Sociedad

La vida diez años después del asesinato de Liliana

La historia de Liliana, asesinada por su expareja en Alcobendas el 17 de diciembre de 2014, es uno de los últimos feminicidios documentados en PorTodas. Así vive hoy su familia.

El hermano y la madre de Liliana, con su perro. ELVIRA MEGÍAS / PORTODAS

Miqui se acerca nada más abrir la puerta. Tiene el pelo largo, blanco y rizado, negro en las orejas, y se deja acariciar. No se pone tenso con los extraños. “Era el perro de mi hermana”, explica Gabriel mientras cierra la sesión en el ordenador situado en el salón de su casa. Miqui llegó a la vida de Liliana apenas un año antes de ser asesinada y sale en la foto que la policía difundió a los medios de comunicación. Ahora, diez años después, el perro continúa ágil y, de un salto, se sube al sofá.

Cecilia, la madre de Gabriel y de Liliana, llega unos minutos más tarde ante la dificultad para aparcar en la zona. “Siempre fuimos una familia de tres, porque mis padres se divorciaron cuando nosotros éramos pequeños. Nos llevamos bien con mi padre, pero no ha estado nunca especialmente presente”, apunta Gabriel.

El 17 de diciembre de 2014, la familia quedó reducida a ellos dos. Hoy hace diez años de aquello. Liliana fue asesinada por parte de su expareja, Rodolfo, argentino nacionalizado español, condenado a 17 años y medio de prisión por este caso. Gabriel reflexiona: “Lo que son las cosas de la vida. Huimos de Medellín por la violencia ligada al narcotráfico, que fue muy fuerte en los 80. Una de las cosas que Lili odiaba era esa violencia gratuita de la ciudad, y una de las razones para venir era escapar de ella. Y se la encontró aquí”.

Él llegó a España con 20 años, en 1999, acompañado de su madre, que regresó al país unos meses después. Liliana lo hizo en 2001, con 23 años. Finalmente, Cecilia volvió en 2003 y, desde entonces, residieron juntos, primero en Alcobendas y, desde 2007, en San Agustín de Guadalix, ambos municipios de la Comunidad de Madrid. “Siempre vivimos bien, aunque con la crisis, mamá y Lili perdieron el trabajo”, dice Gabriel.

Entre madre e hijo se observa un cariño especial. Se miran, se hablan y se escuchan con mucho respeto. Y coinciden a la hora de describir a Liliana: “Era una mujer muy soñadora, con muchos proyectos en mente. Quiso ser azafata de vuelo, y empezó a prepararse. Luego temas de tai-chi, medicina tradicional china… le gustaba mucho todo lo relacionado con la cultura asiática”, recuerda su hermano. Cecilia asiente ante las palabras de su hijo: “Siempre tenía una sonrisa. Yo nunca la vi malhumorada. Tenía una armonía con la vida”. […]

A los 36 años, Liliana fue la última víctima mortal de la violencia de género de 2014. “Para mí, antes de que sucediese esto, la violencia de género eran cifras que daba la televisión. Desde entonces, me fijo en los nombres y en las historias de cada caso. Por eso creo que es muy importante este trabajo que estáis haciendo”, reconoce Gabriel, que asegura haberse planteado la posibilidad de realizar un proyecto fotográfico sobre feminicidios, puesto que él trabaja como fotógrafo.

Puedes seguir leyendo la historia completa en PorTodas.

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