Internacional | Política

Alemania, noqueada por la injerencia de Musk en su escenario electoral

El Parlamento alemán investiga si la ayuda de Musk al partido de ultraderecha Alternativa por Alemania puede considerarse una donación ilegal. En las últimas semanas, decenas de universidades y otras instituciones han abandonado X

Presentación de la conversación entre Elon Musk y Alice Weidel/REUTERS.

BERLÍN | ¿Hay algo que pueda hacer Alemania contra la injerencia de Elon Musk en su escenario electoral? La conversación de ayer con la candidata a canciller del partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD), Alice Weidel, ha disparado las preocupaciones por la creciente influencia del dueño de X -antes Twitter- y de Tesla en la política internacional. Ante las intromisiones de ese gigante tecnológico, la Unión Europea y Alemania lo único que parecen poder hacer es controlar si la intromisión electoral es acorde a la ley.

Según publican hoy medios alemanes, funcionarios de la Unión Europea monitorearon la conversación de Musk para asegurar que no violara la Ley de Servicios Digitales. El Parlamento alemán, por su parte, investiga si la ayuda de Musk puede considerarse una donación ilegal. La conversación en X con la candidata a canciller, Alice Weidel, atrajo a más de 200.000 espectadores. Después de la charla, en la que la candidata del partido de extrema ­­­derecha llegó incluso a decir que Hitler era «comunista», el multimillonario certificó el apoyo a Weidel. «Solo AfD puede salvar a Alemania», dejó por escrito en su cuenta.

La publicidad de Musk a AfD

Musk, que ya en las elecciones estadounidenses hizo campaña con Donald Trump, ha apoyado al partido de extrema derecha mediante publicaciones en su plataforma. La ley de partidos alemana prohíbe las donaciones de países no pertenecientes a la UE, y ahora el Parlamento busca esclarecer si la publicidad de Musk a AfD puede considerarse una forma de donación, dado que él y su empresa están radicados en EE.UU.

La ONG alemana LobbyControl destaca que el alcance del apoyo a AfD tendría un impacto económico significativo y podría constituir un apoyo indebido. «Se puede hablar de publicidad política aquí, porque la plataforma X generalmente vende ese alcance por mucho dinero», sostiene la organización.

Tras el episodio de ayer, buena parte de los medios alemanes coincide en señalar que Musk persigue con esta intromisión política en Alemania sus intereses económicos propios, como la eliminación de regulaciones que afectarían a sus empresas. «Hoy en día, los monopolios digitales representan enormes concentraciones de poder que pueden influir en la política y la sociedad, no solo en un único país, sino en todo el mundo», alerta por ejemplo el periódico TAZ, que señala que el magnate trata de socavar la regulación europea. También el Süddeutsche Zeitung apunta que la conversación con la líder de AfD implica la utilización de X para la influencia en la narrativa política global con un extraordinario alcance.

Decenas de universidades abandonan X

La ola de instituciones que en protesta por el autoritarismo y la desinformación abandonan esa red social también crece en el país germano. La Freie Universität, la Universidad de Münster, la RWTH de Aquisgrán y decenas de otras de las universidades más importantes y grandes de Alemania han congelado en los últimos meses sus cuentas en protesta contra la creciente radicalización del discurso. Aducen que la orientación de la plataforma contradice los valores básicos de las universidades, como el cosmopolitismo y la integridad científica.

En la charla de ayer, en la que en ningún momento Musk cuestionó sus palabras, la candidata Weidel aprovechó para definir a AfD como «un partido conservador libertario», se quejó de que se señale al partido como «extremista de derechas», pese a que el partido está considerado como un caso seguro de extrema derecha en varios estados federados alemanes por la Oficina Federal para la Protección de la Constitución, nombre que reciben en Alemania los servicios de inteligencia de Interior.

Impunes quedaron también en X las declaraciones en las que la candidata ultra afirmaba que «Hitler se consideraba un socialista». «El Estado fundó compañías, pedía grandes cantidades de impuestos, nacionalizó industrias enteras», llegó a decir.

No es la primera vez que Musk trata de interferir en unas elecciones europeas, pero la intromisión de cara a los comicios del 23 de febrero ahonda en Alemania en una profunda herida: AfD podría ser en la próxima legislatura la segunda fuerza electoral por detrás de la CDU/CSU, con cerca de un 20% de los votos y tiene una creciente influencia entre los hombres jóvenes. Está por ver si el apoyo del magnate magnifica aún más esa expectativa resultado.

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