Política
Claves para entender el conflicto entre los médicos y Sanidad
El debate sobre las jornadas laborales y la incompatibilidad entre la pública y la privada marca la negociación del Estatuto Marco en Sanidad.
Meses después del inicio de la negociación sobre el Estatuto Marco de la Sanidad, las posturas entre sindicatos y la cartera liderada por Mónica García siguen enfrentadas. Los sindicatos médicos exigen un estatuto propio, mientras que otros defienden que todos los profesionales del Sistema Nacional de Salud (SNS) estén encuadrados en una norma general. En el centro del debate, las jornadas laborales, la regulación de las guardias obligatorias y las incompatibilidades, que se aprecian como una forma de desincentivar la atracción de profesionales al Sistema. Colectivos en defensa de los pacientes y de la sanidad pública admiten que mejorar las condiciones de los facultativos redunda en la calidad de la asistencia.
La Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) es uno de los principales actores de la mesa de negociación con el Ministerio de Sanidad que demanda un estatuto propio para los facultativos. “Entendemos que la singularidad de nuestra profesión, nuestro papel de liderazgo y el desempeño que realizamos debería recogerse de manera especial”, defiende José María Soto, vicesecretario de la Confederación. Desde su punto de vista, este estatuto propio mejoraría las condiciones laborales del colectivo médico de manera diferenciada, como ya sucedía antes de 2003, cuando se aprobó el Estatuto Marco de la Sanidad vigente, que les incluyó junto al resto de personal sanitario.
Uno de los principales motivos por los que la CESM se opone al borrador filtrado hace unas semanas sobre el Estatuto Marco son “las medidas discriminatorias” que a su entender sufriría el colectivo. Por otra parte, desde el ministerio liderado por Mónica García sostienen que todas esas prerrogativas reclamadas por el colectivo médico pueden encontrar su ajuste en el Estatuto Marco general.
Soto asegura que los médicos no deberían estar incluidos en el mismo escalafón, dentro de la clasificación profesional, que otros profesionales, ya que ellos poseen una titulación de 360 créditos y en el mismo grupo estarían profesionales con titulaciones de 240 créditos. “Esto es una primera discriminación que no podemos tolerar, puesto que esta escala tiene consecuencias retributivas, profesionales y académicas, y es una forma de minusvalorar nuestro desempeño”, introduce el vicesecretario de la CESM.
El debate sobre la jornada laboral
La discriminación que la CESM denuncia con mayor ahínco está relacionada con las condiciones de la jornada laboral. El actual Estatuto Marco señala que “cada vez que un profesional sanitario hace una guardia de 24 horas, debe las horas del descanso obligatorio del día siguiente a la administración”, tal y como recoge el Ministerio en su página web. El nuevo Estatuto, por el momento, recoge que “nadie tiene que devolver las horas de descanso, y además, pone el límite de 17 horas de trabajo máximo al día sin que se puedan computar las horas de guardia como horas de jornada ordinaria”.
Soto apuntilla que el límite establecido está en 48 horas semanales, “pero eso siempre como medida excepcional, y este Estatuto vendría a marcarlas como la norma”, sostiene. También menciona el anuncio por parte del Ministerio de Sanidad sobre que la jornada estaría limitada a un máximo de 17 horas al día. “Esto es una falacia porque además de las 17 horas habría que trabajar la jornada habitual después, así que llegaríamos de nuevo a las 24 horas. Y hay que remarcar que una disposición transitoria del Estatuto recoge que esta nueva medida se alcanzaría en un plazo de diez años”, añade el representante sindical.
Incompatibilidades e incentivación del SNS
La cuestión de las incompatibilidades es otra de las discriminaciones que subrayan desde la Confederación. Si se aprobara el Estatuto Marco en su redacción actual, los mandos intermedios, como los jefes de servicio, que cobraran del SNS no podrían trabajar también en la privada. “Se considera que el profesional que realice estas funciones debe tener dedicación exclusiva”, responde el ministerio, y “para compensar esta dedicación plena, se ha creado el complemento de dedicación exclusiva”.
En cuanto a la exclusividad para los médicos que acaba el periodo de residencia de su especialización y quieran trabajar en el SNS, el borrador del Estatuto incluye la posibilidad de que las comunidades autónomas puedan aplicarles la exclusividad durante los cinco primeros años. “No olvidemos que los presupuestos públicos sufragan el periodo de formación sanitaria especializada”, incide el ministerio. Soto, en cambio, expresa que los médicos ya están sujetos a las incompatibilidades que recoge la ley de funcionarios públicos, como cualquier otro trabajador de la Administración.
