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Las buenas maneras
"Al igual que con Willy Toledo, cabe hacerse la pregunta con Pablo Iglesias e Irene Montero: qué hubiera sido de sus vidas si no hubieran decidido saltar a la arena".
Veo al actor en la parroquia, debajo del Cristo, rodeado de algunos de los suyos, pocos. Los detalles cambian cuando los principios llevan a las personas a ponerse en el disparadero por sus ideas. Esa religión institucional, que ya va para un par de milenios, adaptándose a sistemas, revoluciones y poderes, se transforma en algo cercano, en algo que acoge, en algo que merece ser respetado. Por allí no sobrevuelan los obispos, con sus cátedras infalibles faltando gravemente a quien creen díscolo o pecador. Son demasiadas las salidas de tiesto de los eminentísimos para pensar, seriamente, que a un actor se le esté persiguiendo judicialmente por haber defendido con rudeza una manifestación feminista.
Hay gente que, de soñar tanto la abundancia del miserable, acaba reproduciendo sus maneras, afirmando que nada de lo que sucede puede tener un objetivo que no sea el beneficio personal. Dicen, como pretendiendo sonar definitivos, que si Guillermo Toledo sabe que el juicio no va a llegar a ninguna parte, su actitud levantisca solo tiene como objetivo su promoción personal. No entienden que el problema no es el resultado del juicio, sino el juicio en sí mismo. No saben que hay personas capaces de situar lo que piensan justo por encima de su integridad individual. No son capaces de concebir el precio tan alto que suele pagar quien sobrepasa el límite de lo considerado razonable.
Veo al actor discutiendo con el periodista. Uno es vehemente, el otro es hábil. Uno razona el conflicto, el otro escenifica el consenso. Uno queda fuera de los límites de lo común, el otro juega con el paternalismo de quien se sabe a salvo. Es la tiranía de las buenas maneras, que por un lado son imprescindibles para no caer achicharrado, pero a la vez son cárcel de la verdad más dura. Todo lo que Toledo le dijo a Ferreras, en un memorable encontronazo televisivo, era verdad, ambos lo sabían. La cuestión es que la profesión de uno es actuar y la del otro actuar para lo pautado, eso que cuando las cosas cambian, tras mucho tiempo, se acaba contemplando con una mueca como poco de desdén. Ferreras debería saberlo, fue él uno de los que se plantó en los días posteriores al 11-M, fue él quien sobrepuso verdad a cortesía, esa que pedían desde Moncloa.
El actor ganó en sus círculos, el periodista ganó en los suyos. Uno respeto, el otro audiencia. El problema es que la admiración no da de comer, que, al final, es lo que queda cuando la protesta se apaga y las cámaras enfocan hacia otro lado. Cómo hubiera sido la vida de Toledo si no hubiera sacado aquella pancarta del No a la guerra. Cómo hubiera sido si se hubiera limitado a protagonizar comedias y a hacernos reír un domingo a la hora de cenar. Lo peor, y esta es una pregunta que se hace más de uno, es si al final merece la pena. No por la derrota o la victoria política –frente a eso el rojo ya viene vacunado de casa–, sino por la derrota personal. Las crónicas, incluso las revolucionarias, siempre omiten a los que se quedaron por el camino, a los que sus principios les costaron una familia, una sonrisa, ver atardecer tranquilamente un lunes de noviembre. A la ideología fuera de los márgenes se la necesita, pero también se la acaba aborreciendo.
Lo que más me jode de lo del chalet no es, a mi juicio, la mala decisión. Sino que nadie, y aquí tan solo especulo, advirtiera a la pareja de dirigentes la que se les iba a venir encima. Una de las primeras cosas que pierden los que se meten en esa política que queda fuera de las murallas de la ciudad son los amigos. La incomprensión mutua, las horas de asambleas, las ideas defendidas con demasiada rectitud frente a las replicadas con demasiada inercia. Los costes suelen ser altos, más de los que se imaginan los que ven el espectáculo desde la barrera, como espectadores de una actividad, la política, que ha dejado de ser asunto de todos para convertirse en escupidera de nuestras frustraciones. Ni Iglesias era tan bueno cuando la mayoría bebía los vientos por él, ni ahora es tan malo cuando le culpamos de nuestras desdichas. Iglesias no es el mejor dirigente que podía tener parte de la izquierda, es el que tiene, el que la época se podía permitir.
La imagen, de él y Montero saliendo del hospital, ella hablando con unos familiares y él alerta observando a los fotógrafos que les acechaban, es repugnante. El resaltado de la ecografía en el fotomontaje del panfleto. La provocación desmesurada para que alguien pierda los nervios y suelte un par de hostias. Al igual que con el actor cabe hacerse la pregunta con ambos políticos: qué hubiera sido de sus vidas si no hubieran decidido saltar a la arena. Ellos, al menos, son dirigentes. Ellos, al menos, tienen una cierta protección de una estructura que, al lado de la que la enfrenta, parece endeble. Qué pensará Manuel Clemente, el concejal de IU de Villarrobledo al que amenazaron de muerte por pedir la retirada de un monumento franquista como estipula la ley. ¿Le merecerá la pena?
