistas. ¡Mira, una mujer! ¡Una mujer! Vuelvo a mirar con más detenimiento. La mirada del expresidente parece dirigirse hacia una de las tres periodistas que salen en la foto. La pena es que esta tiene la cabeza cortada y a las otras dos las tapa un micrófono y un símbolo de play. Con este método, el pixelar se va a acabar, que suena, además, a eslogan de anuncio de detergente de lavadora.

Sigo. Venga, ¿qué son 8 segundos con 78 centésimas de segundo más en esta vida? Séptima imagen: Aznar y Manuel Valls. ¡Anda, mira, me llega un telegram de mi mala amiga! “¿Has visto la de los chicos con sus politos, cada uno de un color, uno rosa, otro amarillo, uno negro…?”.  Y 8 segundos con 78 centésimas de segundo después –acompañados esta vez de la risilla de mi mala amiga–, llega la octava imagen: Aznar con cinco jóvenes y apuestos chicos, todos conjuntados. No puedo más. Me pongo a hacer otras cosas y miro de reojo las siguientes fotos, en las que siguen saliendo hombres y más hombres. ¿Será una señal de lo que está por venir? Casado ya lo ha dicho: hay que combatir la “ideología de género”.

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Comentarios
  1. Machismo en la ‘caverna’: la higiene sirvió como excusa.
    Cuando las críticas hacía la estética de una mujer priman sobre la política.
    Las críticas de la caverna a Anna Gabriel no se centraron en cuestionar el papel que la dirigente política ha jugado en el denominado ‘procés» o su marcha a Ginebra, el grueso de los comentarios, principalmente emitidos desde la ‘caverna’ mediática, han tenido que ver con su estética. Aquí algunos:
    Alfonso Rojo: «Hay que montar una colecta para regalarle champú y pagarle un peluquero a esta de la CUP»
    Carlos Herrera: «Anna Gabriel se quita el pelo de la dehesa, el flequillo mutante, se pone desodorante y pide asilo en Suiza».
    Jiménez Losantos: “No se va a Burkina Faso, Togo, Dahomey…no, se va a Suiza. ¿Se acuerdan de la noia del desodorant? ¿Aquella que le hacía visitas digitales a la axila a ver si le abandonaba el desodorante? ¿Cómo no le va a abandonar el desodorante si no lo ha conocido nunca?».
    Me digo que las señoras de estas mentes cerradas y putrefactas seguramente olerán a perfumes caros; pero si detrás de un gran hombre hay una gran mujer con estas conciencias putrefactas pasa lo mismo: sólo pueden estar con ellas las que son igual. Todo lo contrario a la belleza interior, la autenticidad y la inteligencia de Anna.
    (La he escuchado en alguna charla).

    Con Casado, Aznar y cia., ha llegado más prepotencia si cabe, más chulería del señorito cortijero. Cuando no se tiene razón ni inteligencia se disimula con arrogancia y se pone a la patria como excusa.

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