OTRAS NOTICIAS | Sociedad

La fórmula millonaria de los medicamentos para el cáncer

La campaña No es Sano denuncia en un informe la falta de transparencia en torno a estos tratamientos, que da lugar a que la industria fije los precios "arbitrariamente, en función de la capacidad del mercado de cada país".

Tobeka Daki fue una activista sudafricana que luchó por el acceso a trastuzumab, un fármaco para el cáncer de mama, y falleció debido a esta enfermedad en noviembre de 2016. A pesar de ser una buena candidata, nunca pudo acceder al tratamiento por su alto precio: un año de tratamiento costaba cinco veces su salario anual. Se desconoce si el tratamiento le hubiese salvado la vida, pero lo que sí se sabe es que se le negó la oportunidad de probarlo. Existe una importante inversión pública en las fases de investigación y en los ensayos clínicos de muchos fármacos para el cáncer. Sin embargo, estos tratamientos son uno de los grupos de medicamentos con precios más altos y que más ingresos generan para la industria farmacéutica. Es una de las principales conclusiones del informe Los medicamentos para el cáncer: altos precios y desigualdad, que publica la campaña No es Sano. 

Un ejemplo: el trastuzumab fue apoyado en gran parte por filántropos y fundaciones, y casi el 50% de los ensayos clínicos se realizaron con presupuesto de universidades, centros de investigación o fundaciones sin ánimo de lucro. Hoy es uno de los productos estrella de Roche y ha generado más de 60.000 millones en ventas desde su comercialización. En los casos de alemtuzumab (Sanofi) y bevacizumab (Roche), otros dos fármacos estudiados, el informe revela que el 70% y el 50% de los ensayos clínicos, respectivamente, han sido financiados por universidades, centros de investigación o fundaciones sin ánimo de lucro.

Según el estudio, esta situación se debe a un sistema de propiedad intelectual que deja en manos de las compañías farmacéuticas la fijación de los precios y a un marco regulatorio poco transparente que beneficia a la industria en detrimento del interés público. «El actual sistema de patentes pretende garantizar la recuperación de los recursos invertidos en investigación, pero la realidad es que no podemos conocer esos costes porque son secretos y los datos que se publicitan no tienen en cuenta la inversión pública», explican desde No es Sano. «Esta falta de transparencia da lugar a que la industria fije los precios de los fármacos arbitrariamente, en función de la capacidad del mercado de cada país. Una opacidad a la que hay que añadir el hecho de que las negociaciones con las administraciones públicas están sujetas a acuerdos de confidencialidad que impiden hacer público cuánto se paga por los medicamentos», añaden. 

El informe denuncia que en España no es posible acceder a los acuerdos de precios fijados entre el Gobierno y la industria para estos fármacos de uso hospitalario y, dado que el peso presupuestario recae sobre las comunidades autónomas, este secretismo llega a provocar que los ya altos precios sean además diferentes entre regiones e, incluso, entre hospitales, poniendo en peligro los recursos finitos del sistema sanitario y obligando a recortar de otras partidas muy necesarias, como la contratación de personal médico, el cuidado y la atención a los pacientes o los equipos para diagnosticar enfermedades.  

Más casos

El estudio analiza también las nuevas inmunoterapias, las terapias CAR-T. Se trata de tratamientos novedosos que modifican las propias células del sistema inmunitario del paciente para que detecte y destruya a las células causantes del cáncer. Recientemente, se ha aprobado la comercialización en EEUU de Kymriah® (Novartis) y Yescarta® (Gilead) con precios de salida que superan los 475.000 dólares en el primer caso y 373.000 en el segundo. Una vez más, gran parte de la investigación que ha dado lugar a estas terapias, según explica el informe, proviene de recursos públicos –más de 300 millones de dólares solo en EEUU– y más del 60% de los ensayos clínicos se han financiado a través de universidades, centros de investigación o fundaciones sin ánimo de lucro.

Los casos de alemtuzumab y bevacizumab reflejan, además, algunas estrategias comerciales a las que recurre la industria para maximizar beneficios. Como recoge el informe, alemtuzumab multiplicó su precio por 15 –hasta los 58.0000 euros– en un año. El fármaco, destinado en un principio a tratar un tipo de leucemia, fue retirado por la empresa y lanzado de nuevo con otro nombre y otro fin: tratar la esclerosis múltiple entrando así en un nuevo mercado cuyos medicamentos son más caros.

Bevacizumab, por su parte, es un fármaco utilizado en diferentes tipos de cáncer, cuyas ventas, desde 2004, superan ya los 61.000 millones de euros. Este medicamento demostró también su efectividad en el tratamiento de un tipo de ceguera. La compañía Genentech/Roche, en vez de solicitar la inclusión de esta enfermedad en el listado de indicaciones del medicamento, decidió crear uno nuevo a partir de bevacizumab, con similares resultados, pero con otro nombre y un precio 100 veces mayor, explica la campaña No es sano, que reclama, entre otras cuestiones: una bajada en los precios de los medicamentos y que estos se fijen a partir de los costes reales de investigación y producción, no con criterios arbitrarios; conocer el precio real de los medicamentos que estamos pagando a través del sistema sanitario y transparencia en las negociaciones con la industria farmacéutica; más financiación pública para la investigación en cáncer; más control de los precios de los medicamentos en los que se han invertido fondos públicos y cambios en el modelo de gestión de la propiedad intelectual para que las patentes no sean el único incentivo. 

El informe se enmarca en la campaña Nos la juegan, en la que un vídeo en clave de humor denuncia que, si sigue creciendo el precio de los medicamentos, nuestro sistema de salud no podrá financiarlos y no nos quedará más remedio que fabricarlos en casa. 

Si te gusta este artículo, apóyanos con una donación.

¿Sabes lo que cuesta este artículo?

Publicar esta pieza ha requerido la participación de varias personas. Un artículo es siempre un trabajo de equipo en el que participan periodistas, responsables de edición de texto e imágenes, programación, redes sociales… Según la complejidad del tema, sobre todo si es un reportaje de investigación, el coste será más o menos elevado. La principal fuente de financiación de lamarea.com son las suscripciones. Si crees en el periodismo independiente, colabora.

Comentarios
  1. Aceptamos su negocio millonario?
    por muy caro que haya sido el proyecto para conseguir los diferentes medicamentos que salvan o mejoran vidas no tiene justificación dejar morir a nadie en ninguna parte del mundo.
    Tanto tienes, tanto vales, neoliberalismo salvaje consentido?
    Los mismísimos derechos humanos deberían de defender la expropiación de patentes en cuanto se demuestren abusos en los precios y por supuesto facilitar a todo el mundo antes de dejarles morir o deberíamos llamarlo Homicidios por desigualdad…
    http://elbarruso.simplesite.com/

    • En realidad quienes tienen el mando del mundo son grandes genocidas, seres sin escrúpulos. (Y anda que las multinacionales farmaceúticas no son angelitos paras nada)
      Estos grandes genocidas se esconden detrás de los políticos, a quienes culpamos de todos los males.
      Cierto que si el político o presidente de nación no le sirve al capital lo defenestran rápido. Ejemplos no faltan en el mundo para el que quiera ver.
      Juán Ramón Laporte, jefe de Farmacología del Hospital Vall d’Hebrón en una entrevista que le hicieron hace unos años afirmaba que el medicamente más caro, con embalajes incluídos, no excedía a más de dos euros su precio de coste.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.