Opinión | OTRAS NOTICIAS | Sociedad
150 metros de azar y asfalto
En un barrio obrero de Fuenlabrada con una alta tasa de inmigración y un paro elevado se agolpan tres enormes casas de apuestas deportivas y casinos 'online'.
Suscríbete y apoya el suplemento Apuntes de clase
El centro de Fuenlabrada no difiere del de cualquier otro de cualquier suburbio o población humilde de la periferia de una gran ciudad. Edificios de ladrillo naranja con decenas de años construidos al albur del crecimiento de las grandes urbes que acogían a inmigrantes de Extremadura y Andalucía. Huían del campo para llegar a las nuevas fábricas y ahora han sido sustituidos en número por senegaleses, magrebíes u orientales que intentan ganarse el sustento dando servicio a esos antiguos emigrados. Un barrio obrero más de calles mal iluminadas y asfalto plomizo con las aceras mordidas por el descuido y la desidia institucional que, conocedora de que en esos barrios les votan poco –en ocasiones ni derecho tienen– y pagan siempre, prefiere mirar hacia otros barrios.
No existen demasiados locales que permitan hacer barrio y la calle está solitaria y desapacible. El día no acompaña por la llegada de la borrasca Ana y si hubiera que acompañar la descripción con una emoción que inunda el ambiente sería la de tristeza. Entre la penumbra y el ambiente gélido, un establecimiento llama la atención sobre el resto de edificaciones por su diseño y estética. En un chaflán, presidiendo el cruce y erigida como centro neurálgico del barrio, asoma una gran casa de juegos con el apellido de su dueño: Orenes. Una tienda de apuestas deportivas y casinos online propiedad de Eliseo Orenes Baños, un empresario murciano que ha hecho fortuna con el juego y que ubica locales en barrios deprimidos, con mucho paro y que son propicios para captar clientes que puedan caer en la ludopatía.
La estrategia no es novedosa, no es más que un calco de un negocio que comenzó en Inglaterra con la proliferación del llamado “crack del juego”. Aquellas máquinas de la ruleta denominadas Fixed odds betting terminal, FOBT por sus siglas en inglés, que son una verdadera pandemia para las clases más depauperadas que ven el juego como única salida a su situación. Un estudio de la ONG Fairer Gambling recogido en The Guardian y realizado en 50 distritos concluyó que en las zonas con más desempleo había 1.251 casas de apuestas, mientras que en las que el paro había golpeado con menos dureza tan solo había 250. Una estrategia deliberada de las casas de apuestas para atraer a los olvidados de la clase obrera.
En la puerta de la casa Orenes dos adolescentes se lían unos cigarros después de haber apostado y perdido 20 euros a que el Atleti empataba con el Betis. Entre calada y calada despotrican por su mala suerte y el puto Oblak. Camino calle arriba y solo me cruzo con un grupo de hombres con chilaba que andan con prisa; una joven fuma en la puerta de un bar completamente vacío regentado por una mujer oronda con unas rastas coloridas. Mira al suelo con cara cansada en un local en el que solo se oye la música de la televisión. Los pocos establecimientos abiertos salpican de luz un caminar en el que las farolas apenas alcanzan a iluminar mis pasos. El locutorio Washim, un súper de productos latinos con una pareja china tras el mostrador y una tienda de parafernalia de smartphones son las únicas que no respetan el descanso dominical de la calle ni de sus trabajadores. Las tiendas que viven por, para, y gracias a la precariedad, son las que dominan el espacio público del barrio. Locales de compraventa de utensilios de segunda mano que permiten a los trabajadores vender sus escasas pertenencias para subsistir se agolpan en escasos metros. Cash converters, Super chollos y T-Lo-Compro adornan las fachadas con sus carteles apagados pero de colores muy llamativos.
