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Ver Marruecos
Hay que sacar de la maleta la carga de prejuicios para empezar a disfrutar de este viaje, anima Laura Casielles. El texto se incluye dentro del especial Viajes de #LaMarea62.
Lengua oficial:
Árabe y lenguas berebere
Tipo de gobierno:
Monarquía constitucional
Máximo mandatario:
Mohamed VI
Población:
35,3 millones de personas
Moneda:
Dirham marroquí
PIB: 93.635 millones de euros (2016)
Puesto Índice de Desarrollo Humano: 123
A veces, Marruecos no se ve. Lo tapan capas superpuestas de distorsiones. Están para empezar los sabidos prejuicios, esa desconfianza de vecinos que no se conocen, historias de miseria o violencia, y el agravante político de la cuestión del Sáhara –cuando nos puede la mala inercia de confundir a los pueblos con sus gobiernos–. Está también la visión exótica alimentada por décadas de viajeros que llegaban buscando cuentos orientalistas, y perpetuada por una concepción del turismo que ha llevado a convertir algunos de sus lugares más hermosos en decorados de cartón piedra. Está la masificación y mercantilización de las ciudades, en las que a veces es imposible dar un paso sin que llegue el asedio de vendedores de cualquier cosa. Sin embargo, cuando se es capaz de sacar de la maleta toda esa carga, al dar la vuelta a una calle aparece el verdadero Marruecos, el que está vivo tras los miedos y las postales. Un país en el que conviven las culturas, con el que compartimos memoria histórica, rico en poesía y en paisajes, latente de historias heterodoxas.
Es normal agobiarse al empezar a pasear por una medina –el casco antiguo de las ciudades–, donde ronda siempre una inquietud: el miedo a perderse, potenciado por aspirantes a guía que saben que su negocio necesita la inseguridad para resistir (¿no harías tú lo mismo, en su lugar?). Pero sacudirse ese miedo abre las puertas del descubrimiento. Quizá aventurarse hasta perder la orientación no sea recomendable en Fez, donde la inmensidad del laberinto sí que hace aconsejable un cicerone en las primeras visitas; pero en ciudades como Rabat, Casablanca o incluso Marrakech, dejarse llevar por los pasos sin rumbo no tiene riesgo: la salida siempre aparece, y en el deambular, se empieza a disfrutar. A la hora de buscar alojamiento, los riad –casas tradicionales– son espacios con encanto y calma, y un modo de apoyar empresas pequeñas o familiares. Los hoteles de la ciudad moderna son una opción más barata, pero vale la pena darse el capricho de la inmersión.
En cuanto a la comida, nada mejor que los puestos callejeros y los restaurantes chaabi –populares– que se abren en cada esquina. Una vez más, sin miedo: la prudencia del viajero o la viajera que no quiere problemas estomacales puede limitarse a evitar el agua del grifo. El cuscús, mejor los viernes: pese a su fama internacional, in situ es el plato de ese día, cuando las familias salen de la mezquita. El resto de la semana se puede aprovechar para probar los tajines, la pastella y los briouates. Sin descuidar, por lo demás, el desayuno: comprar baghrir –una especie de crèpes– a una mujer en la calle y acompañarlos de un gran zumo, queso y aceitunas puede ser la mejor opción. El café tiene siempre exceso de azúcar si no se evita a tiempo: mejor un té a la menta, mejor aún con pasteles.
Imaginemos que la ruta empieza en Tánger: además de seguir los pasos de la mitomanía, cabe visitar la librería Les Insolites y tomar una cerveza en el ambigú del viejo Cinéma Rif. Un taxi colectivo o un autobús pueden llevar desde allí a Tetuán: en el riad El Reducto, alojamiento o comida van acompañados de la siempre interesante conversación sobre el legado del protectorado español. Si no, el camino puede seguir hacia el sur: una línea de tren recorre la costa para comer sardinas en Asilah o visitar las ruinas romanas de Larache. En Fez, visitar los gremios de la medina ofrece un viaje en el tiempo tras el que apetece detenerse en el hermoso y casi secreto cementerio de la judería.
Siguiente destino: Rabat, la más occidentalizada de las grandes ciudades, perfecta para un respiro paseando junto a la ría hasta el faro o visitando el Café Maure que se abre desde la alcazaba hacia el mar. En Casablanca, la vida bulle, y se puede ver muestra de ello en Les Abattoirs, centro cultural ubicado en un antiguo matadero. A Marrakech hay que llegar cuando cae la tarde, para ver montar los puestos de la plaza de Jemá El-Fnaa, rehaciendo cada día desde la nada la ciudad. El reposo del final del viaje puede llegar en Essaouira, una ciudad portuaria en la que el eco portugués dialoga con la omnipresente música gnaoua; o en las playas de Sidi Kaouki, un poco más al sur, donde la prisa desaparece en grandes hamacas.
A veces, Marruecos sí se ve. Y cuando se ve, se entiende por qué sus amantes secretos y confesos siempre están pensando ya el próximo viaje.
RECOMENDACIONES
Música
Lik, de Oum. El ritmo fusión de una de las estrellas contemporáneas.
Danger, de L7a9ed, rapero y activista que fue encarcelado por sus críticas al rey Mohamed VI.
Ana ma Aayit, de Nass El Ghiwane. Uno de los últimos temas de un grupo emblemático, que llevó a las listas de éxitos la tradición gnaoua.
