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La infravaloración del INE (y el discurso triunfalista) sobre la migración y el retorno

El colectivo denuncia que España sigue ofreciendo unas cifras inexactas que contrastan con datos oficiales hasta ocho veces menores a los reales.

Una camiseta de Marea Granate.

El pasado 25 de junio el Instituto Nacional de Estadística (INE) hizo públicos los datos de migraciones de 2017. Se presentaba el saldo migratorio de nuestro país, esto es, el balance entre los movimientos de emigración e inmigración de españoles y españolas. Según estas estadísticas, el saldo migratorio se situaba en 2017 en -9.627 personas, una disminución notable en el ritmo de la emigración española con respecto a años anteriores.

Como venimos haciendo, el colectivo de migrantes Marea Granate hemos puesto en entredicho estas cifras y el supuesto descenso de la emigración que indican, ya que los datos anuales del INE se basan en las inscripciones consulares en el Padrón de Españoles Residentes en el Exterior (PERE), que tienen reflejo posterior en España en los Padrones Municipales. La fiabilidad del PERE como fuente para elaborar estadísticas migratorias ha sido cuestionada desde diversos ámbitos, como los estudios de Amparo González Ferrer del CSIC o los análisis del Instituto de la Juventud Española (INJUVE) que muestran un evidente desfase entre las inscripciones consulares y las cifras de inmigración locales, en muchos casos públicas, de muchos países.

En Marea Granate también cuestionamos esta utilización del PERE para calcular el saldo migratorio español y lo hemos hecho comparando los datos del INE de 2017 con estadísticas locales del Reino Unido (NIN, National Insurance Number), Irlanda (PPSN, Personal Public Service Number) y Alemania (Destatis, Oficina Federal de Estadística). Esta comparación muestra que existe una clara disonancia entre el número de nuevas inscripciones de los registros consulares (PERE) y los registros de estos países: las nuevas inscripciones en Reino Unido triplican las cifras arrojadas por el INE, mientras que en Irlanda son ocho veces mayores, y en Alemania, de algo más del doble. Este desfase se acumula año tras año y muestra que la magnitud de la ola migratoria es mucho mayor que la estimada por las cifras oficiales del INE.

El motivo de esta incoherencia de cifras es simple: la inscripción consular es un trámite difícil de realizar en muchas ocasiones, por la lejanía de los consulados, las dificultades burocráticas (no se permiten inscripciones a distancia en muchos casos y los horarios de las oficinas consulares son muy restringidos) o el temor a la pérdida de derechos en el Estado español (pérdida de la sanidad a los 90 días de salir del país o la pérdida de acceso a una vivienda pública, entre otros). El principal motivo que lleva a la inscripción en el PERE es la intención de participar en elecciones: Marea Granate ha realizado un análisis exhaustivo del PERE desde el año 2009 que muestra incrementos importantes en las inscripciones en años de elecciones generales (2011 y 2016). Asimismo, las inscripciones consulares fueron muy numerosas en 2014 y 2015, en los que hubo elecciones europeas y autonómicas, bajando este pasado año 2017. Es decir, una de las principales motivaciones de los emigrantes para inscribirse como residentes en el exterior es poder votar, como demuestran las recurrentes colas en los consulados en periodo electoral; y este factor también tendría que ser tenido en cuenta por el INE para elaborar sus estadísticas.

Contra los usos partidistas de estos datos

Es sorprendente que a pesar de esta variación de inscripciones en el PERE (de hasta de treinta mil inscripciones al año en función del ciclo electoral) el INE esté elaborando análisis estadísticos de flujos y saldos migratorios sin contrastar con otro tipo de estadísticas. Y lo más preocupante de estas supuestas disminuciones en los saldos migratorios (que, pese a todo, siguen siendo, año tras año, negativos) es que estos datos inexactos se están utilizando políticamente para alentar el discurso de la recuperación económica y del retorno de la emigración: lo hemos podido ver tanto en campañas del Partido Popular donde se minimizaban las cifras de emigración, como en debates en sede parlamentaria en los que la exministra Fátima Báñez manipulaba cifras para mostrar un retorno que no es cierto.

Siguiendo este falso discurso triunfalista se han multiplicado los planes de retorno de las administraciones públicas, que son totalmente incoherentes con la realidad social migratoria y en la Marea Granate consideramos que solo son un mero objetivo electoralista.

Curiosamente, los primeros estudios científicos sobre el fenómeno migratorio actual y el posible retorno señalan que este último podría estar sobre todo ligado al regreso a España de los emigrantes económicos de los años 60. Las cifras desglosadas por el momento de países como Francia, Reino Unido y Alemania así lo evidencian.

Por otro lado, muchos parámetros indican que la emigración sigue siendo importante y cronificada, alentada por un marco laboral de precariedad y desempleo: una reciente encuesta revela que el 64% de la juventud desempleada está dispuesta a migrar para encontrar un empleo, y que un 50% del total de población joven se plantea su futuro fuera de nuestro país. El análisis demográfico de España es, al mismo tiempo, desalentador, con caídas de la natalidad y la fecundidad importantes y con un envejecimiento progresivo de la población, unido a una de las esperanzas de vida más altas del mundo. En 2017, el número de fallecimientos en el Estado español superó al de nacimientos, dando un preocupante saldo vegetativo negativo. Esta cifra contrasta con la de nacimientos de españoles en el exterior, aunque el INE ya no proporcione este dato, denominado “movimiento natural de la población en el extranjero”, desde 2004.

En resumen, la población española sigue envejeciendo y disminuyendo, muchas personas seguimos emigrando y creando familias en el exterior, pero estos datos no quedan reflejados en las estadísticas del Instituto Nacional de Estadística.

Por todos estos motivos es necesario un estudio adecuado y pormenorizado de la emigración española, tanto de su magnitud como de su realidad social, y unas políticas públicas acordes a estos estudios basadas en evidencias reales. Las estadísticas de migraciones del INE no pueden seguir elaborándose, año tras año, en función de un parámetro (las inscripciones consulares) que ha demostrado ser insuficiente. Es necesario comparar, cotejar fuentes y corregir cifras, más aún cuando las políticas públicas destinadas a la emigración dependen de ello.

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