Cultura
Mohammad Rasoulof y la agonía de Irán
Después de varias estancias en la cárcel, el cineasta huyó definitivamente de su país tras rodar ‘La semilla de la higuera sagrada’, un alegato contra el patriarcado que mezcla drama familiar y ‘thriller’.
Mohammad Rasoulof concibió su último filme en una de sus muchas estancias en la cárcel y lo rodó al salir, a escondidas. Anteriormente, en 2020, cuando ganó el Oso de Oro en Berlín por La vida de los demás, tampoco pudo recoger el galardón porque estaba entre rejas. Obviamente, ninguna de sus películas se ha estrenado en su país. Cuando las autoridades de Irán supieron que La semilla de la higuera sagrada había sido seleccionada para competir en Cannes (donde acabaría ganando el premio especial del jurado), condenaron nuevamente al director, esta vez a ocho años de prisión, latigazos y la confiscación de sus bienes por «atentar contra la seguridad nacional». Fue entonces cuando Rasoulof optó por huir al extranjero en una peligrosa travesía de 28 días que lo llevaría hasta Egipto antes de conseguir asilo en Alemania. El exilio era la única salida después de estar más de 15 años en el punto de mira de los ayatolás. Parte de su equipo de rodaje siguió sus pasos. Otros no tuvieron esa oportunidad, como los actores Missagh Zareh y Soheila Golestani, que interpretan al matrimonio protagonista de su historia y que no pudieron acompañarle durante la ovación de 14 minutos que recibió en La Croisette.
Lo que distingue La semilla de la higuera sagrada es su franqueza. No hay metáforas (más allá del título) ni poesía visual ni trasfondos más o menos difusos en los que Rasoulof pretenda esconderse para evitar la censura y el castigo. Va a degüello y toma como punto de partida un hecho real: la muerte de Mahsa/Zhina Amini después de ser golpeada en comisaría por llevar mal puesto el hiyab. Aquel homicidio provocó un sinfín de protestas bajo el lema «Mujeres. Vida. Libertad» que desembocaron en una represión brutal, con cientos de muertos en las manifestaciones y cuatro ejecutados en la horca. En la película, el protagonista es un juez que es ascendido y que, aunque al principio tiene reparos morales a la hora de firmar sentencias de muerte, lo acaba haciendo. Se convertirá así en un instrumento del régimen. Sus hijas, en cambio, no pueden permanecer ajenas al movimiento que está hirviendo en las calles. Y Rasoulof, evidentemente, tampoco. Pertenece a esa clase de artistas que no pueden trabajar al margen de la sociedad en la que viven.
La película, militante y plena de tensión en todo momento, transita por varios géneros que van del drama familiar al thriller político y del cine de terror (la influencia de El resplandor es manifiesta) al western, pasando también por el documental, ya que el director utiliza muchas imágenes reales de las manifestaciones y de la brutalidad policial que la gente compartió por las redes sociales en aquellos días de esperanza y horror. El régimen teocrático, que parecía resquebrajarse en el exterior, corre aquí en paralelo al desmoronamiento de una familia envenenada por el patriarcado de puertas adentro. Así cuenta Rasoulof la agonía de su país.
‘La semilla de la higuera sagrada’, de Mohammad Rasoulof, se estrena en cines el viernes 17 de enero.