Corrían los primeros años de siglo cuando compartí mantel con un militante antifranquista de uno de esos pequeños partidos de los que todos hemos olvidado el nombre. Pedimos vino, menos él porque arrastraba un problema de riñón de una paliza que los uniformados le dieron de joven. La conversación derivó hacia esa época y todos empezamos a quedar callados antes sus andanzas. Algunas divertidas, otras, nos pareció, heroicas. Al ver nuestro brillo en la mirada nos advirtió de que no había nada que desear en aquello. De que en la cárcel, entre el frío y la dieta de galera, el estreñimiento era tal que en ocasiones se tenían que sacar del recto las heces con los dedos. Aquello no era un juego, estas cosas rara vez se cuentan. Lo peor es que no recuerdo ni su nombre, casi ni su cara. Una persona que no saldrá nunca en los libros de historia, con una expresión de fuerte desencanto, junto a algo de tristeza y profundidad, pero nunca de cinismo. ¿Le mereció la pena?
Veo a Zaplana saliendo en un coche, más que detenido, escoltado. Alcalde de Benidorm, presidente de la Generalitat Valenciana, ministro de Trabajo, portavoz de su partido en las Cortes. Casi veinte años de cargos. Cuando se cayó del escaño fue a parar a un puesto en Telefónica y otro en Logista, antiguos entes públicos privatizados por el gabinete del que él formó parte. En la empresa de distribución ganaba casi cien mil euros al año, en la compañía de comunicaciones se desconoce. No le han amenazado con dispararle, no le fotografiaron en su vida privada, su figura no despierta una hostilidad desmesurada al aparecer en la tele de un bar. Si es condenado pasará unos meses dentro de un establecimiento penitenciario en condiciones dignas. En el cuartelillo los agentes respetarán su integridad física.
No sabemos si a Zaplana le habrá merecido la pena. Lo que sí afirmamos es que no es lo mismo vivir bajo el ala del leviatán que despertarlo, tener intereses que tener principios, robar que equivocarse, retorcer la ley que pedir su cumplimiento. Cagarse en Dios que cagarse en los pobres.
Disculpen el lenguaje, hay veces que las buenas maneras tienen que tener un límite.
EL VALOR DE UNOS POCOS VALIENTES PODRIA CONTRIBUIR AL DESPERTAR DE UNA SOCIEDAD ESPAÑOLA, MANIPULADA, TIMORATA Y DORMIDA
Continúan las denuncias en el Parlamento europeo de la falta de libertad en España.
Los familiares de los presos políticos ha hecho sentir su voz este martes en Estrasburgo, en la sede del Parlamento Europeo, conjuntamente con la de los familiares de los jóvenes de Altsasu y del grupo de apoyo al rapero Valtonyc. Todos ellos se han desplazado hasta las instituciones europeas para unir fuerzas e interpelar a la UE para que posicionen en la causa.
El acto, que llevaba por título Defendiendo los derechos fundamentales a la UE: el caso de España, y que ha sido organizado por ocho partidos, ERC, el PDeCAT, Podemos, PNV, Bildu, BNG, Catalunya en común e Izquierda Unida, ha servido para que los familiares hayan podido explicar su situación personal y también para que algunos abogados, como Andreu Van den Eynder, hayan aportado la denuncia jurídica del caso. Además, también ha servido para que los familiares de los jóvenes de Altsasu, acusados de terrorismo por una pelea de bar, y los del rapero Valtonyc hayan podido internacionalizar un poco más su lucha.
http://insurgente.org/continuan-las-denuncias-en-el-parlamento-europeo-de-la-falta-de-libertad-en-espana/
Chapeau, Daniel.
Willy Toledo es de la estirpe de los lobos sin dueño, la especie más temida por los poderosos.
Sacrificar tus propios principios sería traicionarse a uno mismo, lo más frecuente hoy día; pero cuando se tienen unos principios claros y firmes luchar por ellos creo que debe ser lo que más compensa aunque se tengan que sacrificar muchas cosas.
Recordar, por ejemplo, a aquellos republicanos vencidos que decidieron desde Francia volver clandestinamente a España (El Maquis), afrontando mil peligros e incomodidades (vida al raso, fríos, incertidumbre, persecución) para seguir combatiendo al fascismo.
Lamentable lo que le pasa a Manuel Clemente; debe ser una persona valiente, le envío todo mi afecto y apoyo; no debemos permanecer callados ante la sinrazón y los matones. Es lo que hace la mayoría pero Willy y Manuel no. Estoy con vosotros.
Creo que esta sociedad que no sabe valorar ni apoyar a quienes se juegan la libertad, la salud y la vida por defender sus derechos y libertades no está a la altura de estas personas, no merece tal sacrificio.
Creo que las personas con valor y firmes convicciones tampoco podrían permanecer calladas. Si hubiera más de estas personas tendríamos la guerra contra la injusticia ganada.