Asimismo, destaca que la pretendida exclusividad en los MIR podría llegar a ser ilegal por ir en contra de la libre circulación de los trabajadores. “Esto no se aplica a otras categorías profesionales, ni a enfermeras, farmacéuticos o psicólogos, solo a los médicos”, reitera el negociador de la CESM. Si no cambia el articulado del borrador, Soto presupone que muchos de estos jóvenes recién formados buscarán otras alternativas antes que integrar el SNS.
En resumen, desde la CESM critican que este tipo de condicionantes “suponen una desincentivación para trabajar en la sanidad pública para los médicos, que son tratados mejor en la privada u otros países”. “Estamos en una situación de escasez de médicos, así que menos sentido tienen todas estas medidas”, opina Soto.
CCOO defiende el Estatuto Marco general
Algo diferente es lo que defienden desde CCOO, también presentes en la mesa de negociación. Rosa Cuadrado, una de las negociadoras, entiende que “todos los profesionales del SNS deben estar regulados en un mismo Estatuto Marco porque es la regulación básica, con posibilidad de que las comunidades autónomas incrementen la retribución o reduzcan las jornadas”. Entre sus demandas, que la jornada máxima para todas las regiones se sitúe en las 35 horas semanales. Asimismo, CCOO asume que “la exclusividad fortalece el sentido de pertenencia al SNS, pero que debe estar bien remunerada”.
Este sindicato también intenta, en palabras de Cuadrado, la garantía de los descansos entre jornadas, la conciliación laboral de los trabajadores y que se garantice que el descanso tras la guardia se compute como jornada ordinaria y no recuperable. Por otra parte, desde CCOO exigen el desarrollo de la jubilación parcial y anticipada para el colectivo médico, y el reconocimiento de sus funciones en el baremo de la categoría profesional.
Cuadrado recalca que el documento filtrado tan solo es un borrador que podrá ser alterado cada vez que se produzca una reunión entre los agentes sociales y el Ministerio de Sanidad. “Nunca hemos tenido este ruido mediático. El Estatuto tendrá forma de ley básica que irá a audiencia pública y superará el trámite parlamentario, donde también sufrirá modificaciones, por lo que yo espero que la negociación siga su cauce habitual, que es en la mesa y con la representación elegida por los profesionales”, desarrolla la sindicalista.
Mejoras en los médicos, mejoras en los pacientes
Soto, el vicesecretario de la CESM, determina que todas estas mejoras para el colectivo médico redundarán en una mejor atención a la ciudadanía. “Las horas de trabajo continuadas son muy altas. A nadie se le escapará que cuanto más cansado esté un médico, más facilidad habrá de que merme su precisión o aumente el número de errores que puede cometer, eso es indudable”, desarrolla. Por lo tanto, mejorar las condiciones laborales de los facultativos repercutirá en “un sistema sanitario de mayor calidad con pacientes mejor atendidos”, resume.
Desde el Defensor del Paciente tildan la situación de la sanidad en España de “crítica”. “Yo quiero un médico bien pagado y descansado, porque en sus manos está nuestra vida, así que creo que sus reivindicaciones son absolutamente justas”, señala Carmen Flores, presidenta de esta entidad. A la par, argumenta que si realmente se pretende una dedicación exclusiva, esta debería estar bien recompensada salarialmente.
De todas formas, Flores piensa que el Ministerio de Sanidad también tiene otros colectivos profesionales a los que atender sus demandas, como la enfermería, ejemplifica. “Mi opinión es que el Estatuto marco debe englobar a todos los trabajadores del SNS con sus respectivas condiciones”, sentencia.
Carmen Esbrí, portavoz de Mareas Blancas a nivel estatal, recalca que se debería cuidar mucho más a los MIR: “El sistema está cimentado en gran parte en su trabajo, pero se les machaca bastante. Cuando terminan la especialización ya tienen un gran acúmulo de experiencia, y si lo público no les brinda las mejores oportunidades, las buscarán fuera, porque esta generación necesita estabilidad”, argumenta.
Esta activista por la sanidad pública ve con recelo la incompatibilidad de los mandos intermedios. “Tenemos que pensar por qué pasa eso y si sus condiciones son las óptimas, sin olvidar que muchas políticas están encaminadas a impulsar lo privado por encima de lo público. Podrían derogar la ley 15/97 que permite esta privatización del sistema, pero no quieren”, se explaya Esbrí. Ella misma concluye: “Si no hay médicos, no hay sanidad, así que hay que cuidarlos todo lo posible, porque eso tendrá consecuencias en la calidad asistencia a toda la ciudadanía”.