Cine
L’armée du salut, de Abdallah Taia, sobre la novela del mismo nombre, sobre el crecimiento de un joven entre dos culturas. Familia, sexo, violencia, libertad.
Casanegra, de Nour-Eddine Lakhmari. Lucha de clases, thriller y bromas oscuras para mostrar la otra cara de una ciudad.
Mimosas, una coproducción dirigida por Olivier Laxe que permite aproximarse al campo y la tradición en una Guantanamera a la marroquí.
Literatura
El pan a secas, de Mohammed Chukri. Un clásico imprescindible para entender el camino difícil de la Historia que trae hasta aquí.
Canción dulce, de Leila Slimani. Una de las autoras más reconocidas del panorama actual, en una novela sobre familia, frustraciones y tragedias contemporáneas.
La liqueur des aloes, de Jocelyne Laâbi. No está traducido al español, pero debería. Memoria de una época de luchas y movilizaciones… y de sus consecuencias.
Cosillas raras
Parte de la política cultural del actual régimen pasa por la proliferación de festivales. Durante todo el verano, la música, el cine y el teatro toman las ciudades con propuestas gratuitas venidas de todos los lugares del mundo. Jazz au Chellah en Rabat y el festival internacional de teatro de Tánger son dos apuestas seguras.
Frivolité
El gran drama de quien viaja a Marruecos: ¿dónde beber alcohol? Dos trucos nunca fallan: los hoteles internacionales y los centros culturales extranjeros. Son burbujas de élite, pero no es fácil encontrar la ansiada cerveza de final de paseo en locales más populares (aunque alguno hay). Si se quiere comprar para llevar, los supermercados de la cadena Marjane son la opción más sencilla: eso sí, la bodega está aparte, escondida. ¡No os deis por vencidos antes de buscar!
Algunos medios…
Los medios marroquíes son en general oficialistas, y de credibilidad bastante relativa. Una excepción interesante es la revista TelQuel, publicación semanal crítica con casi 20 años de historia. Aunque surgieron algunos medios alternativos tras las protestas de 2011, no sobreviven. Recientemente, la periodista Kenza Sefrioui ha lanzado una colección de libros, Les questions qui fachent (Las preguntas que enfadan), que publica investigaciones sobre temas de actualidad.
https://www.vermarruecos.com/
No puedo creer que se le pasará por alto el culto a la personalidad al rey.
La discriminación a las mujeres, la pobreza que está en cada callejón, los continuos vendedores de coca y prostitución, la estafa que supone comprar algo porque con la excusa del regateo y de ser extranjero te quieren desplumar.
Asi como los niños que pululan por cada esquina engrifados de pegamento.
Pero da igual, hay que ser abierto de mente.
Ahí estaré, por JUSTICIA y porque España, en su momento, traicionó al pueblo saharaui entregándoselo al «hermano» alauita del monarca impuesto por Franco.
Domingo 2 de septiembre: Manifestación por la libertad y la independencia del Sahara Occidental.
Coincide con que la ONU ha pedido a Marruecos la libertad del periodista saharaui Banbari, que lleva 3 años encarcelado por filmar los graves incidentes que se produjeron en la ciudad de Dajla, en el Sáhara Occidental ocupado por Marruecos, tras un partido de fútbol.
https://la.confederac.io/t/domingo-2-de-septiembre-manifestacion-por-la-libertad-y-la-independencia-del-sahara-occidental/14706
El Sahara nunca ha sido ni será de Marruecos,vosotros los marroquíes estáis obcecados con esa idea debido a la ignorancia a la que estáis sumidos por vuestro Rey,estáis hablando del mapa como si fuera un objeto,ningún país reconoce la soberanía de marruecos sobre el Sahara occidental,y además es un territorio que administrativamente todavía pertenece a España,los saharauis jamás han dicho que son marroquíes,es más fueron brutalmente agredidos,torturados,encarcelados,asesinados por el régimen alauí,los saharauis tienen su propia lengua,sus propias costumbres y su propio código.llevan más de cuarenta y tres años luchando contra el invasor marroquí,a pesar de los varios intentos fallidos de sabotaje por parte del majzen ,la resistencia seguirá hasta el final y la justa causa prevalecerá.
El Sáhara ha sido es i será territorio marroquí el k sabe i escribe sobre Marruecos k no lo haga separandolo i dividiéndolo …hablas del te i el tajine pero la clavas x detrás con un mapa ridículo. Saludos
Cambiar la mapa señora,, Sáhara es Marruecos.. Si no no escribe nada de un país no conoces
su mapa
Sáhara es de Marruecos amiga se no ya te estás sacando ah Catalunya y país Vasco de la mapa que es un país en dependente
El Sahara occidental es un territorio independiente totalmente del régimen alauí,usted está comparando el pan con el tocino,dos temas totalmente diferentes,el Sahara fue brutalmente invadido,su gente fue asesinada,torturada,violada y sus recursos saqueados y además está una misión de las nn.uu.en las zonas ocupadas,y es un proceso de descolonización en la onu y en la Haya,un territorio que fue anexionado con manu militari,
Hay un gravisimo error en la mapa porque el Sáhara Occidental es un terreno rio marroquí si no quita uste Cataluña de la mapa de España
En Marjane no venden alcohol!