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2018 es el sexto año en la historia con menos hielo en el Ártico
El hielo marino del Ártico alcanzó su mínimo anual el pasado domingo 23 de septiembre, según informó en su web el Centro de Datos de Hielo y Nieve asociado a la NASA (NSIDC), de la Universidad de Colorado en Boulder.
El hielo marino del Ártico alcanzó su mínimo anual el pasado domingo 23 de septiembre, según informó en su web el Centro de Datos de Hielo y Nieve asociado a la NASA (NSIDC), de la Universidad de Colorado en Boulder. Según el centro, el verano ártico acabó con 4,59 millones de kilómetros cuadrados de hielo marino. Este ha sido el sexto año con menor cantidad de hielo en el polo norte, empatado con 2008 y 2010, desde que se empezaron a registrar datos por satélite en 1977. No obstante, el NSDIC ha subrayado que esta es una lectura preliminar, ya que un cambio en los vientos “podría reducir aún más la masa de hielo”.
En una nota de prensa publicada por la NASA, Claire Parkinson, investigadora del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la agencia estadounidense, afirmó que “el mínimo de este año es relativamente alto comparado con el récord del que fuimos testigos en 2012, pero es aún poco comparado con la cantidad de hielo que solíamos tener en los años 70, 80 y 90”. Según datos de la NASA, el área cubierta por hielo marino se ha reducido en aproximadamente 54.000 kilómetros cuadrados de media al año, lo que equivale, aproximadamente, a una pérdida de superficie similar a la de la Península Ibérica cada once años.
Vídeo: NASA’s Goddard Space Flight Center/Kathryn Mersmann – Dominio Público.
Lo que ocurre en el Ártico…
“Es muy probable que tengamos el primer verano sin hielo en el Ártico en este mismo siglo”, afirmó Alexandra Jahn, investigadora científica y profesora asociada del departamento de ciencias oceánicas y atmosféricas de la Universidad de Colorado, en una entrevista telefónica con La Marea. La científica explica que el consenso científico ha establecido el umbral “libre de hielo” en un millón de metros cuadrados. Evitar este extremo, según Jahn, depende de que seamos capaces de contener el calentamiento por debajo de 2ºC sobre niveles preindustriales, compromiso que recoge el Acuerdo de París.
La investigadora avisa de que el deshielo del Ártico tendrá consecuencias globales, aunque la investigación aún tiene que avanzar mucho para entender con precisión los efectos concretos que sufrirán distintas partes del planeta: “Lo que ocurre en el Ártico, por decirlo de alguna manera, no se queda en el Ártico”, afirmó. Una de las principales consecuencias, avisa, es que sin hielo el planeta entero se calentará más rápido, ya que, al ser más oscuro, el océano absorbe más calor que el hielo. “Va a reducir mucho el presupuesto de calor que tenemos,” explica Jahn, añadiendo que también “cambiará los patrones meteorológicos de las latitudes medias y modificará las corrientes oceánicas”.
Ruptura del hielo más antiguo
Este año, el hielo más antiguo y duro del Ártico, situado al norte de Groenlandia, ha comenzado a romperse, lo que no había ocurrido nunca antes en la historia. Rubén Cruz, investigador del Centro de Supercomputación de Barcelona, subrayó la importancia este «hielo multianual», que es el que actúa como espejo en verano, limitando el calentamiento de la atmósfera, y que sirve como base para algunos de los ecosistemas de la región.
Cruz explicó a La Marea que el calentamiento del Ártico influye también en el descenso brusco de temperaturas que se ha vivido en las latitudes medias en los últimos inviernos. “Algunos eventos recientes, como las nevadas que afectaron al sureste de la península en 2017, se deben al debilitamiento de la corriente de chorro que rodea al Ártico”, afirmó el investigador, aunque indicó que, de igual manera, el deshielo facilita extremos de temperatura en sentido contrario: “La amplificación del Ártico está causando un incremento en la persistencia de eventos de calor extremo durante el verano. Tendemos a un clima más veraniego, más persistente durante más tiempo”.
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