Opinión

Feliz solsticio de invierno

"Para desgracia de los defensores de la tradición judeocristiana, adalides de la preservación de los valores de Occidente, otras religiones y tradiciones están presentes en el Estado español, gracias al mayor número de inmigrantes respecto a décadas pasadas", escribe Arantxa Tirado

Fotografía de puesta de sol muy proxima al solsticio de invierno desde el sur de Tenerife. PERLAROQUES / Licencia CC BY-NC-ND 2.0

No sé en qué momento surgió la enésima polémica en las redes sociales, pero estos días algunos señores de mediana edad han considerado pertinente emprender una campaña para señalar lo anómalo de felicitar el solsticio de invierno. En sus comentarios llegan, incluso, a afear que haya quien felicite “las fiestas”, en lugar de mencionar la palabra “Navidad”, como hizo el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en su mensaje de Nochebuena en X. 

Pareciera que a los adalides de la libertad les molesta la libertad que otros, otras y otres tienen para elegir su propia manera de ver el mundo y relacionarse con la sociedad. De sus palabras se desprende una incomodidad ante la posibilidad de celebrar estos días festivos desde otra perspectiva —sea laica o religiosa— o, incluso, de decidir no celebrarlos. Quienes se escandalizan por el “borrado de la Navidad” no encajan que la sociedad española esté cambiando y ya no sea tan cultural y religiosamente homogénea, como lo fue de manera impuesta durante cuarenta años de dictadura franquista. 

Para desgracia de los defensores de la tradición judeocristiana, adalides de la preservación de los valores de Occidente, otras religiones y tradiciones están presentes en el Estado español, gracias al mayor número de inmigrantes respecto a décadas pasadas. Pero, a pesar del alarmismo de una ultraderecha que asegura que el islam va a volver a conquistar España (y Europa), lo cierto es que los practicantes de otras religiones no llegan siquiera al 5% de la población, según las encuestas del CIS. 

Sin embargo, lo que se abre paso con fuerza en la sociedad española, y amenaza con desmontar el cuasi monopolio católico, es un laicismo creciente. Los distintos barómetros del CIS muestran que el 40% de los españoles se consideran agnósticos, ateos o se auto ubican en la categoría de indiferentes/no creyentes. Unos datos que confirman otros estudios y que, en el caso de los jóvenes de entre 18 y 24 años, asciende a más del 60%. 

Por supuesto, se puede ser ateo, agnóstico, indiferente o no creyente y celebrar la Navidad, como un rito de la cultura de la que se forma parte, despojándola de toda sacralidad. No hace falta abrazar la religión católica, ni creer en el nacimiento de Jesucristo ni en la existencia de los Reyes Magos para hacer un Belén o cantar villancicos. La sociedad española así lo demuestra. Por eso, rasgarse las vestiduras porque se feliciten las fiestas o el solsticio de invierno aparece como un gesto carpetovetónico que raya el ridículo, habida cuenta la compatibilidad de ambas miradas, del innegable laicismo de buena parte de los españoles y de algo mucho más importante todavía: el origen pagano de las celebraciones de Navidad.

Que haya quien crea que es más apropiado referirse a las fiestas decembrinas por su nombre religioso, que por el ciclo de la naturaleza que las enmarca, sólo denota su ignorancia o su defensa acérrima de una costumbre sacra que, al ser puesta en perspectiva histórica, muestra su carácter contingente. Hay un perfil de ser humano que tiende a creer que su contemporaneidad es ingénita y que ha sido inmutable a lo largo de los siglos. Muchas veces ni siquiera se hace el esfuerzo de pensar de dónde vienen las festividades que celebramos en nuestras sociedades. A lo sumo, se indaga en el origen cultural inmediato, pero no en el sustrato que le antecede. Así pasa con tantas fiestas religiosas que se vinculan a momentos de la tradición católica, pese a su principio cósmico. Esto sucede en sociedades que se rigen por coordenadas culturales de raigambre religiosa, de las que no se libran ni Estados laicos, como México, ni Estados no confesionales, como España. 