Doblo la esquina y me encuentro un cartel de otro local que me anima a apostar con neones intimidantes. Esta vez se llama Sportium, un establecimiento que ocupa casi la fachada entera de una manzana y en el que entro a tomar un café que atenúe el frío que se ha apoderado de mis dedos al escribir las notas. Todos los clientes de la barra hablan en un inglés identificable por ser el propio de alguna antigua colonia británica de África. Beben cerveza y comentan su esperanza en la derrota del Barcelona para cambiar la suerte que por ahora les ha sido esquiva. Una máquina que simula una ruleta con una multitud a su alrededor es la protagonista del local. Es una de las temidas FOBT que ya han llegado a nuestro país. Voces y quejas son las protagonistas de la algarabía. Todos hombres, excepto la camarera y una chica muy joven con cara de no comprender qué está haciendo al observar cómo juega a las máquinas su novio adolescente.
Con premura y un fuerte golpe en la puerta entra un chico de no más de 18 años. No oculta una cartera de mano de piel que parece una mala imitación de Loewe. De ella saca un fajo considerable de billetes pequeños de cinco euros mientras camina con prisa a la máquina de la ruleta. El gesto casi verbaliza la ansiedad del muchacho por jugar. En la puerta, mientras, espera un grupo de amigos, menores, a que su compañero mayor de edad haga la apuesta de todos. Apuro el café y salgo de la casa de juegos. Nada más encarar la calle adyacente me encuentro otra sala de apuestas, esta vez del grupo Codere, a la que me asomo para ver que los feligreses tienen las mismas características que en los anteriores locales. Solo 150 metros separan tres casas de juegos de la competencia, todas llenas, buscando los pocos recursos de quien solo tiene la esperanza del azar para cambiar su precaria existencia. Un domingo cualquiera en otro barrio obrero.
Partes de un prejuicio ideológico y después tratas de confirmarlo, adecuando la realidad a la historia que has predefinido (yendo en contra de toda lógica). ¿Esas salas de juego no están en barrios ricos? ¿Las mujeres juegan? ¿Nay senegaleses que no jueguen? ¿Sólo los obreros juegan? ¿De verdad juegan para tener «esperanza»? ¿Lo dices en serio? ¿Por qué el casino está en Torrelodones? ¿Fuenlabrada es una especie de gueto de Varsovia ludópata? Más allá de la simplificación y sobre ideologización falsaria, lo verdaderamente peligroso es la justificación de un mal hábito. Perdona, Antonio, en Fuenlabrada, Parla, Numancia de la Sagra… viven muchas personas, la mayoría jamás han jugado, la mayoría no son ludópatas, y hay alguno que ha jugado o juega por pura diversión (y pudiera ¿controlar?). Te invito a que estudies los mecanimos psicólógicos que nos atraen hacia el juego, a que te informes sobre ludopatía… y, por favor, sería mejor poner en valor a las personas que salen a buscar trabajo o formarse más que a las personas que se dejan el dinero (muchas veces de sus familias) jugando, drogándose, estándo en la puerta del Cercanía a verlas venir… Basta ya de justificación. Incluso en la situaciones más extremas, todos tenemos capacidad de tomar decisiones. Afortunadamente, en Fuenlabrada hay mucha gente muy trabajadora, sana, luchadora… (inmigrantes y no inmigrantes). En cierto modo, tu artículo, como otros en esta línea ideológica termina siendo ofensivo para muchos de nosotros.
Una opinión bastante tardia! Las casas de juegos ya están bien establecidos por todo Madrid.
Por favor, si vais a autonombrarse ‘periodistas’, debeis hacer vuestro propio estudio de las cifras en España y no contar en los del Guardian.
Además, debeis contarnos quienes son los responsables para ceder los permisos de apuesta a los locales?
Una opinión no vale nada sin información.
Felicidades por el artículo. Qué triste realidad tan bien descrita.
Creo que es el único negocio que está proliferando sobre cualquier otro. Esta destruyendo a tanta gente, entre las que me incluyo desgraciadamente, que no puedo mas que sentir rabia al ver claramente que esto no importa a los ayuntamientos y al estado, ya que con esto ganan mucho dinero con los impuestos.
Escribí a la cuenta de la alcaldesa de madrid para que pusieran trabas para que La gente que no quiera entrar se lo impidan. Sería tan sencillo como obligar a estas salas de juego pedir el dni para poder prohibirte la entrada si tu lo has ha solicitado. No tuve respuesta, claro esta. En fin, una guerra perdida a costa de gente que sufre con este problema que es la ludopatia.