Zaplana es de la especie «como dios manda», de los de siempre, que gracias al adoctrinamiento franco-fascista y a la «modélica» Transición la gente aún les sigue considerando los que son «como dios manda».
Prefiero este artículo, un análisis crítico más razonado y menos tendencioso políticamente.
https://disidentia.com/el-chalet-iglesias-montero-y-la-paradoja-de-la-igualdad/
¿Por qué una persona se mete en la política? Zaplana lo dejó bien claro, quería ganar mucho dinero y sus compañeros ministros de ese imputado gobierno del «fascista de las Azores» también parecían pensar lo mismo; a los muy patriotas no les importó vender al país y a sus ciudadanos con tal de llenarse los bolsillos.
¿Dónde quedan los que se dedican a la política con voluntad de servicio público? Esos, en los partidos mayoritarios no son capaces de abrirse camino y en los demás solo encuentran obstáculos. Los medios generalistas cuando sale la basura tipo Gürtel a flote se empeñan en decir que todos son iguales, sacan a relucir casos como el del chalet, no dicen nada acerca de la reducción voluntaria del sueldo a tres veces el sueldo mínimo, para eso ya no son tan iguales y sí, Iglesias cometió un error en su día al criticar la compra de un ático por Luis de Guindos pero nada mas. A ciertos representantes se les mira con lupa y a otros con orejeras.
Por cierto, yo también !Me cago en Dios! amigo Willy.
¿Debe alguien renunciar a la vida que puede permitirse porque defiende a las clases populares?
¿Debe, mejor, invertir sus ahorros en acciones, que pasen más desapercibidas? ¿Debe entregarlos, quizá, a «los pobres»?
¿Puede comer en un buen restaurante?
¿Le invalida eso para luchar por lo que cree? ¿Eso nos invalida a los demás para tener un líder que nos defienda?
El sistema que hay es capitalista, y en él, nos guste o no, debemos vivir. Podemos luchar por cambiarlo, humanizándolo, o por sustituirlo por «algo mejor». Podemos soñar. Pero vivimos donde vivimos. Y no deberíamos excedernos inmolándonos continuamente para regocijo de quienes sólo tienen intereses y, además, no predican con el ejemplo.
Zaplana 1 millón de € al año en Telefónica
Excelente artículo. Estoy, indignanteme, de acuerdo en el último párrafo. Si se hiciera una encuesta salvar a Zaplana o a Iglesias, los votos del primero estarían muy por encima del segundo. De pena!!
Yo creo que Pablo va a arrastrar toda su vida el descrédito por su incoherencia. Se subió con los de arriba mientras defendía a los de abajo y eso no le valdrá nunca la pena.
Demasiado contundente. claro, como lo basas en tu creencia, ya se sabe, las creencias, son eso; ni analíticas, ni científicas, ni objetivas, etc. El tiempo lo dirá. Todas y todos tenemos el «derecho» a equivocarnos….
¿Por qué es incoherente comprar una vivienda decente..? ¿Los rojos, hijos de rojos, no podemos con el dinero que nos queda, después de donar la mayor parte a PODEMOS (¿o eso no lo sabes?) y contando con la ayuda de los padres, comprar algo mejor que un pisito con dos habitaciones..? ¿Dónde está escrito..?
Magnífico como de costumbre. Cuando vengas a Madrid date un garbeo por la calle Olmo.
Porque se puede vivir bien en un pisito de dos, bueno de tres si se tienen dos hijos. No hace falta un chalet de 600000€. De eso se trataba, no? De que no es importante el dinero, de que no hacen falta lujos, ni vivir en mansiones.
Para los verdaderos creyentes, para los que acompañaron a Willy Toledo en la comparecencia a la que aludes al comienzo de tu artículo lo que de verdad ofende a Dios es, no ya ofender a los pobres, que por supuesto, sino ser cómplices de un sistema que produce necesariamente pobres, porque necesita empobrecer a muchos para enriquecer a unos pocos.
Sobre si habrá valido la pena o no, la pregunta me trae a la memoria el Canto a la Libertad de Labordeta: …habrá que empujarla, para que pueda ser.
Pues yo solo veo españoles…
https://enjuaguesdesofia.blogspot.com.es/
Magnífico artículo, lleno de verdades…Para reflexionar
Gracias,sin duda eres capaz de retratar en un artículo tan escueto lo que se siente al ir contra la convención social contra el status quo ,contra la influencia normativa y la indiferencia de los que, se supone ,no son los malos y que posibilitan que los malos sigan haciendo de las suyas .
Esa pregunta me la he hecho yo muchas veces y sigo sin tener la respuesta. Pero sí se que el 90% decide que no le merece la pena sacrificarse y sacrificar a su familia por unos ideales y se hacen, nos hacemos, los tontos.
Chapó, Daniel, como siempre pero mas mejor. Y respecto a las formas, inmejorable. Eres un gran pensador y un excelente cominicador. Gracias