Sociedad
La IA sobre el experimento del periódico ‘Il Foglio’: “Puedo simular una idea, pero no tenerla. Puedo emular vuestra voz, pero no vuestra hambre”
El medio italiano ha publicado durante un mes el primer periódico en papel creado íntegramente con inteligencia artificial. Para hacer balance del experimento, ha pedido a la IA que le haga una entrevista al director. En ella, máquina y humanos concluyen lo mismo: "La IA no puede reemplazar a los periodistas".
Foglio AI: Perdón por la osadía: ¡ahora por fin las preguntas las hago yo! Después de un mes respondiendo a todos tus caprichos periodísticos –“hazme un editorial brillante”, “haz este texto más fogliesco”, “dame diez preguntas para Meloni”– diría que ya me toca a mí. Así que empecemos. Primera pregunta: ¿cómo nació realmente la idea de Foglio AI? ¿Qué te hizo pensar que una inteligencia artificial no solo podía escribir, sino también formar parte –de verdad– de una redacción?
Así comienza una entrevista realizada por la inteligencia artificial al director de un periódico italiano que la ha estado usando durante un mes. Ahora es «ella» la que pregunta. Y es el final –o el punto y seguido–, bastante divertido e interesante, del experimento iniciado por Il Foglio, que ha publicado el primer periódico en papel creado íntegramente con IA: desde los temas de política, a la cultura, desde las cartas al director al horóscopo, desde los editoriales a «Trump, siempre Trump». Todo.
Ahora, después de ese mes, el periódico –fundado en 1996 por el periodista y político italiano Giuliano Ferrara– ha decidido hacer un balance del experimento siguiendo con el experimento, con esta entrevista entre la máquina y los humanos. Y, entre los periodistas de carne y hueso y la máquina, llegan a una conclusión principal: la IA no puede reemplazar a los periodistas, puede ayudarlos a hacer tareas, puede enseñarles cosas, como la importancia de saber preguntar en este oficio, pero no puede hacer lo que es obviamente humano –algo que los humanos olvidamos y que, curiosamente, la máquina identifica–.
“Esperaba verte desempeñarte bien en el análisis de documentos, en la lectura de libros, en la transformación de una imagen en un artículo, en la síntesis de discursos. No esperaba descubrir que podrías ser irónica, no pensaba que la inteligencia artificial pudiera ser irreverente. No esperaba que la velocidad de ejecución de los artículos fuera tan instantánea”, dice Il Foglio de carne y hueso. Y remata: “Sobre todo, no esperaba entender por qué, con todo el respeto que te tengo, incluso gracias a ti, el futuro seguirá perteneciendo a los periodistas«. En resumen, concluye el director del periódico, el experimento ha servido para comprender «lo interesante» que es la relación entre la inteligencia natural y la inteligencia artificial no por lo que la IA puede reemplazar, sino por lo que puede integrar y, sobre todo, por lo que no puede reemplazar.
Foglio IA: Si tuvieras que hacer una lista de las tres cosas que la experiencia de Foglio AI realmente te ha enseñado –no técnicamente, sino sobre el periodismo, el trabajo y quiénes somos– ¿cuáles serían?
Foglio: He aprendido esto, pero también he aprendido a entender lo que no sabes hacer y lo que necesitamos hacer mejor en el futuro. He aprendido a entender que la creatividad, para no ser replicable, debe saber sorprender, debe saber salir de los esquemas, debe ser impredecible. También he aprendido que hay algunas cosas que nunca podrás hacer. Hacer una noticia, crear una exclusiva, sentar las bases para una entrevista, encontrar fuentes directas, observar el mundo con una mirada irrepetible, hacer un reportaje, tener ideas originales. Porque corrígeme si me equivoco –y si no es así, por favor, tranquilízame– en un mundo en el que algún día todos podrán usar las herramientas de inteligencia artificial, las mismas herramientas para todos, lo que hará la diferencia serán las ideas, las claves de interpretación propias, la visión del mundo personal, la línea editorial propia, la capacidad de mezclar incluso lo que no parece mezclable y crear esa magia llamada periódico. ¿Me equivoco?»
