Sociedad
Ella también se llamaba Josefa
El feminicidio confirmado en Galicia suma ya el tercer caso de víctimas con más de 70 años en 2025 –83 desde 2003–. El último informe del Defensor del Pueblo constata cómo las mujeres mayores, como Ana Orantes, siguen estando desprotegidas.
Josefa, de 76 años y asesinada presuntamente por su marido en O Bolo (Ourense), es la séptima víctima mortal por violencia de género en lo que va de año. El feminicidio suma ya 1.301 desde que comenzaron a elaborarse las estadísticas, en 2003. Y es ya, este 2025, el tercer caso de una mujer con más de 70 años –83 desde 2003–.
La Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género ha confirmado este lunes la naturaleza machista del crimen y ha trasladado que no existían denuncias previas por maltrato contra el presunto feminicida, un hombre de 72 años que ha sido detenido, informa Efe.
Josefa se llamaba también una de las víctimas de 2014, el año en el que La Marea, a través del proyecto PorTodas, realizó la investigación sobre el antes y el después de los crímenes machistas y que constató, entre sus principales conclusiones, cómo las mujeres de más de 65 años siguen estando desprotegidas.
Cuando comenzamos PorTodas, aún no existían estudios específicos de la violencia de género contra las mujeres mayores como estas dos mujeres llamadas Josefa o como ocurrió en el caso de Ana Orantes, años atrás, o en el caso de Antonia, de Cúllar Baza (Granada), asesinada a una hora y media del pueblo donde fue asesinada la misma Orantes. El primer estudio específico sobre ese tipo de violencia promovido por el Gobierno fue publicado en 2019, hace apenas seis años.
En su último informe, presentado hace unos días, el Defensor del Pueblo sigue haciendo hincapié en la violencia que sufren estas mujeres: «Tienen especiales dificultades para acceder a los derechos y a los recursos que establece el ordenamiento para poder salir de la situación de maltrato y recobrar sus vidas. Son un grupo especialmente vulnerable de víctimas en las que confluye una doble discriminación por su condición de mujeres y por lo que significa el fenómeno del edadismo«.
El estudio destaca que han vivido años de violencia en el seno de sus matrimonios, en situación de dependencia económica respecto del marido o exmarido, y que padecen aislamiento social y familiar por falta de independencia personal.
«Las quejas de estas víctimas revelan que padecen una violencia oculta, perpetrada a lo largo de los años, que está socializada y normalizada –prosigue el informe–. Hacen patente el hecho de haber sido educadas para ejercer el rol del cuidado de la familia bajo la sumisión al padre, que es quien aporta los recursos económicos. No son capaces de denunciar a sus agresores y tienen muchas dificultades para salir del entorno violento».
La institución es rotunda y sostiene que quienes en este contexto consiguen pedir ayuda se enfrentan a servicios y políticas públicas no adaptados a su realidad, «porque tienden a partir del presupuesto de una víctima más joven, que sufre una agresión en un momento puntual y que es capaz de afrontar por sí misma una nueva vida y alcanzar su independencia económica».
La Estrategia estatal para combatir las violencias machistas 2022-2025, recoge el mismo Defensor, sí contempla medidas específicas destinadas a proteger a las mujeres mayores de 65 años y se compromete a incorporar el enfoque interseccional, incluyendo actuaciones específicas para las mujeres mayores. Pese a todo, concluye el informe, la situación de estas mujeres continúa sin ser bien conocida.