Lo ke has deskrito representa perfectamente lo ke veo aki en Bilbao kada vez ke me fijo en uno de esos lokales, la mayoria de la gente son afrikanos. Kuando los veo me akuerdo de akello ke nos decian de ke venian a pagar las pensiones de nuestros abuelos y a trabajar en lo ke nosotros no keremos, pero viendo la kantidad de horas ke le dedikan al dia en estos lokales ke parece ke no cerrasen nunka parece ke se ekivokaron y los ke vinieron eran todos millonarios.
¡¡Aunke bueno, ahora ke me doy kuenta, jugar a las tragaperrras es tambien una forma de kontribuir al sistema!!, por tanto una de las dos kosas ya la estarian haciendo: pagar las pensiones de nuestros abuelos.
Por favor, cuidemos la ortografía.
Eres demasiado frívolo, hablando de un tema del que no tienes ni puta idea. La ludopatía es una enfermedad, qué no entiende de razas, ni colores. Esos Africanos están allí, porqué no tienen donde reunirse. Allí se juntan con sus amigos, ven los partidos, y van cayendo poco a poco en la ludopatía, pués no tienen nada qué hacer en todo el día. Y a nadie les preocupa su vida. Y te lo digo yo, qué soy ludópata y he estado infinidad de días con ellos. La ludopatía no le preocupa a los dirigentes políticos, pero en poco tiempo va a llegar a miles de familias, destrozando su vida, tanto económica, cómo familiar. Está pasando lo mismo qué con la depresión, o las drogas. Hasta qué no tienes el problema en casa, no te preocupa. Pero cuándo te llega, te echas a temblar. Y los políticos, tendrán qué meter mano a éste problema, qué avanza a pasos agigantados.
Siento haberte ofendido. Rekonozko ke no pense en la ludopatia. Diskulpas.
Haciendo un análisis de género del relato, ¿Juegan más los hombres que las mujeres?¿Qué dinero se juegan, el suyo o el familiar? ¿Los hombres soportan peor la pobreza?
Gracias Antonio
!!!Me ha encantado tu relato y como lo has escrito!!!
Enhorabuena y que tengas mucha suerte creo que ers un gran escritor.
Jajaja.
Cierto que lo de las casas de apuestas es una peste, y cierto, ciertísimo, que la lírica «barrio obrero/asfalto gris/ladrillo rojo» delata un profundo desconocimiento de eso, de los barrios proletarios.
Vivo justo al lado, no soy nacido en Fuenlabrada, pero se nota que aunque naciste alli no tienes ni idea y exageras. No has nacido en un gueto, si paseas por la calle Leganes hasta el Tomas y Valiente veras gente joven, bares que estan bien, buen ambiente, buena iluminacion.
Cuanto daño y cuanta tonteria ha hecho el hipsterismo de la latina…
Como dijo Queque la «nueva izquierda» ha perdido carabanchel y ganado malasaña.
Acabas de describir mi barrio de Móstoles.
Hay que hacer algo, se está convirtiendo poco a poco en un gueto.
Cuando estas personas agoten todos sus ahorros empezarán la delincuencia si no ha empezado ya.
No se si paseabas por Fuenlabrada o por transilvania. La sarta de idioteces que dices para adornar tu relato sobran y no son verdad. En el resto las miserias de las casas de apuestas estoy de acuerdo
¿Seguro?… ¿Crees que Maestre es de La Moraleja?.
De hecho, tal y como Antonio describe las calles, te puedo hasta decir por donde paseo.
Fuenla siempre fue un barrio obrero, con sus problemas asociados, pero cada día esto se agudiza.
La realidad supera a este relato. Fábricas de ludópatas donde en la transición había drogatas. La alienación cambia de formas, pero se mantiene en el fondo. Y sí, sobra la idiocia. Alguien la alimenta con fundamentos sólidos
Describiendo la triste realidad que rodea a l@s sin futuro
Muchas gracias a Antonio Maestre por escribir esto
Gran desgracia y fatal realidad. Excelente artículo que roza lo radiofónico.