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A cualquier cosa le llaman máster

El máster de Javier Maroto, el de Pedro Sánchez... Hay muchos más ejemplos: en el año 2013, el PSOE ofertó hasta tres cursos con la denominación de ‘máster’.

El escándalo del máster de Cristina Cifuentes ha levantado una ola de indignación generalizada, pero ha demostrado también una cuestión: a cualquier cosa le llaman máster. Dos ejemplos: los másteres que el diputado del PP Javier Maroto y el líder del PSOE, Pedro Sánchez, aseguraban haber cursado eran en realidad un Programa de Liderazgo en Gestión Pública impartido por el IESE, el centro de negocios perteneciente a la Universidad de Navarra, es decir, al Opus Dei, donde cursó también el dirigente del PP Pablo Casado su «posgrado en Harvard», como ha publicado el diario.es.

Pero hay muchos más ejemplos. Durante el año 2013, el PSOE ofertó hasta tres cursos con la denominación de ‘máster’: Máster en Acción Electoral, Máster en Políticas Socialdemócratas para el Siglo XXI y Máster en Economía Política. Estos cursillos, sin exámenes ni trabajos, estaban dirigidos a cargos públicos, asesores/as y miembros de gabinetes, responsables orgánicos estudiantes universitarios, militantes y simpatizantes, según la información extraída de la web del partido.

El Máster en Acción Electoral, impartido el 23 y 24 de febrero de 2013, estaba presidido por Óscar López, quien fuera secretario general del PSOE de Castilla y León entre 2008 y 2012 y actual senador, y dirigido por la socióloga Elena Rodríguez Navarro. Entre los ponentes se encontraban algunos cargos del partido como Rafael Simancas, Ramón Jáuregui y María González Veracruz, además de especialistas en campañas electorales como Pablo Pombo o César Calderón.

El 11 y 12 de mayo de ese mismo año se inauguraba el Curso Máster en Economía Política, presidido por Inmaculada Rodríguez-Piñero, ex secretaria general de Infraestructuras del Ministerio de Fomento de 2009 a 2011, y dirigido por César Giner, profesor de Derecho en la Universidad Carlos III y exdiputado en la Asamblea de Madrid. En este caso, sí se hacía referencia en la nomenclatura a un curso, aunque en el título se especifica también la denominación de máster. Este curso tenía una duración de 100 horas, de las cuales 70 se realizaban de forma online y las otras 30 de forma presencial. Entre los ponentes más destacados se encontraban los exministros Valeriano Gómez y Jordi Sevilla.

Según el profesor César Giner, él nunca realizó labores de dirección ni de toma de decisiones. “Yo hice de moderador durante las sesiones, pero quien configuró el programa y decidía sobre el curso era Rafael Simancas”, asegura el profesor de la Carlos III. Sobre la denominación de máster, afirma: «Todos sabemos la validez que tiene según el centro formativo que lo imparta”.

Estos cursos se impartían en el Instituto Jaime Vera, donde, según alegan fuentes del PSOE, la denominación de máster era común para este tipo de programas. Según las mismas fuentes, no era más que una forma de diferenciarlos de otros cursillos de menor importancia. Explican que en ningún momento se señala en la información que estén homologados por ningún organismo, sino que eran cursos internos, y defienden que, en 2013, la palabra máster no tenía la connotación que tiene ahora y que nunca más se volvió a usar dicho término. En 2013, se encontraba en vigor el Real Decreto 1393/2007, de 29 de octubre, que establecía lo siguiente: “Los títulos de Máster Universitario tendrán entre 60 y 120 créditos […] y concluirán con la elaboración y defensa pública de un trabajo de fin de Máster, que tendrá entre 6 y 30 créditos”. Además, para acceder a un máster es necesario contar con un título universitario oficial.

El tercer curso, el Máster en Políticas Socialdemócratas para el Siglo XXI, estaba presidido por Ramón Jáuregui y dirigido por Ignacio Urquizu, y pretendía “analizar cómo afectan los cambios económicos y sociales que se están produciendo actualmente a las políticas progresistas, conocer las aportaciones teóricas actuales más importantes al concepto de socialdemocracia, profundizar en los principales valores progresistas y trabajar sobre los principales retos de la izquierda”. En el cartel se informaba de que la duración del programa era de dos meses, aunque no se especificaba el número de horas.

