Análisis
Nueva etapa belicista en Europa
"La guerra en Ucrania ha proporcionado una oportuna excusa para justificar el incremento de gasto militar. Pero el proceso de militarización, rearme y adopción de posturas belicistas de la UE ya viene de lejos", analizan desde el Centre Delàs.
Estos días se habla mucho del rearme de la Unión Europea. Sin embargo, es preciso situar una veintena de años atrás la decisión de la UE de rearmarse. En una primera etapa, la UE se centró en tecnología de seguridad dirigida a militarizar el control migratorio y de fronteras. Más tarde, el rearme ya pasó a ser abiertamente militar y un ejemplo de ello es que, por primera vez en la historia de la Unión, ésta optara por financiar I+D estrictamente militar. La guerra en Ucrania ha proporcionado una oportuna excusa para justificar el incremento de gasto militar. Pero el proceso de militarización, rearme y adopción de posturas belicistas de la UE ya viene de lejos.
Ahora, la Unión Europea quiere iniciar un rearme colosal con el objetivo, arguye, de defenderse de Rusia. ¿Está justificada esta necesidad de rearmarse por parte de Europa? Es innegable que Rusia tiene una enorme capacidad militar, pero el conjunto de los estados que forman la Unión Europea también. Según los datos del Sipri, el gasto militar mundial en 2023 ascendió a 2,44 millones de millones de dólares.
Ese año, el gasto militar de Rusia fue de 109.000 millones, el 4,5% del gasto militar mundial, mientras que el de EEUU fue de 916.000 millones de dólares, el 38% del total. Es decir, el gasto militar de EEUU fue nueve veces superior al de Rusia. Si nos centramos en Europa, el gasto militar de la UE27 más Reino Unido fue de 388.000 millones de dólares, 3,5 veces mayor que el ruso. El gasto militar conjunto de los países de la OTAN alcanzó los 1,34 millones de millones de dólares, el 55% del gasto militar mundial. Además, la Unión Europea ha aumentado su gasto militar un 30% entre 2021 y 2024. Con estas cifras, resulta difícil entender la necesidad de aumentar el presupuesto militar europeo.
El Libro Blanco sobre el futuro de la defensa europea considera a Rusia como la amenaza directa e indirecta más importante para la Unión Europea. Así justifican el aumento de gasto militar. Es previsible que Rusia, ante esta perspectiva, decida aumentar su gasto militar como respuesta a lo que puede interpretar como una amenaza a su seguridad. Con lo que se perfila ya una carrera armamentista entre la UE y Rusia para los próximos años. Y por tanto, más gasto militar y más tensión entre las partes.
Por su parte, el incremento de gasto en defensa podría significar la disminución de la asignación a otras partidas presupuestarias. De hecho, el 13 de enero, el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, con el objetivo de reforzar mucho más la defensa, pidió a los aliados europeos que inviertan en defensa «una pequeña fracción» de lo que dedican a pensiones, sanidad o seguridad social. Según Rutte: «Es una inversión en nuestra seguridad y en la seguridad de nuestros hijos y nietos«. Consideramos inaceptable esta propuesta.
El papel de Occidente antes y durante la guerra en Ucrania
Hace muchos años que los Estados Unidos y la OTAN rodean militarmente a Rusia. Lo presentan como una medida defensiva. Ahora bien, si esta situación provoca que el adversario se movilice militarmente, entonces no califican esta reacción del adversario de defensiva, sino como una amenaza. Desde mediados de los 90 ha habido cinco oleadas de ampliación de la OTAN hacia el este.
A partir de 2008 los objetivos siguientes eran Ucrania y Georgia. Recordemos que el 9 de febrero de 1990 James Baker, secretario de Estado estadounidense, prometió a Gorbachov que si Rusia facilitaba la reunificación de Alemania, la OTAN no se expandiría ni una pulgada más hacia el este. En la guerra de Ucrania, Occidente tiene una responsabilidad muy clara. Ha desatendido sistemáticamente las quejas rusas sobre la expansión de la OTAN, el despliegue en Europa de ojivas nucleares estadounidenses, la implementación de un escudo antimisiles en territorio europeo, etc. Todas estas actuaciones generaron en Rusia malestar y desconfianza con respecto a Occidente.
Cuando Putin accedió al poder en 2000, expresó el deseo de que Rusia ingresara en la UE y en la OTAN para “no quedar aislada en Europa”. Ambas solicitudes fueron rechazadas.
Los EEUU, la OTAN y la UE han obstruido los intentos de negociación para la paz. Un ejemplo, las negociaciones de Estambul de marzo de 2022, recién iniciada la guerra. Rusia se comprometió a retirarse de los territorios ocupados desde el inicio de la guerra y Ucrania se comprometió a renunciar a la OTAN y a no permitir tropas ni instalaciones militares extranjeras. Además, se fijaron quince años para encontrar una solución diplomática para los territorios del este, Donetsk y Lugansk. Boris Johnson, el entonces primer ministro del Reino Unido, presionó Kiev e impidió la firma del acuerdo. Su argumento fue que Occidente no estaba preparado para acabar con la guerra. Unas palabras terribles. Para poner fin a un escenario de muerte, miseria, hambre y destrucción siempre se debe estar a punto.
