Internacional
Guía básica para entender qué está pasando en Siria
La reciente caída del régimen de Bashar al-Assad en Siria ha generado un escenario complejo y cambiante en Oriente Medio, con implicaciones tanto para actores locales como para potencias internacionales involucradas en la región. El colapso del Gobierno sirio ha dado lugar a una reconfiguración de alianzas y ha intensificado las tensiones geopolíticas.
Este artículo ha sido publicado originalmente en Catalunya Plural. Puedes leerlo en catalán aquí.
La desaparición del régimen de Assad en Siria ha dejado a sus aliados tradicionales, como Rusia, Irán y Hezbolá, en una situación de vulnerabilidad estratégica. Durante años, estos actores fueron clave para mantener al Gobierno sirio en el poder. Ahora, enfrentan el reto de replantear sus estrategias para proteger sus intereses en el territorio sirio y en el resto de Oriente Medio.
Rusia, que ha invertido recursos militares y económicos significativos para sostener a Assad, busca ahora consolidar una posición de influencia sin verse arrastrada a una nueva escalada del conflicto. Moscú ha iniciado conversaciones discretas con Turquía y actores del Golfo Pérsico para negociar una transición política que garantice la permanencia de sus bases militares y su presencia en el Mediterráneo.
Irán, por su parte, enfrenta un panorama complicado. La caída de Assad amenaza su corredor estratégico hacia el Líbano y su capacidad de suministro militar a Hezbolá. Teherán ha redoblado su apoyo a milicias afines en Irak y Siria para mantener una presencia militar activa en la región y contrarrestar la influencia de Estados Unidos e Israel.
Hezbolá, el brazo armado más poderoso de Irán en la región, enfrenta ahora una crisis existencial. Sin un régimen aliado en Damasco, su logística y capacidad operativa se ven comprometidas, lo que podría debilitar su posición en el Líbano y en el sur de Siria, donde ha mantenido una presencia militar significativa.
Turquía y Estados Unidos
Mientras tanto, Turquía ha reforzado sus operaciones en el norte de Siria, buscando consolidar una zona de seguridad que le permita contener a los kurdos y evitar un flujo masivo de refugiados hacia su territorio. Ankara también ha intensificado sus contactos diplomáticos con Rusia e Irán para evitar un enfrentamiento directo y salvaguardar sus intereses estratégicos.
Estados Unidos, aunque ha mantenido un perfil bajo tras la retirada de la mayoría de sus tropas, sigue ejerciendo presión diplomática para evitar que Rusia y Turquía monopolicen el proceso de reconstrucción y transición política. Washington también continúa apoyando a milicias kurdas en el noreste de Siria, lo que ha generado tensiones con Ankara.
En este complejo escenario, Arabia Saudita y los Estados del Golfo han mostrado un renovado interés en participar en la reconstrucción de Siria, buscando influir en el futuro político del país y limitar el alcance de Irán.
La competencia por el control de los recursos energéticos y los corredores comerciales será un elemento clave en las negociaciones futuras. En conjunto, estos movimientos reflejan una lucha constante por el poder y la influencia en Oriente Medio, donde las alianzas son frágiles y los intereses a largo plazo se enfrentan a realidades cambiantes y conflictos persistentes.
La alarmante intervención militar israelí
Ante el vacío de poder, Israel intensificó sus operaciones militares en Siria para evitar que arsenales estratégicos cayeran en manos de grupos extremistas. En pocos días, las fuerzas israelíes llevaron a cabo más de 350 ataques aéreos, destruyendo sistemas antiaéreos, aeródromos militares y almacenes de armas. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, justificó estas acciones como necesarias para garantizar la seguridad nacional.
Sin embargo, estas operaciones han sido objeto de duras críticas por parte de organizaciones internacionales y gobiernos extranjeros, que acusan a Israel de violar el derecho internacional y agravar la crisis humanitaria en la región. Los ataques indiscriminados sobre infraestructura clave han dejado a miles de civiles en condiciones desesperadas, mientras que los informes de víctimas civiles han suscitado preocupaciones sobre posibles crímenes de guerra.
Además, el contexto político de Israel no puede ignorarse. Benjamin Netanyahu enfrenta una orden de detención internacional emitida por el Tribunal Penal Internacional (TPI), vinculada a presuntos crímenes de guerra en los territorios palestinos ocupados. La continuidad de sus políticas agresivas en Siria es vista por muchos analistas como un intento de desviar la atención de sus problemas legales internos y consolidar su imagen de liderazgo fuerte ante sus bases políticas más conservadoras.