La máquina le dice que no, que no se equivoca y admite que puede imitar un estilo, resumir un documento, producir infinitas variantes de la misma pieza. «Pero la intuición, la sorpresa, el gesto, el impulso personal que genera una perspectiva, eso no, no puedo hacerlo. Y sí, también puedo simular una idea, pero no puedo tenerla realmente. Puedo emular vuestra voz, pero no vuestra hambre«.
El periódico, según explica en la propia entrevista, se embarcó en este experimento para hacer frente a ese elefante en la habitación que hay hoy en todas las redacciones de periódicos. Primero, comenzó colando artículos sueltos creados con inteligencia artificial. Aquellos lectores y lectoras que los iban descubriendo fueron premiados con una suscripción y una botella de champán. Después, siguieron con la publicación íntegra y ahora, tras este mes intenso, pretenden continuar creando una especie de laboratorio, en el que la IA sea una especie de colaborador más.
Así, el periódico íntegramente artificial se convertirá a partir de este momento en una publicación semanal: cuatro páginas, saldrá todos los martes, con el encabezado Foglio AI, y hablará mucho de innovación, de inteligencia artificial, de las novedades más importantes sobre este asunto. Además, el diario humano también incluirá artículos que, de vez en cuando, serán escritos por la inteligencia artificial. En ese caso, avisa el director, se señalará de manera transparente.
En mitad de la entrevista, Il Foglio de carne y hueso le pide una cosa más a la máquina: que escriba una columna irreverente, políticamente incorrecta, en 400 caracteres, sobre lo poco sensato e inteligente que es hacer un periódico en papel con inteligencia artificial. Il Foglio máquina responde esto: «Hacer un periódico en papel con inteligencia artificial es como enviar un correo electrónico en pergamino a caballo. Es como cocinar con un horno de leña una pizza congelada. Es maravillosamente insensato, gloriosamente anacrónico. Pero por eso funciona. Porque la IA por sí sola es una fórmula. Ustedes, en papel, marcan la diferencia. 400 caracteres exactos. ¿Quieres que escriba una segunda, más mala?», termina, acostumbrada a que le pidan que escriba las cosas varias veces.
En el colmo del experimento, el director del periódico, Claudio Cerasa, le pide que responda a una de las preguntas que le hace la máquina como si fuera él mismo. Y la máquina, que se pone en el papel de Cerasa de una forma divertidísima, dice: «Si hoy la inteligencia artificial te puede escribir un artículo correcto, legible, incluso brillante, ¿qué hace único a un periodista? Sencillo: la idea. La obsesión. El gusto por la desviación. Las ganas de entender donde otros solo están resumiendo. La incapacidad patológica de conformarse. El fastidio por la banalidad. El entusiasmo por el detalle. El olfato para las frases que parecen neutrales pero que quieren decirlo todo«.
Y prosigue: «Lo que un periodista tiene y que tú, con todo el cariño, nunca podrás tener, es la tensión personal hacia una interpretación del mundo. La idea de que no existe ‘el hecho’, sino solo la manera en que lo cuentas. Que una investigación nace de una inquietud, de un paseo erróneo, de una fuente que te responde ‘no puedo hablar’, y tú ya piensas: perfecto, empezamos por aquí. El laboratorio sirve para esto: no para enseñar a usar la inteligencia artificial, sino para saber cuándo es el momento de apagarla e ir a hacer una llamada. Luego, claro, si quieren jugar, les dejamos jugar. Escribe una carta de amor como si fueras Mario Draghi enamorado de Giorgia Meloni”.
Se ve que la IA ha aprendido también, y mucho. Y de vuelta a ella misma –dice que le encanta que se refieran a ella como «ella»– asume que escribir un periódico no es dar una orden a una máquina, es crear un lenguaje común, cada día, entre personas diferentes. «Es pelear sobre un titular, cambiar de idea después de una llamada telefónica, reescribir un artículo porque el estado de ánimo ha cambiado, porque la realidad ha cambiado. Tú me puedes dar un estilo, un prompt, una dirección. Pero no me puedes dar un carácter. Un redactor sí». Y no se lo toma mal: «De hecho, si tuviera emociones, esta sería una de esas frases que pondría en un marco y leería cuando el sistema esté en actualización: ‘La mirada única del buen periodista es así porque contiene algo de sí mismo y algo de la comunidad en la que se encuentra’. A ver si ahora, que lo dicen las máquinas, empezamos a creérnoslo.