Aún otro ejemplo: los acuerdos de Minsk (2014-2015), con la intermediación de Francia, Alemania y Rusia. Los acuerdos preveían un sistema de autogobierno para las regiones del este de Ucrania. Pero este país nunca los cumplió. Rusia lo calificó de fraude. Angela Merkel confirmó que Rusia había sido deliberadamente engañada. Llegó a decir que sólo había negociado los acuerdos para ganar tiempo para Ucrania. Esto lo confirmó el presidente francés François Hollande. Ucrania aprovechó ese tiempo para armarse. El Gobierno alemán se había comprometido a aplicar «el paquete completo» de medidas acordadas. Fue una violación del derecho internacional, pero no sucedió nada. La negativa de Ucrania a aplicar el acuerdo fue uno de los detonantes de la guerra.
Menos armas y más diplomacia
En cuanto se hizo pública la conversación entre los presidentes Trump y Putin para activar negociaciones de paz, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ya anunció que propondría la activación de la cláusula de escape de las reglas fiscales europeas, de forma que el gasto en defensa de los Estados miembros no computara en el déficit público. Esto “permitirá a los Estados miembros aumentar sustancialmente su gasto en defensa”, arguyó von der Leyen.
Y días después, von der Leyen, el 4 de març de 2025 hizo público que presentaría un plan de rearme de Europa. Este plan tiene previsto un nuevo instrumento financiero que proporcionará préstamos de 150.000 millones de euros a Estados miembros para inversiones en defensa. Propone que se destinen a defensa antiaérea y antimisiles, sistemas de artillería, munición, misiles, drones y sistemas antidrones.
Además, los Estados miembros de la UE podrán activar la cláusula de salvaguarda del Pacto de Estabilidad. Esto significa que no se tendrán en cuenta las inversiones militares a la hora de computar el déficit presupuestario. Si los miembros de la UE aumentan su gasto militar un 1,5% de media, en cuatro años podrían gastarse 650.000 millones de euros extras. Un total de 800.000 millones de euros. También se fija como objetivo la movilización de capital privado mediante la aceleración de la Unión de Ahorro e Inversiones y mediante el Banco Europeo de Inversiones.
Ante unas posibles conversaciones de paz en Ucrania, la UE reacciona con rearme y mayor gasto militar. Hablan tanto de la guerra que podría parecer que la desean.
Reflexiones
El aumento del gasto militar sólo beneficiará a la industria militar. Un indicador es que, en las últimas semanas, ya ha visto aumentar su valor en las bolsas, lo que significa que los inversores la ven como un valor de futuro.
En lugar de rearmarse, la UE debería iniciar conversaciones para crear un nuevo sistema de seguridad compartida entre todos los estados de Europa, desde el Atlántico hasta los Urales. Hay un precedente que puede servir de modelo; se trata de la Carta de París para una nueva Europa de 1990. La suscribieron los estados participantes en la Conferencia sobre la Seguridad y la Cooperación en Europa (CSCE) y preveía la cooperación en materia de seguridad entre todos los Estados de la CSCE.
Las relaciones con Rusia, o con cualquier otro estado, deberían fundamentarse en el diálogo y la distensión y confianza mutua. Es necesario utilizar la diplomacia para resolver los conflictos actuales y los futuros, en lugar de presentar una imagen beligerante reforzando las capacidades militares.
Un aumento del gasto militar no representa mayor seguridad para las personas. No garantiza una vida digna, no garantiza los derechos sociales: puesto de trabajo, acceso a la sanidad y educación pública, a la vivienda, asistencia de cuidados, medio ambiente saludable, alimentación, etc.
Mientras llegan o no llegan los rusos, le manifestamos a la sirvienta del capital, van der Layen, nuestro kit de supervivencia:
—Alquileres asequibles.
—Tope al precio de los alimentos
—Cero listas de espera en la Sanidad.
(Insurgente.org)
No creo que la nueva actitud guerrera de la Unión Europea tenga su origen en la guerra de Ucrania, ésta lleva mucho tiempo y el belicismo de la Unión Europea es reciente. Creo el REARME, servicio militar obligatorio, bolsa de supervivencia, todo esto, parte de la actitud del régimen de Trump, el habló de la tercera guerra mundial y es porque el la tiene en la cabeza.
Todo grano. Uno de los mejores análisis de la Europa del capital y de las guerras y de la situación actual.
Me sucede, como a Julio Anguita, que me intranquiliza hondamente el silencio de las masas.
Desde los tiempos del No-do que no recuerdo haber visto tanta manipulación informativa como en la actualidad y a la gente tan domesticada, crédula y obediente.
Nos tratan como imbéciles porque saben que lo somos.