Internacional

Maduro, investido presidente de Venezuela

Buena parte de la comunidad internacional rechaza su nombramiento y Estados Unidos ha llegado a ofrecer una recompensa de 25 millones de dólares por su captura.

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. MIGUEL GUTIÉRREZ / EFE

Nicolás Maduro fue finalmente investido como presidente de Venezuela tras jurar el cargo en la Asamblea Nacional. Allí cargó contra la líder de la oposición, María Corina Machado, usando una retórica extravagante en la que llegó a pedir «una cruz de madera y una estaca» para mantener alejado «al demonio, que puede ser demonia también».

En torno a Machado hubo toda clase de rumores que no pudieron ser desmentidos ni confirmados por la prensa, ya que el cruce de noticias falsas entre una y otra facción ha sido continuo en las últimas horas. Se dijo que tras alentar a la población a manifestarse de forma masiva contra Maduro fue detenida por la policía. El Gobierno venezolano desmintió esa información y se ha visto a Machado en libertad. Desde la oposición se publicaron vídeos de una detención con forcejeos y disparos al aire que no han podido verificarse.

Una parte importante de la comunidad internacional ha rechazado la toma de posesión de Maduro tras unas elecciones, celebradas el pasado 28 de julio, cuyos resultados tampoco han podido verificarse. España, por ejemplo, ya ha adelantado que no reconocerá al actual presidente hasta que las actas electorales se hagan públicas. Así lo aseguró el ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, en una entrevista en RNE. En consecuencia, ningún representante español estuvo presente hoy en Caracas durante la ceremonia de investidura.

Estados Unidos ha ido más lejos y, como en las películas del Oeste, ofrece una recompensa de 25 millones de dólares por las cabezas de Maduro y de su ministro del Interior, Diosdado Cabello.

La Unión Europea también se ha sumado a las condenas y anunció una serie de sanciones económicas contra miembros del gobierno de Maduro. Kaja Kallas, jefa de la diplomacia europea, afirmó en un comunicado que el mandatario latinoamericano carece de «la legitimidad» de un presidente «democráticamente elegido».

Maduro, en su discurso de investidura, se refirió a quienes desde el extranjero han negado la legalidad de su nombramiento diciendo que no volverá a participar de la «diplomacia del engaño de la zanahoria y del garrote».

«No aprendieron la lección de Guaidó», añadió, al tiempo que acusaba a la comunidad internacional de fomentar una conspiración para «imponer un presidente» en Venezuela.

Fiel a su estilo impetuoso y grandilocuente, Maduro alzó la voz para asegurar que va «palante, ¡con la fuerza huracanada y volcánica de un pueblo que quiere patria, que quiere futuro, que quiere paz!». En ese momento, todos los invitados al acto se pusieron en pie para aplaudir al presidente, que no estaba solo, ni mucho menos, jurando el cargo. A la ceremonia acudieron representantes de China y de Rusia. En persona, lo hicieron el cubano Miguel Díaz-Canel y el nicaragüense Daniel Ortega, quien incluso se abalanzó sobre Maduro para abrazarlo durante su alocución.

«El poder que yo tengo, el poder que represento, el poder que me otorga la Constitución y que representan estos símbolos –dijo Maduro mientras se acariciaba la banda presidencial– no me lo ha dado un presidente extranjero ni un gobierno gringo. A mí no me ha colocado como presidente el Gobierno de los Estados Unidos ni los gobiernos proimperialistas de la derecha latinoamericana. A mí no me ha colocado la oligarquía de los apellidos. ¡Vengo del pueblo! ¡Soy del pueblo y mi poder emana de la Historia y del pueblo! ¡Y al pueblo me debo!».

«Ha consolidado un golpe de Estado», aseguró María Corina Machado tras la jura del cargo por parte de Maduro. «Cruzó una línea roja. Violó la Constitución», añadió. «Hoy no se puso la banda en el pecho, se la puso en el tobillo como un grillete».

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