Política | Sociedad
Meta y las nuevas amenazas para el periodismo de investigación
Trump inicia una guerra contra la labor periodística. Los medios estadounidenses temen las consecuencias de posibles frentes judiciales y también que las comunicaciones con las fuentes puedan ser reveladas. Por ello, desaconsejan usar la mensajería de Meta
El servilismo de las grandes empresas tecnológicas y sus dirigentes a Donald Trump, y la consiguiente exaltación gubernamental de estos nuevos señores feudales, puede tener consecuencias graves para la libertad (en el sentido más amplio de la expresión). Una pata básica de esa libertad es el ejercicio del periodismo de investigación, por lo que la Administración Trump ya lo tiene en su punto de mira. El presidente estadounidense parece querer empezar una guerra contra el secreto periodístico, y Meta (propietaria de Facebook, Instagram, Whatsapp y Threads, entre otros) se ha plegado a sus deseos.
El nuevo Gobierno de Estados Unidos dispara desde varios frentes, como apuntaron ayer en la Cadena SER. Por un lado, una guerra judicial para asolar con demandas a los grandes medios, encareciendo al máximo la labor periodística, hasta el punto de que, quizá, haya quien desista.
Paralelamente, en los mass media norteamericanos hay un miedo que nace de la cercanía de las grandes tecnológicas a Trump. El temor, resumió Javier Ruiz en la SER, es que quien controla los mensajes cruzados entre periodistas y fuentes pueda ceder a las presiones de la Administración y destapar estas conversaciones. De momento, “Meta y Amazon ya han cedido”, señaló el periodista económico.
De hecho, agregó Ruiz, hay algunos medios, como The New York Times, The Washington Post, The Wall Street Journal, Associated Press, The New Yorker o ProPublica que están aconsejando a sus periodistas que destruyan la información sensible después de publicarla.
Zuckerberg paga 25 millones a Trump por haberle cerrado las cuentas en 2021.
Hace un tiempo (no muy lejano), en el que Mark Zuckerberg se enfrentaba a Donald Trump. Incluso llegó a cerrar las cuentas en Facebook e Instagram del ahora presidente después del asalto al Capitolio, el 6 de enero de 2021. Pero todo eso es pasado.
La última muestra es el acuerdo, desvelado por The Wall Street Journal, por el que Meta pagará alrededor de 25 millones de dólares para resolver la demanda que Trump interpuso tras la suspensión de sus cuentas.
Es solo un ejemplo. Antes llegó la donación de 1 millón de dólares al fondo inaugural de Trump, la eliminación de la verificación de contenidos por profesionales o la purga de las publicaciones sobre píldoras abortivas (con el argumento de que sus normas prohíben la venta de fármacos). Anteriormente, como informaron también en The New York Times, ya habían suprimido publicaciones de proveedores de servicios de aborto.
Eliminación de los programas de diversidad, equidad e inclusión
En un comunicado de Meta, acompañado por un vídeo de Mark Zuckerberg, Joel Kaplan, jefe de Políticas Globales de la empresa, afirmó –para justificar el abandono del sistema de verificación– que, en los últimos años, habían desarrollado sistemas cada vez más complejos para gestionar el contenido en sus plataformas, en parte como respuesta a la presión social y política para moderar el contenido.
“Este enfoque ha ido demasiado lejos. Aunque muchas de estas iniciativas han sido bienintencionadas, se han expandido con el tiempo hasta el punto en que estamos cometiendo demasiados errores, frustrando a nuestros usuarios y con demasiada frecuencia obstaculizando la libre expresión que nos propusimos permitir”, destacó.
Casi en los mismos días, Meta puso fin a sus programas de diversidad, equidad e inclusión (DEI por sus siglas en inglés). En una comunicación interna obtenida por Axios, Janelle Gale, vicepresidenta de Recursos Humanos, argumentó que “el panorama legal y político que rodea los esfuerzos de diversidad, equidad e inclusión en los Estados Unidos está cambiando”.
Tanto La Marea como Climática, medios editados por la cooperativa MásPúblico, dejaron de usar las redes de Meta (Facebook e Instagram) el pasado 9 de enero. Previamente, ya habían abandonado X (antes conocida como Twitter).