Cargos públicos con estos másteres en su currículum

Tal y como se puede leer en la información relativa a estos másteres sui generis, sus destinatarios principales eran cargos públicos. Algunos de ellos así lo han reflejado en su CV, como la presidenta de la Asamblea de Extremadura, Blanca Martín Delgado. Según se podía leer en su biografía de la página web de la Cámara autonómica antes de que La Marea contactara con ella, la presidenta contaba con un Máster en Acción Electoral.  Posteriormente, se ha realizado un añadido sin modificar el término máster: «Máster en Acción Electoral: Nuevos tiempos, nuevas campañas. Impartido por el Instituto Jaime Vera de la Fundación ideas para el progreso».

El profesor Giner cree que esto es un problema personal “de alguien que en su biografía no da las explicaciones pertinentes” y por eso podría llevar a confusión. Desde el PSOE, argumentan que en ningún momento la presidenta de la Asamblea haya mentido ya que no se dice que el máster esté homologado por ninguna universidad u organismo. A diferencia de la presidenta, la diputada extremeña María Sol Mateos Nogales, portavoz adjunta del Grupo Parlamentario Socialista, sí señalaba en su biografía dónde cursó el máster (Instituto Jaime Vera y la Fundación Ideas para el progreso) y el número de horas (100 horas). E incluye en su CV otro máster en Comunicación Plus: Marketing online y redes sociales otorgado por la Fundación Centro de Estudios Presidente Rodríguez Ibarra (176 horas) en 2014. Obviamente, esto no es el caso Cifuentes. Pero sí una prueba de lo que decíamos al principio: a cualquier cosa le llaman máster.

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Comentarios
  1. Pura pantalla. Un engaño de décadas que viste muy bien los curriculums y el apartado de méritos de los concursos y concursos-oposición, una llave para encontrar trabajos en facultades universitarias. Todos esos masters, cursos y postgrados son meras tapaderas vistosas y los que las alegan unos putos cursillistas. Lo que vale es el dinero para obtener los títulos, como el necesario para el viaje de ida y vuelta y gastos de estancia.

  2. Me parece que, como señaláis acertadamente, el caso Cifuentes pone sobre la mesa un tema que debería ser tratado con cierta distancia de ‘la noticia’. La Marea ( o CTXT) sería un espacio ideal para este análisis pero creo q llevaría mucho tiempo y esfuerzo. No se muy bien cómo definirlo: hay algo de pérdida de prestigio de la Universidad como generadora de conocimiento; algo de privatización de estudios ‘superiores’, de modo que cualquiera se cree con derecho a impartirlos; algo de mercantilizacion de la propia U pública, que en lugar de ‘formar’ vende títulos a cambio de ‘creditos’ (la propia palabra….); el ‘título’ como fin para conseguir el cada vez más escaso trabajo; un cierto cambio de valores de los neo liberales que, apartando por un momento el dinero como única fuente de prestigio social, sale a buscar títulos superiores como sea, incluso montando ‘las fábricas’ que se los brinden por un atajo; la reorientacion de los postgrados en las U que después de reducir al mínimo el contenido de las carreras, abre la vía de los posgrados especializados y convenientemente divididos en módulos para ofrecer el conocimiento que antes era parte de las carreras a un precio solo al alcance de pocos que le permita financiar las auto devaluadas carreras…; El secuestro de los doctorados para reducirlos a un requisito para la cátedra apartando a los profesionales en ejercicio que, teniendo vocación de investigación no la tienen de docencia; unas U públicas que no incluyen en sus ‘claustros’ a ninguna representación social, reduciendo su vinculación a ‘la sociedad’ a variadas formas de relación con la empresa privada; la des vinculación de la U de los funcionarios públicos que forma, desaprovechando el conocimiento derivado de su experiencia mediante el nulo fomento de la Administración pública a los estudios de posgrado o a la publicación de artículos; la connivencia de la AP que puntúa los másteres en los concursos facilitando la promoción interna y los cargos directivos a quienes se pueden pagar el posgrado; una AP con servicios externalizados que renuncia a ser referente técnico para reducirse a oficina de contratación; la prohibición de obtener rentas del trabajo posterior a la jubilación (sin ninguna limitación a rentas inmobiliarias o de activos financieros!)…
    En el concepto de ‘sistema’ un elemento es parte del todo: Cifuentes es un elemento.

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