Un momento para respirar

Soluciones geniales a problemas irresolubles

José Ovejero reflexiona en su diario sobre la libertad de prensa y, medio en broma, medio en serio, propone una medida para corregir sus excesos: igual presupuesto para todos y «que con cada bulo publicado se redujese dicho presupuesto en un porcentaje establecido previamente».

PIXABAY

17 de noviembre

A menudo leemos sobre las interferencias rusas en las elecciones de otros países. ¿De verdad pensamos que son los únicos en interferir? Y el auge de la extrema derecha, que debilita a la UE, ¿es solo un objetivo de Putin y no de nuestros supuestos aliados?


Los ataques más eficaces a la doctrina del libre mercado no vienen de la izquierda, sino de la (ultra)derecha. El multilateralismo, la globalización, la defensa de los derechos humanos se están derrumbando y no, no son los comunistas ni los socialistas los que podrán colgarse la medalla de la hazaña. Los líderes dominantes en muchos países son proteccionistas, nacionalistas, defensores de la discriminación por origen, sexo, género, color y religión.

El párrafo anterior puede parecer confuso porque pongo en la misma categoría los derechos humanos y la globalización, pero pensaba mientras escribía en que la izquierda marxista fue durante un tiempo crítica con la idea de derechos humanos. Tengo por ahí algunas citas de Marx al respecto, que no voy a buscar ahora. Sí recuerdo que en Sobre la cuestión judía, el controvertido y breve texto que ha servido para difundir la idea de que Marx era antisemita –en particular entre quienes no lo han leído–, Marx contraponía «los derechos del hombre» a «los derechos del ciudadano» y criticaba el carácter individualista y egoísta de los primeros, que respondían sobre todo a las necesidades de la burguesía. Igualdad, libertad, seguridad y propiedad –los cuatro derechos que figuraban en la constitución francesa de 1793– eran entendidas como derechos individuales que apenas tenían en cuenta al ciudadano, es decir a la persona que no se puede separar de la sociedad en la que vive.

Cuando vemos cómo enarbolan la palabra libertad algunos políticos actuales, entendemos que Marx no iba del todo descaminado.


18 de noviembre

En Badajoz, durante el fallo del Premio Dulce Chacón, me sugieren que me haga miembro de la Asociación de Escritores de Extremadura. Entienden que, aunque haya nacido en Madrid, mis lazos con la región y también las conexiones entre esta y algunas de mis obras –y supongo que también haber recibido el Dulce Chacón el año pasado en Zafra– me cualifican para ello. Aunque inicialmente pienso que es un disparate, en realidad encaja con alguien tan poco nacionalista como yo, una persona que concede tan poca importancia al lugar en el que se ha nacido a la hora de definir mi identidad.


Me dicen que hay gente que se ha alejado del Dulce Chacón, aduciendo que se ha politizado. Es impresionante cómo la derecha consigue hacer pasar por ideología todo lo que no sea la suya. Es como Trump defendiendo sacar la ideología de las escuelas al tiempo que impone un mayor protagonismo de la religión en ellas. Es Vox llamando a librar de ideología la cultura –y a censurar obras de teatro y exposiciones supuestamente cargadas de ideología– mientras quiere meter sus manipuladoras versiones de la historia de España en los libros de texto.

El PP de Zafra pretendía hacerse con el control, también ideológico, del premio mientras proclamaba que su intención era hacerlo neutral. Y hay quien se lo cree.


20 de noviembre

En Diez días que estremecieron al mundo, la famosa crónica que escribió John Reed sobre la revolución soviética, leo su descripción de las trifulcas entre quienes defendían la libertad de prensa durante la revolución (por ejemplo, los socialistas de izquierda) y los bolcheviques, quienes, con Lenin y Trotsky a la cabeza, pretendían limitarla para que la prensa burguesa no pudiese utilizarla para la contrarrevolución.

Limitar la libertad de expresión y de prensa nos lleva siempre a un terreno resbaladizo. Lo que no quita para que sea una obviedad que la prensa más reaccionaria siempre ha contado con muchos más medios que ninguna otra, precisamente porque defiende los intereses de los más poderosos –sobre todo desde un punto de vista económico–. ¿Está la libertad por encima de la igualdad?


Yo estaría a favor de la libertad absoluta de prensa siempre que se garantizase que cada medio dispusiese de idéntico presupuesto e idéntico acceso a los canales de difusión. Y, afinando un poco más, que con cada bulo publicado se redujese dicho presupuesto en un porcentaje establecido previamente.

A propósito de estas soluciones tan geniales que se me ocurren, recuerdo otra que lancé una vez en la radio y, sorprendentemente, ningún partido la ha incluido en su programa. Es esta: distintos estudios muestran que el mayor grado de felicidad se da entre quienes ganan 2.500 y 4.500 euros al mes. Aunque la felicidad disminuye por debajo del mínimo señalado, apenas aumenta por encima del máximo. Así, todo partido interesado en el bienestar de los ciudadanos, debería tener como objetivo que nadie gane menos de 2.500 ni más de 4.500 euros.


Hoy me he quedado solo en casa (con el perro), así que tengo tiempo para pensar tontadas como estas. ¿O no son tontadas?

Si te gusta este artículo, apóyanos con una donación.

¿Sabes lo que cuesta este artículo?

Publicar esta pieza ha requerido la participación de varias personas. Un artículo es siempre un trabajo de equipo en el que participan periodistas, responsables de edición de texto e imágenes, programación, redes sociales… Según la complejidad del tema, sobre todo si es un reportaje de investigación, el coste será más o menos elevado. La principal fuente de financiación de lamarea.com son las suscripciones. Si crees en el periodismo independiente, colabora.

Comentarios
  1. No conozco mayor manipulador, embustero, interferidor y genocida que el «eje del bien» y su corte de depravados, llamado también «la democracia».

  2. Siendo un artículo que reivindica al ciudadano (quien no puede vivir fuera de la sociedad) sobre el hombre me llama la atención que el autor cierre con lo de la felicidad porque precisamente los autores de la «cosa» (psicólogos positivistas y economistas layardianos) son los principales valedores del individualismo frente al ciudadano y a los retos que enfrenta.
    Un saludo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.