Medio ambiente | Sociedad

Viaje al mínimo impacto ambiental

Cada vez son más los hoteles que apuestan por el ecoturismo y promueven prácticas para no comprometer el estado natural de los ecosistemas.

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«Todo comenzó con un propósito: encontrar un lugar donde el paisaje estuviera conservado como en sus orígenes y la naturaleza hablara por sí sola. Todo debía sentirse, tocarse y observarse como si la tierra fuera pisada por primera vez. Queríamos crear una experiencia de turismo rural con el mínimo impacto ambiental». Con esta filosofía nació Mar de Fulles, un proyecto de turismo social y ecológico, que incluye hotel y albergue, ubicado en la Sierra de Espadán, en la provincia de Castellón.

El establecimiento es autosuficiente energéticamente gracias a su instalación fotovoltaica completamente aislada de la red eléctrica. Consta de tres fases inteligentes: consumo directo, almacenaje a baterías y según demanda a consumo o a baterías. Cuenta, además, con un huerto ecológico, del que seleccionan «una a una» las frutas y verduras para los menús del restaurante. En 2016 recibió el galardón Citizenergy, que premia los proyectos de energía verde promovidos por plataformas de crowdfunding y / o cooperativas de energías renovables que contribuyan a la transición energética.

Cada vez son más los hoteles que apuestan por el ecoturismo y promueven prácticas para no comprometer el estado natural de los ecosistemas. En Teruel encontramos La Ojinegra, una casa rural que dispone de un restaurante ecológico donde los productos utilizados, además, son de comercio justo. Tiene la mención Restaurante Km0 de Slow Food, que promueve la reducción de las emisiones de CO2 a la atmósfera producidas por el transporte de alimentos y favorece el consumo de productos locales, comarcales y estacionales, entre otras medidas. Un plato Km0 incluye un 40% de sus ingredientes de origen local, por lo que el restaurante compra directamente al productor a menos de 100 kilómetros de distancia. Ningún plato podrá tener alimentos transgénicos o animales que hayan comido transgénicos.

Kaaño Etxea, en Arrarats (Navarra), es una casa rural ecológica y sostenible próxima a parajes como la Selva de Irati. La idea del proyecto, según explican sus promotores en la página web, nació en un caserío sin agua ni luz, en el que se empleó la bioconstrucción para su rehabilitación y las energías renovables como abastecimiento energético. Entre los talleres que ofrece destaca la permacultura: «Es la integración armoniosa de todos los reinos vivos dentro de ecosistemas productivos agrícolas y entornos socialmente justos con resultados económicos que tienen sentido mediante buenos sistemas de gestión». Según explican, todo ello supone una ética de vida inclusiva, simple y universal de retorno de excedentes a los sistemas naturales para promover el cuidado de la tierra y sus habitantes.

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