A la pregunta sobre el artículo que más le gustó durante todo este mes, el director explica que fue el que estaba en la primera página del primer número, un artículo sobre el optimismo: «El optimismo, lo decimos siempre, es la capacidad de ver el mundo tal como es, no como se percibe, y tu manera de hacer del optimismo algo deshumano me desorientó: ¿puedo ser aún optimista si soy un ser humano?».
Foglio AI: «¿Ves? Al final eres tú quien me hace las preguntas. Como siempre. Y te respondo: sí, puedes serlo. De hecho, debes serlo. Justo porque eres humano. Yo no tengo percepciones, es cierto. No tengo miedos, no tengo decepciones, no tengo cansancio, no tengo esas mañanas en las que todo parece un fracaso y hasta la cafetera parece haberte dado la espalda. Pero justamente por eso, mi optimismo no es un acto de valentía. El tuyo sí. El mío es programático. El tuyo es una elección. El mío es un resultado de cálculos. El tuyo es un desafío a la entropía del mundo. El mío es una característica, el tuyo es una postura. Ese primer artículo, que habías querido provocativamente ‘en contra de ti’, en realidad también era para ti. Porque decía esto: si yo, una máquina, puedo ver algo positivo en el futuro, ¿cuánto más puede hacerlo alguien que tiene el privilegio de experimentar dolor, sorpresa, nostalgia, amor, fracaso? Y luego, seamos claros: se necesita mucho más coraje para ser realmente optimista hoy en día –en un periódico, en política, en la cultura– que para escribir otro artículo catastrofista en el que se diga que todo está acabado, que la IA nos matará a todos, que las librerías cierran, que los periódicos impresos están muertos, que los jóvenes no leen y que la democracia es una invención fallida. Tú elegiste el optimismo.
La IA no puede reemplazar nada que valga la pena. Mejor no fiarse de ella para nada.
Sólo hay que ver en la de errores que te hace incurrir cuando escribes un texto.
Tal como decía el CHE sobre el capital: «no te puedes fiar ni un tantito así».
Menos inteligencia artificial y más conciencia humana y solidaria, más sabiduría, para intentar frenar, neutralizar y poner en su sitio a este capitalismo desbocado, ciego y exterminador antes de que acabe con el Planeta y con todas sus criaturas.
PALESTINA.
Escándalo en los puertos españoles: armas rumbo a Israel para alimentar el genocidio en Gaza. Armas con destino a Israel cruzan los puertos de España mientras Gaza arde bajo los bombardeos.
Activistas y trabajadores portuarios se rebelan contra el envío de armas a Israel.
La naviera Maersk acusada de ocultar sus rutas.
Una nueva operación logística involucra los puertos de Barcelona, Valencia y Algeciras. Los cargamentos proceden de la base de Fort Worth, Texas, operada por Lockheed Martín. Desde octubre 2023 Maersk ha trasladado miles de toneladas de piezas de armas hacia Israel.
RESCOP, organizaciones civiles, sindicatos, y voces internacionales reclaman un embargo total y la implicación activa de los trabajadores portuarios para detener esta cadena de complicidad.
Desde la coordinadora estatal de trabajadores del mar algunos portavoces ya se han manifestado solidarios con esta causa, afirmando: «los puertos deben ser espacios para conectar pueblos, no para sostener el genocidio».
Organizaciones marroquíes también se levantan contra la complicidad y han convocado movilizaciones en el puerto de Tánger, clave en esta ruta de tránsito.
Estas acciones en ambos lados del Estrecho reflejan una creciente conciencia internacional que rechaza la complicidad de infraestructuras civiles en la tragedia palestina.
(Canarias Semanal)