Internacional
Trump impone aranceles del 25% a los países que compren petróleo a Venezuela
El presidente estadounidense ha encontrado un filón en el Tren de Aragua, una banda criminal de origen venezolano, para imponer su relato antiinmigración y extender así su guerra comercial.
«Cualquier nación que compre petróleo y/o gas a Venezuela deberá pagar un arancel del 25 % a Estados Unidos sobre cualquier transacción comercial que realice con nuestro país». Así anunció Donald Trump su nueva ocurrencia arancelaria. El impuesto entrará en vigor el próximo 2 de abril. Ese mismo día, adelantó, quedará instaurado también el «Día de la Liberación de América». El presidente norteamericano usa la palabra «América» para referirse sólo a su país, no a todo el continente. Washington, parece claro, no utilizará ese día para celebrar las figuras de Simón Bolívar o del general San Martín.
Este «arancel secundario» responde, según Trump, al envío intencionado de delincuentes venezolanos a Estados Unidos. El presidente no aporta ninguna prueba para hacer tal afirmación. Tampoco la ha necesitado para la deportación de cientos de venezolanos a El Salvador, donde ingresaron en prisión gracias a la colaboración de su homólogo salvadoreño, Nayib Bukele, con quien Trump mantiene una excelente sintonía. El número de estos supuestos delincuentes es indeterminado, no así su cualidad: el mandatario estadounidense habla de «decenas de miles de criminales de alto nivel».
«Entre las bandas que han enviado a Estados Unidos se encuentra el Tren de Aragua, que ha sido designada como ‘Organización Terrorista Extranjera’. Estamos en el proceso de devolverlos a Venezuela. ¡Es una tarea enorme!», añadió en la cuenta de su propia red social, Truth Social.
Según la fundación InSight Crime, es «poco probable» que el Tren de Aragua, organización criminal originaria de Venezuela que efectivamente se ha extendido a otros países de Latinoamérica, esté replicando su «modelo en Estados Unidos». Los casos de detenidos en los últimos años apenas llegan a unas pocas decenas y su vinculación con el Tren de Aragua ni siquiera está clara. «La información sobre la presencia del Tren de Aragua en Estados Unidos –dicen en InSight Crime– es limitada y vaga».
Entre estos terroristas se encuentra, por ejemplo, Jerce Reyes Barrios, futbolista profesional que fue deportado la semana pasada a El Salvador. La prueba esgrimida para catalogarlo como tal fue que portaba un tatuaje con el escudo del Real Madrid, su equipo favorito. Reyes, que trabajaba como entrenador infantil, entró a Estados Unidos de forma legal en 2024 y se da la paradójica circunstancia de que había participado en manifestaciones de protesta contra Nicolás Maduro. Para expulsarlo, Trump tuvo que soslayar la Constitución y la Carta de Derechos de Estados Unidos y remitirse a una ley de guerra de 1798.
El presidente norteamericano, que saca cada día nuevos argumentos para imponer su artificioso relato antiinmigración, aseguró que Venezuela «ha mostrado una actitud muy hostil hacia Estados Unidos y las libertades» que, a su juicio, representa su país.
Hay otra paradójica circunstancia en este nuevo arancel anunciado por Trump: una de las más grandes empresas de hidrocarburos estadounidenses, Chevron, opera con normalidad en Venezuela. Es más, el país caribeño fue uno de los principales proveedores extranjeros de petróleo a Estados Unidos el año pasado, según datos del Departamento de Comercio. De momento, Trump ha alargado la licencia de Chevron para trabajar en Venezuela hasta el 27 de mayo. En principio sólo podía hacerlo hasta el 3 de abril, pero el presidente pone y quita sanciones regularmente, a veces incluso el mismo día.
España también compra petróleo a Venezuela, aunque poco. En 2024 representó cerca del 5% de las importaciones de crudo, según datos de la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores).
José Luis Escrivá, gobernador del Banco de España, calificó ayer la situación económica mundial de «extremadamente incierta». A su juicio, los motivos para esta incertidumbre hay que buscarlos precisamente en Washington. La primera razón, según Escrivá, «es la arancelaria». «Hay un cambio de paradigma por parte de Estados Unidos en la forma en la que quiere llevar sus relaciones comerciales con el resto del mundo», aseguró.
La Ley Helms Burton, una soga imperialista apretando el cuello del pueblo cubano.
El apéndice del bloqueo cumplió 29 años el pasado 12 de marzo.
La Ley de la Libertad Cubana y Solidaridad Democrática, más conocida como la Ley Helms Burton por los nombres de sus principales promotores, el senador por Carolina del Norte, Jesse Helms, y el representante por Indiana, Dan Burton, fue publicada el 3 de marzo de 1996. El presidente del gobierno de los Estados Unidos de entonces, Bill Clinton, fue quien la puso en vigor al estampar su firma en el documento el 12 de marzo del mismo año.
En este vídeo se explica lo que es dicha ley:
https://insurgente.org/la-ley-helms-burton-una-soga-imperialista-apretando-el-cuello-del-pueblo-cubano/
Trump prometió en la campaña electoral «detener la ola de litigios frívolos de los extremistas ambientales».
Los fascistas de combustibles fósiles están buscando una salida para pagar por el caos climático que crearon al pedirle al delincuente convicto Donald Trump y a sus secuaces de MAGA en el Congreso que les otorguen inmunidad general contra los crímenes climáticos.
Más de treinta estados y municipios ya están demandando a los contaminadores por daños climáticos. Aproximadamente una docena de estados están considerando leyes de superfondos climáticos, y dos estados, Nueva York y Vermont, ya las han aprobado. Es por eso que los contaminadores están pidiendo a los fascistas de combustibles fósiles que les den una «exención de responsabilidad» — básicamente una tarjeta para salir de la cárcel — que les daría a los contaminadores inmunidad general contra cualquier esfuerzo por hacerlos responsables de sus crímenes climáticos.
Las empresas de combustibles fósiles saben desde hace décadas que estaban causando la crisis climática. Pero en lugar de hacer algo al respecto, mintieron al público y presionaron contra las soluciones climáticas, y se convirtieron en la industria más rentable en la historia del dinero al hacerlo. Y ahora que las ciudades y las legislaturas estatales están ganando casos judiciales para responsabilizar a los contaminadores, los fascistas de los combustibles fósiles están pidiendo una «exención de responsabilidad».
Este mismo tipo de legislación de inmunidad se aprobó en 2005 para proteger a los fabricantes de armas de ser considerados responsables cuando su producto mata a personas.
Pero para darle a las grandes petroleras una tarjeta para salir de la cárcel y permitirles seguir acumulando ganancias récord mientras todos pagamos el precio de su contaminación, Trump y los fascistas de los combustibles fósiles en el Congreso tendrán que aprobar una ley , o adjuntarla como una enmienda a algo como un presupuesto o un proyecto de ley de gastos gubernamentales. Ese es un proceso complicado que requiere que todos los republicanos, y tal vez algunos demócratas electos, estén de acuerdo con él. Incluso una o dos deserciones podrían ser suficientes para bloquear la carta de las grandes petroleras para salir de la cárcel.
Por favor, firma nuestra petición: es un primer paso para construir el movimiento popular masivo que necesitamos para detener el proyecto de ley de inmunidad general y asegurarnos de que los contaminadores, no nuestras comunidades, paguen por el caos climático.
https://actionnetwork.org/petitions/tell-congress-not-to-let-polluters-off-the-hook-for-climate-damage?source=198m&referrer=group-198-methods&redirect=https://actionnetwork.org/fundraising/thanks-f
Este hombre es rico, al mismo tiempo es pobre, da «lastima».