Conviene recordar que, detrás del carácter religioso de la Navidad, hay un origen pagano que ha sido ocultado, subsumido en un secuestro de ritos y tradiciones ejercido por los poderes religiosos y políticos que, en tiempos pasados, fueron capaces de imponerse y hacerse hegemónicos frente a creencias preexistentes. Estos procesos se han dado a lo largo de los siglos, a veces en la forma de una confrontación abierta entre distintas culturas o religiones, otras como amalgama e hibridación. Que en este preciso momento histórico existan personas que sólo vean la expresión de su resultado final, identificando la Navidad con el nacimiento de Jesucristo y, por tanto, considerándolo una festividad exclusivamente cristiana, no borra las huellas de lo que hubo antes.

El periodista Pepe Rodríguez publicó hace décadas un libro divulgativo para entender el origen y significado de muchas de las tradiciones navideñas, Mitos y ritos de la Navidad.  En su obra, ya clásica, explicaba cómo muchos de las costumbres que caracterizan estas fiestas tienen, en realidad, un simbolismo que los conecta con prácticas ancestrales que se mantuvieron desde la antigüedad para garantizar la evangelización de los paganos o campesinos. Por tanto, aunque ya no seamos culturas agrarias precristianas, no hay nada estrambótico en recordar que la festividad de la Navidad nos conecta con los ciclos de la naturaleza que eran fundamentales para marcar las cosechas y, por tanto, la supervivencia humana. Y que fue la Iglesia Católica la que se erigió sobre unas prácticas preexistentes, creando todo un imaginario para afianzar su dominio político, económico y espiritual. 

En realidad, la Navidad no es más que una festividad pagana secuestrada por la Iglesia Católica, igual que la figura de Jesucristo no deja de ser la representación religiosa, versión cristiana, del mito del Sol, compartido por diversas religiones y civilizaciones con otros nombres: Horus, Apolo, Mitra, Krisna, Dionisos, Huitzilopochtli… Distintas maneras de referirse a lo que los romanos llamaron el Sol Invictus, cuya figura se conmemoraba hasta el siglo IV, no casualmente, el 25 de diciembre. 

No está de más, por tanto, poner un poco de perspectiva histórica, y comparativa cultural y religiosa, para darse cuenta de lo relativo de las creencias, sus patrones de repetición, su mutabilidad o, incluso, su fugacidad. Felicitar el solsticio de invierno puede leerse como un gesto atávico o como una gilipollez, a decir de otros, pero puede que, al final, acabe siendo el preludio de un futuro no tan lejano en que el ser humano vuelva a conectarse directamente con los ciclos de la naturaleza, sin necesidad de una interpretación mágica para relacionarse con ella.

Si te gusta este artículo, apóyanos con una donación.

¿Sabes lo que cuesta este artículo?

Publicar esta pieza ha requerido la participación de varias personas. Un artículo es siempre un trabajo de equipo en el que participan periodistas, responsables de edición de texto e imágenes, programación, redes sociales… Según la complejidad del tema, sobre todo si es un reportaje de investigación, el coste será más o menos elevado. La principal fuente de financiación de lamarea.com son las suscripciones. Si crees en el periodismo independiente, colabora.

Comentarios
  1. En eso estamos, Arantxa:
    Remodelación del cerro San Cristóbal y el monumento al Corazón de Jesús con 4,4 millones del Ayuntamieto de Almería y Fondos Next Generation.
    Dos años de obras y 4,4 millones de inversión otorgan otra mirada al Sagrado Corazón de Jesús que la ciudad inaugura.
    Se ha instalado una iluminación en soportes bajos, propia de entornos monumentales, de luz cálida y muy baja contaminación lumínica. En total, son 494 puntos de luz, parte de los cuales han sido empleados para recordar las 14 estaciones del antiguo Vía Crucis Penitencial del Señor de la Pobreza que dejó de celebrarse en la década de los 60…

  2. Claro que si ,Feliz solsticio de invierno !!!
    Feliz desobediencia, feliz rebeldía, que la insurrección popular llene las calles del mundo 4en 2025.
    Unidxs seguiremos luchando para la libertad y dignidad de los pueblos.
    Salud y anarkia

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.