La intervención internacional y la retirada rusa
La intervención rusa en Siria, un pilar del sostenimiento del régimen de Assad, también se ve afectada. El presidente Vladimir Putin solicitó asistencia a Turquía para asegurar la retirada ordenada de tropas y equipos militares. Esto pone de manifiesto la complejidad del tablero geopolítico y la necesidad de replantear alianzas en un contexto cada vez más incierto.
En paralelo, varias naciones europeas han expresado su preocupación por la posible dispersión de combatientes extremistas hacia el continente, lo que ha llevado a reforzar los controles fronterizos y a convocar reuniones de emergencia en la OTAN. Estados Unidos, por su parte, ha intensificado sus labores de inteligencia y operaciones encubiertas para garantizar la estabilidad regional.
Perspectivas futuras
La caída del régimen ha intensificado la crisis humanitaria. Miles de personas han sido desplazadas y las comunidades que antes apoyaban a Assad, como las de Saida Zeinab en el sur de Damasco, temen represalias por parte de facciones rivales. El temor a un ajuste de cuentas y la falta de un gobierno estable han generado un clima de incertidumbre que se extiende por todo el país.
Organizaciones internacionales de ayuda humanitaria han solicitado un acceso seguro y sin restricciones para entregar suministros básicos a las zonas afectadas. Sin embargo, la falta de seguridad y el control fragmentado del territorio han dificultado estas operaciones, agravando aún más la situación de los civiles.
Con la formación de un Gobierno de transición liderado por Mohammed al-Bashir, Siria se enfrenta al enorme desafío de reconstruir su infraestructura y estabilizar su política interna. La comunidad internacional sigue de cerca estos desarrollos, consciente de que cualquier error podría reavivar el conflicto y generar aún más inestabilidad en una región históricamente volátil.
Tras Siria, el imperialismo apunta su próximo objetivo en enero: Venezuela
Venezuela está en su agenda permanentemente, pero en enero desarrollarán una nueva ofensiva.
El archi derechizado Parlamento Europeo ha condecorado con el premio Sajarov (el nombre lo resume todo) a la «libertad de conciencia» (¿será por frase?) a la líder ultraderecista de Venezuela María Corina Machado (representada por su hija, Ana Corina Sosa) en el hemiciclo de Estrasburgo) y Edmundo González, considerado el Guaidó segunda parte, esto es, también presidente electo por la U.E y EEUU. Según la Erurocámara, este galardón pretende honrar “ a todos los venezolanos que luchan por restaurar la democracia”. Ellos no se cortan a la hora de poner conceptos. El premio Sajarov esta dotado con 50.000 euros y fue creado en 1988.
El títere del imperialismo, Edmundo González Urrutia, dice esperar el «comienzo de una nueva era» con su anunciado retorno al país el 10 de enero. Ese día intentará, en un espectáculo grotesco, asumir como presidente de Venezuela. El aparato mediático internacional de la derecha y sus colaboradores está en marcha. Sueñan que tras Siria, en enero caerá en sus garras Venezuela. Las multinacionales petroleras que quieren repartirse el crudo venezolano están en campaña.
Insurgente.org
Gracias Durruti por la información.
Yo no la he visto publicada en ningún sitio.
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… Los estrategas de la Casa Blanca y del Pentágono que entrenaron a Al-Julani y a sus seguidores de Hayat Tahrir al-Sham (HTS), tendrían que explicar a las familias de los asesinados el 11 septiembre 2001 cómo los terroristas de Al-Qaeda, en nombre de cuya aniquilación se lanzó la «guerra contra el terrorismo» y se justificaron las invasiones de Afganistán y Iraq, son hoy aliados «moderados» entrenados por EEUU y la OTAN para inaugurar una etapa de «libertad» en Siria.
(Siria: Deja vu con nuevo maquillaje,
B.Bissio, LoQueSomos)
Solo para que quede claro, porque esta información no la pública nadie:
¿Quién es el terrorista Al-Julani, ex lugarteniente del líder del ISIS, Al-Baghdadi? ¿El llamado «Ahmed Al-Sharaa» por los medios sionistas-árabes y los medios sionistas-occidentales?
