Erin Hunt, de Stop Killer Robots: “No hay tiempo que perder”

Desde el pasado 9 de abril, la Comunidad Internacional se reúne en la sede de Naciones Unidas en Ginebra (Suiza) para debatir el futuro de las armas autónomas, más conocidas como ‘robots asesinos’. Erin Hunt es miembro de la ONG Mines Action Canada y una de las representantes de la Campaña Contra los Robots Asesinos* (Stop Killer Robots), que asiste estos días a esas reuniones. Su misión y la del resto del equipo de esta campaña -integrada por 65 organizaciones de 28 países- se centra en explicar a las delegaciones diplomáticas las razones técnicas, legales, políticas, morales y filosóficas para prohibir esta tecnología militar, así como el riesgo latente de proliferación y de aparición de nuevas carreras armamentísticas en caso de que dicha restricción no llegue a tiempo.

Hunt responde desde Ginebra por correo electrónico a las preguntas de La Marea sobre la ronda de reuniones que determinará qué rumbo toman las negociaciones internacionales de cara a una posible prohibición de los robots asesinos.

¿Percibe más o menos apoyo en esta conferencia a la prohibición de las armas autónomas?

Esta convención empieza a ponerse seria. Empezamos a ver cómo los Estados desvelan sus posiciones y hablan de verdad entre ellos sobre cómo lidiarían con la amenaza que representan los sistemas autónomos armados. Hay muchas opciones sobre la mesa pero un amplio número de países empieza a expresarse con franqueza para apoyar la creación de un nuevo marco legal que prohíba las armas autónomas.

Desde un punto de vista jurídico y político, ¿en qué punto se encuentran los robots asesinos y su posible prohibición actualmente?

Estamos aún en fases tempranas para reuniones formales sobre las armas autónomas. Mientras que la mayor parte del mundo está de acuerdo en que siempre debe haber control humano sobre las armas, hay algunas discrepancias acerca de qué hace falta para asegurar que los humanos mantengan las riendas. La Campaña Contra los Robots Asesinos anima a los países a ponerse de acuerdo para empezar a negociar a finales de 2018, para así tener lista un tratado que prohíba las armas autónomas en 2020. Este margen de tiempo es factible, pero algunos países necesitarán escuchar en boca de sus propios ciudadanos que se trata de un tema importante.

¿Qué países están trabajando más para lograr que se prohíban los robots asesinos? ¿Cuáles están presionando con más insistencia a favor de su legalización?

Hay 23 países que han pedido la prohibición de las armas autónomas y hemos escuchado afirmaciones muy rotundas a favor de este veto en comunicados conjuntos del Movimiento de Países No Alineados y el Grupo Africano. Los Estados parecen estar de acuerdo con nuestra Campaña en que las armas autónomas son inaceptables desde un punto de vista moral y ético, y en que no serían capaces de respetar las leyes internacionales. En sus declaraciones de esta semana en durante la Conferencia sobre Ciertas Armas Convencionales,  Estados Unidos, Reino Unido, Rusia e Israel declararon de forma explícita que no apoyan una prohibición preventiva. Estos países están preocupados con que alguien logre desarrollar armas autónomas y no quieren quedarse atrás, aunque una medida realmente prudente sería lanzar una prohibición preventiva como la que en su día vetó las armas láser cegadoras, un éxito que evitó que esta tecnología llegara al campo de batalla.

¿Podría destacar el nombre de compañías y organizaciones que estén desarrollando armas autónomas o que estén presionando a favor de su legalización?

Sinceramente, no he oído hablar de demasiadas empresas u organizaciones haciendo lobby a favor de la legalización de las armas autónomas. Por otro lado, algunas compañías como la canadiense Clearpath Robotics y un amplio número de fundadores de empresas de Inteligencia Artificial y robótica ya han pedido una prohibición preventiva.

¿Cuáles son los principales retos que enfrenta ahora la Campaña Contra los Robots Asesinos?

El ritmo de la diplomacia no alcanza al del desarrollo tecnológico. Nuestra atención se centra ahora en establecer límites al uso de las armas autónomas antes de que sean utilizadas.

¿Qué puede hacer la sociedad civil para prevenir la proliferación de las armas autónomas?

La ciudadanía puede alzar su voz. Cada país debería establecer su propio debate nacional sobre si es o no aceptable delegar a un programa informático la decisión del uso de la fuerza, y potencialmente de matar o mutilar, y el público general necesita ser escuchado en este diálogo. Es hora de hablar directamente con nuestros representantes parlamentarios porque no hay tiempo que perder.

*La Campaña Contra los Robots Asesinos recomienda los siguientes vídeos para ampliar información sobre las armas autónomas:

‘Slaughterbots’

‘No country would be safe from fully autonomous weapons’