Política
El PP europeo hace caso omiso a Feijóo: apoyará a Teresa Ribera como vicepresidenta de la Comisión
Durante su comparecencia en el Congreso, la ministra de Transición Ecológica ha recordado que tanto la AEMET como la Confederación Hidrográfica del Júcar avisaron de la evolución de la DANA.
Alberto Núñez Feijóo tiene cada vez menos voz. Dentro de su partido no consigue un liderazgo claro (los diferentes desmanes de Isabel Díaz Ayuso así lo demuestran) pero en Europa no le va mejor. El Partido Popular Europeo desoye sus peticiones y votará a favor de la ministra Teresa Ribera como vicepresidenta de la Comisión Europea. Lo ha anunciado Manfred Weber, cabeza de los conservadores europeos, lo que permitirá a Ursula von der Leyen sacar adelante su futuro gobierno.
En los últimos días, Feijóo y el PP han tratado de boicotear el nombramiento de la ministra de Transición Ecológica como uno de los nombres importantes de la nueva Comisión presidida por Von der Leyen. El objetivo era hacer caer sobre sus hombros las negligencias políticas cometidas durante la DANA en Valencia y, de esta forma, aligerar la responsabilidad del presidente de la Generalitat, Carlos Mazón. Una estrategia de desgaste contra el Gobierno de coalición que, sin embargo, no parece haber dado sus frutos. O, al menos, no del todo.
Durante su comparecencia a petición propia en el Congreso de los Diputados, los populares han culpado a Ribera de las consecuencias de la catástrofe y han acusado a la Confederación Hidrográfica del Júcar, dependiente de su ministerio, de no avisar «en tiempo y forma» sobre la crecida del barranco del Poyo. Unas acusaciones ya desmentidas con pruebas pero que el Partido Popular sigue sosteniendo para evitar reconocer que su barón valenciano estuvo desaparecido durante las horas más vitales de un fenómeno meteorológico que se ha cobrado la vida de más de 200 personas.
A través de su diputada Ester Muñoz, el PP ha señalado a Ribera de estar trabajando «para sí misma» en lugar de hacerlo para preparar al país ante este tipo de catástrofes.
La todavía ministra y vicepresidenta tercera del Gobierno ha sostenido que tanto la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) como la Confederación Hidrográfica del Júcar generaron «las alertas e informaciones adecuadas […] antes, durante el día 29 y después», aunque siempre bajo el mando único de la Generalitat Valenciana, la administración competente en la gestión de la tragedia.
Asimismo, ha recordado que, en 2011, mientras ejercía como secretaria de Estado de Medio Ambiente, se aprobó la Declaración de Impacto Ambiental de las obras de emergencia en el barranco del Poyo, y ha acusado al gobierno de Mariano Rajoy de dejar caer dicho proyecto en 2017.
Es lamentable el pasteleo de los grupos (y los partidos) políticos para conseguir colocar a sus candidatos que, en muchos casos, no son sino meros capataces de los intereses del mundo empresarial y financiero.
Y éste es un buen ejemplo de la indigencia moral de nuestras clases políticas (españolas, europeas y mundiales) que, salvo honrosas (y escasas) excepciones, bailan al son que les tocan los poderosos, que suele ser ir en contra de los intereses de los ciudadanos y de la conservación del planeta.
Dicho esto, añado que me alegraré profundamente si, finalmente (que eso está por ver), Dª Teresa Ribera es nombrada “Comisaria de transición ecológica y competencia”, porque pienso que su persona es una de esas raras excepciones; Y, aunque con una mano atada a la espalda (por los reglamentos, compromiso y cambalaches varios de ese patio del Sr. Monipodio que es la Comisión Europea), sabrá navegar esos vientos contrarios sin “encallar” la nave de sus competencias, que son muchas y muy potentes.
Pienso que estamos poniendo demasiado el foco en suponer que la oposición a su nombramiento es únicamente una cortina de humo para desgastar al actual gobierno y tapar las vergüenzas del Partido Popular y sus secuaces y no somos conscientes del “temblor de piernas” del mundo empresarial y financiero ante su previsible futuro desempeño del cargo.
Porque, aunque evidentemente no tiene intención (ni podría hacerlo aunque la tuviera) de derribar el sistema capitalista, es muy probable que le termine poniendo un bozal en un momento en que el neoliberalismo que nos invade había llegado a suponer que todo el monte sería orégano, “para ellos” y “para siempre”.
Ojalá llegue a buen fin su nombramiento, aunque sea a costa de tener que tragar un sapo.