Cultura
En la mejor tradición de la novela negra: ‘Secretos de un crimen’
Sandhya Suri dirige un espléndido ‘thriller’ en el que denuncia el sistema de castas en la India, la impunidad de la violencia contra las mujeres y la corrupción policial.
En literatura, la diferencia entre novela policiaca y novela negra está más o menos clara. La primera (que también nació primero) se basa, básicamente, en la resolución de un asesinato o de un misterio. Hay quien dice que la inventó Edgar Allan Poe (en 1841, con Los crímenes de la calle Morgue) y quienes se remontan mucho más atrás, hasta Sófocles (por cuanto Edipo rey revela la detección de un crimen y su resolución a través del razonamiento deductivo). La reina del género, como todo el mundo sabe, es Agatha Christie. Luego, tras la Primera Guerra Mundial, llegaría la novela negra, en la que también hay crímenes, sí, pero en la que eso no es lo fundamental. También puede haber detectives, en efecto, pero a veces no son capaces de resolver el enigma. Lo importante es la atmósfera, el ambiente en el que transcurre la trama. La novela negra se preocupa por la realidad social y sirve en ocasiones para denunciar los abusos cometidos por las clases dominantes. Secretos de un crimen, de Sandhya Suri, es un ejemplo perfecto de esto último. Es una película más negra que policiaca, aunque la protagonice una policía.
Cuenta la historia de Santosh (interpretada por Shahana Goswami), una mujer india que se queda viuda y acaba heredando el puesto de su marido… policía. Se trata de un programa gubernamental (que puede parecer descabellado pero que es real) llamado «nombramiento por compasión» con el que tratan de ayudar a esposas de policías que no podrían sobrevivir con la exigua pensión de viudedad. Nada más recalar en el cuerpo, Santosh se verá empujada a investigar el feminicidio de una chica de 14 años. Nadie quiere hacerlo porque pertenece a una casta inferior. Ni siquiera quieren tocar el cadáver. Sus jefes incluso queman incienso y hacen rituales de purificación en la comisaría después de que el cuerpo haya pasado brevemente por allí. Ahí tenemos la primera clave de una película que no es un simple whodunit (término del argot anglosajón asociado a la literatura de misterio que comprime la frase «who has done it?», ‘¿quién lo hizo?’).
La directora (británica de origen indio) llevaba mucho tiempo interesada en hacer un documental sobre la violencia contra las mujeres. Había trabajado de cerca con muchas ONG dedicadas al tema pero no había encontrado la «manera correcta», según sus propias palabras, de abordar el asunto en clave periodística y con personajes reales. «Después de aquel horrible caso de violación en grupo ocurrido en Nueva Deli en 2012, vi una foto de una multitud furiosa y de una oficial de policía que les hacía frente. Y aquella mujer tenía una expresión interesante. Me atrapó. Pensé: ‘Tiene el poder, pero no tiene el poder. Está con ellos [con la policía], pero no está totalmente con ellos. Parece que siente dolor, pero a lo mejor no es así…’», cuenta Suri. Esa ambigüedad (que es lo que da empaque a un relato inteligente) toma cuerpo en la figura de la actriz Sunita Rajwar, que interpreta a la policía veterana junto a la cual Santosh aprenderá el oficio.
Las pesquisas de estas dos mujeres las llevarán al interior rural, donde sus esfuerzos por encontrar al asesino se verán obstaculizados por una población que ya no cree la labor de una Policía anticuada, con una absoluta falta de integridad y que desprecia sistemáticamente sus denuncias. A ese despiadado apartheid hay que sumar otro tipo de marginación: el que sufren los musulmanes (alrededor de 200 millones de habitantes en el país más poblado del mundo). Con todas estas piezas construye Sandhya Suri una ambiciosa causa general contra el sistema de castas en la India, la impunidad de las violaciones y la corrupción policial. Es decir, una novela negra en su máxima expresión.
Luego, claro, hay que contar todo esto bien, y Suri lo hace extraordinariamente bien. Elige la fórmula realista para exhibir paso a paso el procedimiento policial. Va levantando los velos uno a uno con una cadencia admirable, transformando a esta policía novata, por la inercia de la emulación, en algo que ella misma aborrece. Somete a su protagonista, en definitiva, a un juicio ético implacable. Y con ella al público de cualquier latitud. Porque, evidentemente, la desigualdad, los abusos, la crueldad con los menos favorecidos no son algo que afecte sólo a la India.
‘Secretos de un crimen’, de Sandhya Suri, se estrenó en cines el 14 de marzo.