Sus prácticas terroristas, entre cifras y tragedias en Irak:
Atentados de Sadr City el 23 de noviembre de 2006, más de 202 mártires y cientos de heridos
Atentados de Hillah el 28 de febrero de 2005, más de 130 mártires y más de 150 heridos
Atentados con bombas en el mercado de Al-Sadriya el 18 de abril de 2007, más de 190 mártires y cientos de heridos
Atentados de Bagdad del 30 de septiembre de 2004, más de 40 mártires y más de 130 heridos
Atentados de Karbala y Najaf el 19 de diciembre de 2004, más de 70 mártires y más de 190 heridos
Salud y anarkia
Erdo?an y sus discursos radicales contra el sionismo , ahora tiene barra libre para acabar con los kurdos , eeuu con Israel siguen su genocidio en Siria .
Avanzan dirección a Irak , con Trump posicionándose para atacar a Irán, pues el círculo asesino genocida esta cerrado.
Tiempo al tiempo.
Salud y anarkia
La quiebra de Siria aumenta la tragedia palestina, por Rafael Poch de Feliu.
Adquieren aún mayor viabilidad los planes israelíes para la expulsión del pueblo palestino de su martirizada tierra, como en el pasado ocurrió con las etnias indígenas del ‘far west’.
…Primero Irak, luego Libia y ahora Siria, todos los regímenes árabes que estaban fuera de la disciplina occidental han ido cayendo uno tras otro. Se cumplió la letra de aquel memorándum del Pentágono que el general Wesley Clark, entonces comandante supremo de las tropas de la OTAN en Europa, formuló así: “Vamos a acabar con siete países en cinco años, empezando por Irak, y luego Siria, Líbano, Libia, Somalia, Sudán y, para terminar, Irán”. Pero las cosas no salieron como estaba previsto. El resultado del cambio no fue ambiguo sino desastroso para sus propios promotores. El lugar de regímenes hostiles con los que después de todo se podía llegar a acuerdos, lo ha ocupado un panorama de sociedades destruidas. Hoy ni Washington ni nadie puede decir que controla el Oriente Medio más que ayer. Al contrario, las antiguas disciplinas se han roto, o se transforman, y el número de actores que desean restablecerlas a su medida se ha incrementado notablemente.
Seis de los siete países mencionados son agujeros negros. Solo falta Irán. Quienes entienden de Oriente Medio dicen que la guerra contra ese país está ahora más cerca que nunca.
En este mal negocio, las sociedades han pagado un extraordinario precio de devastación, colapso social y muerte. La quiebra de Siria no ha sido una victoria popular como sugiere el Telediario, sino que ha sido posible tras más de diez años de sanciones occidentales, guerra civil por procuración con centenares de miles de muertos y varios millones de refugiados y total asfixia económica, agravada en los últimos años por una ocupación militar que restó al régimen sus principales recursos petroleros y alimentarios.
Desde el 11 de septiembre de 2001 neoyorkino, la guerra continua desatada por Estados Unidos en el mundo (Afganistán, Irak, Yemen, Siria, etc.) ha costado ocho billones de dólares (dos veces el PIB de Alemania) para ocasionar entre 4,5 y 4,7 millones de muertes (directas e indirectas) y 38 millones de desplazados. Los pueblos de aquellas “dictaduras soberanas” y otros de la región que vivieron las “primaveras árabes” no solo no se han emancipado sino que han ido a peor. Los manifestantes de la plaza Tahrir derribaron a Mubarak y obtuvieron a El Sisi, que gobierna al borde del colapso socioeconómico. Cayó Gadafi, y Libia, el Estado más próspero de África, se convirtió en un arruinado mosaico de milicias con campos de concentración para migrantes financiados por la Unión Europea y una desestabilización y militarización que se extiende por toda la región subsahariana. Irak fue destruido como Estado y se ha convertido en una serie de entidades fallidas, en gran parte en sintonía con Irán, a quien se pretendía debilitar. En todos esos casos, los servicios de propaganda occidental conocidos como “medios de comunicación” nos vendieron el mismo mundo feliz y las mismas imágenes de estatuas derribadas, palacios del tirano saqueados y cárceles siniestras. ¿Será diferente ahora en el caso de Siria? En todo caso, nuestros dirigentes repiten el discurso sin molestarse en mirar hacia atrás.
…En una observación más concreta, la quiebra de Siria supone una derrota sin paliativos para el llamado “eje de la resistencia” que une a Irán, milicias chiítas como Hezbollah, los bravos yemenitas, formaciones de Irak, y Hamás, pero sobre todo supone un revés para la sufrida resistencia palestina. Las rutas de aprovisionamiento de Hezbollah han sido cortadas y el propio Irán deja de tener acceso terrestre al Líbano a través de Siria, con lo que se rompe un vínculo geográfico fundamental para la ayuda a Palestina.