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Ellos destruyen
Hay un grupo de personas que destruye y otro que lucha contra esa destrucción. No son “dos bandos”, esto no es una tertulia televisada.
Dicen: nosotros estamos de un lado y vosotros de otro. Pero no es verdad, no hay “dos lados”.
Es cierto que unos, en “un lado”, defienden el reparto de la riqueza, la ayuda a los desfavorecidos, la promoción de lo público para uso común, el apoyo a aquellas actividades que nos construyen y mejoran, como la Cultura, el conocimiento y la Ciencia, la hospitalidad con quienes huyen del dolor, el cuidado del medio ambiente o la batalla contra la violencia y la discriminación… Por lo tanto, es evidente que los que están en el “otro lado” defienden lo contrario.
Pero eso no es así, y por eso no son “dos lados”.
Porque los que están en el “lado” que no defiende todo lo anterior ni siquiera se atreven a decirlo abiertamente. Lo hacen, permiten y fomentan que otros lo hagan, pero se lo callan o sueltan vaguedades sin fondo. No lo dicen. Aquellos que no defienden todo lo anterior jamás afirman “que se jodan los desahuciados con sus hijos en la calle”, o “que estudien solo los ricos, que para eso son ricos, y de paso que no voten los pobres”, o “que se mueran las familias de refugiados en las fronteras”, o “que les den a las maltratadas, que algo habrán hecho, las muy putas”. Pese a que las medidas que apoyan vienen a significar eso mismo, no se atreven a decirlo. Aunque quizás es cosa de tiempo, quién sabe.
Eso en cuanto a lo que defienden unos y callan otros. Pero estamos exponiendo sus discursos, no sus acciones. En este momento, solo uno “actúa”, el que destruye. O sea, podríamos decir que uno destruye y otro aspira a construir, pero de momento, en términos generales, solo enuncia sus aspiraciones. Serían “dos lados” si uno construyera en un sentido y el otro, en el contrario. Pero quienes no defienden lo enumerado al principio, quienes callan sus miserables aspiraciones, no construyen nada: destruyen. Solo eso. No es cierto que construyan su sociedad, su mundo. Si compramos esa idea, caemos en su trampa.
O sea, que, a la hora de enunciar sus deseos, unos hablan y otros callan. Y a la hora de actuar, unos destruyen y otros aspiran a construir.
Viene todo esto a la costumbre actual de dividir las discusiones públicas en “dos bandos”, como si hubiera dos bandos, como si nuestra sociedad fuera una tertulia televisada. No lo es. Hay un grupo de personas que destruye y otro que lucha –no sé si cada vez menos, pero sí cada vez más mansamente– contra esa destrucción. No son dos acciones, son una acción –destructiva– y la oposición a ella.
Llevamos mucho tiempo así, y de ahí viene el miedo de los destructores hacia ciertos tímidos intentos de construcción por parte de aquellos que aspiran a una sociedad más justa.
Y sí, habría que pensar en los que quedan en medio.
Mejor no se puede decir Cristina. Una pena que este articulo no se publique en La Razón o en el ABC.
Imposible, porque siguiendo el hilo de Cristina esos medios que usted cita fomentan y alietan la destrucción.