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El consentimiento, el juez y ‘la cajera’ del Mercadona
"Nos intentaron explicar qué es consentir... A un jurista, que llevamos desde el derecho romano sabiendo lo que es el consentimiento. Y mil cosas más que nunca aprenderá Irene Montero desde su cajero de Mercadona", sostiene el juez Eloy Velasco en un vídeo que publica 'El País'.
La dependencia económica, unida al rol de cuidadora, son dos factores que suelen estar detrás de las mujeres mayores maltratadas, que se amplifica, además, en los entornos rurales. Pero esto que ahora vemos ha costado años identificarlo. Hoy, la todavía falta de atención a las mujeres mayores nos lleva también a la historia de Gisèle Pelicot, que ha puesto el foco en un asunto que ha comenzado a visibilizarse hace relativamente poco: el consentimiento.
Este mismo 25 de noviembre de 2024, El País publica un vídeo en el que se puede escuchar al juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco diciendo lo siguiente: “De repente se creyeron [alude a Podemos] que estaban enseñándonos el mundo. Nos intentaron explicar qué es consentir… A un jurista, que llevamos desde el derecho romano sabiendo lo que es el consentimiento. Y el expreso, y el consentimiento tácito, y los actos consecuentes. Y mil cosas más que nunca aprenderá Irene Montero desde su cajero de Mercadona ni nos podrá dar clases a los demás”.
Se refería el magistrado a la Ley del solo sí es sí, que fue aprobada en 2021 con el impulso de la entonces ministra de Igualdad tras el caso de La Manada. «Que los jueces necesitáis formación en violencias machistas lo mandatan las leyes y lo dice la ONU: ‘Los estereotipos pueden hacer que los jueces interpreten erróneamente las leyes o las apliquen de forma defectuosa’. De cajera a juez Velasco: cumpla la ley y póngase a estudiar», ha escrito Montero en X.
«La cuestión del consentimiento continúa siendo un tema muy oculto y, en el caso de generaciones pasadas, aún más. La figura del débito conyugal, así como la represión del disfrute pleno de la sexualidad y su concepción, sobre todo para ellas, únicamente como una vía para la reproducción, explican, en parte, que las mujeres mayores no lo identifiquen como violencia y, por tanto, no hablen de ello», decía un estudio elaborado por el Instituto de la Mujer de Aragón en 2018.
El tema es abordado hoy por la directora de cine Alauda Ruiz de Azúa, que retrata en la miniserie Querer esta realidad que ya narraban, por cierto, Fernán Caballero en Clemencia y Carmen de Burgos en varias novelas, en las que se describe el terror de la esposa violada por su marido en la noche de bodas, como explica Ana Rossetti en la antología Lo importante es vivir la vida.
En los casos del proyecto de investigación periodística PorTodas no se suele hablar de abusos sexuales. Solo una sentencia lo recoge. Pero sí se detectan algunas adicciones en el caso de las mujeres que podrían ser derivadas de esos abusos. El grupo de psiquiatría y salud mental del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge y el Hospital de Bellvitge con la UAB han liderado dos estudios en los que observan que hombres y mujeres presentan perfiles diferentes en los trastornos vinculados al juego de apuestas y en la evolución a los estados más graves de la enfermedad. En el caso de las mujeres, detectan que es a menudo, tras situaciones traumáticas o estresantes, cuando empiezan a jugar de forma problemática, como explica la periodista Meritxell Rigol en el caso de Mercè.
En 2019, hubo una sentencia que aún tenía que explicar esta barbaridad, que el marido no es dueño de la mujer. El Supremo desestimaba el recurso de casación interpuesto por un hombre condenado por la Audiencia Provincial de Málaga como autor de un delito de agresión sexual y un delito de maltrato por el que se le impuso la pena de nueve años y nueve meses de prisión. «El matrimonio no supone sumisión de un cónyuge al otro, ni mucho menos enajenación de voluntades ni correlativa adquisición de un derecho ejecutivo cuando se plantee un eventual incumplimiento de las obligaciones matrimoniales, si así puede entenderse la afectividad entre los casados o ligados por relación de análoga significación», dice el Supremo en el auto.
Miedo a lo que sucediera después
La Macroencuesta de Violencia contra la Mujer elaborada por el Gobierno en 2022 recoge que, del total de mujeres residentes en España de entre 16 y 74 años y que han tenido pareja alguna vez en su vida, el 6,7% (1.125.849) ha sufrido violencia sexual en el ámbito de la pareja, en algún momento de su vida.
Entre los actos sobre violencia sexual en la pareja sobre los que se pregunta en el cuestionario, el más frecuente es cuando la mujer se ha visto obligada a mantener relaciones sexuales por miedo a lo que pudiera pasar si se negaba (un 4,3%, 725.839 mujeres). En segundo lugar, por orden de frecuencia, cuando han sido obligadas a tener relaciones sexuales amenazándolas, sujetándolas o haciéndoles daño de cualquier otra forma (un 3,3%, 550.192 mujeres). El 2,6% (432.439) de las mujeres que han tenido pareja en alguna ocasión dicen haber sido obligadas a realizar algo sexual degradante o humillante.
Según la misma encuesta, se estima que al 2,1% (343.965) de mujeres que han tenido pareja le han hecho mantener relaciones sexuales cuando no podía negarse al encontrarse bajo los efectos del alcohol o las drogas; y el 1,8% (305.917 mujeres) alega que alguna pareja ha intentado obligarla a mantener relaciones sexuales amenazándola, sujetándola o haciéndole daño de alguna forma, pero finalmente no ocurrió.
«El caso Pelicot nos ha probado que la violencia masculina no es un asunto de monstruos, sino de hombres corrientes», dice la tribuna que han firmado 200 hombres en el diario francés Libération. «Todos los hombres, sin excepción, se benefician de un sistema que domina a las mujeres. Y dado que todos somos el problema, todos podemos ser parte de la solución», concluye. El debate sobre la masculinidad no termina de cerrarse.