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‘Se acabó’: la historia de un maltrato que explotó con el beso no consentido de Rubiales

‘#SeAcabó: Diario de las campeonas’, el documental de Netflix sobre la selección femenina, repasa los años de menosprecio, control enfermizo y frases groseras que tuvieron que soportar las futbolistas hasta el beso no consentido de Rubiales. Ahí terminó todo. Jenni Hermoso, Alexia Putellas o Irene Paredes repasan en él lo que han vivido y han conseguido dentro y fuera del campo.

Las jugadoras de la Selección Española Alexia Putellas, Jennifer Hermoso e Irene Paredes/FIFA.

“Muy esperanzados, muy ilusionados, lógicamente, con este primer Mundial que las niñas van a jugar”. Las declaraciones (en el aeropuerto, y poco antes de coger un avión para que la selección jugara su primer Mundial) son de Ignacio Quereda, seleccionador nacional femenino de fútbol entre 1988 y 2015. A él también se le adjudican otras frases como: “A ti lo que te hace falta es un buen rabo”. #SeAcabó: Diario de las campeonas no es sólo un reportaje acerca del beso no consentido de Luis Rubiales a Jennifer Hermoso. El documental de Netflix es también un relato de años de vilipendio por parte de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) al balompié femenino.

Con continuos saltos en el tiempo, entrevistas por separado a muchas de las jugadoras (algunas que ni siquiera jugaron el Campeonato del Mundo) y una conversación alrededor de una cena que mantienen las tres eternas capitanas, Irene Paredes, Alexia Putellas y Jennifer Hermoso –en casa de esta última–, el reportaje detalla lo que se sabía (y lo que no). Desde el principio y hasta que… «se acabó».

El primer Mundial y la llegada de Jorge Vilda

“El entrenador (Quereda) nos trataba como a hijas pequeñas, te agarraba el moflete”, cuenta Lola Gallardo (una de las que no jugó el Mundial). “Te apretaba el michelin, hacía comentarios homófobos y groseros, como que a ti lo que te hace falta es un buen…”, señala otra portera que se quedó sin campeonato, Sandra Paños. “Macho o un buen rabo”, completa la frase Vero Boquete (la estrella de aquella selección).

Tras el primer Mundial, Quereda presentó su dimisión, y le sustituyó Jorge Vilda, hasta entonces seleccionador de la sub-19.

Más allá de las limitaciones en sus conocimientos deportivos –que varias jugadoras y la periodista de la Cadena COPE Andrea Peláez destacan en el reportaje– el descontento de las futbolistas con Vilda también bebe de otras cuestiones: “Jorge estaba al mando de todo, lo quería tener todo controlado”, indica Putellas. “Que si íbamos a salir a cenar, que a ver con quién íbamos a quedar”, añade Ivana Andrés.

Gallardo relata que si alguna vez paraban en una gasolinera y bajaban a comprar, el seleccionador les revisaba las bolsas para ver qué habían comprado. El control llegaba hasta a pasar por las habitaciones por las noches: “Él creía que era un momento para hablar”, ironiza sin sonreír Paredes. “Entraba en nuestra habitación cuando estábamos metidas en la cama. Situaciones muy incómodas”, recuerda Paños.

“No les importábamos”

Con Vilda cayeron en cuartos de final de la Eurocopa 2017, en octavos del Mundial 2019 y, de nuevo, en cuartos en el Campeonato de Europa de 2022. Después de los malos resultados, las jugadoras decidieron hablar. “El resto de selecciones llevaban años viajando en chárter, no pedíamos eso, sólo que se respetaran unos horarios de vuelo para poder descansar bien un día antes del partido. Eran cosas muy básicas. Meterse cinco horas de bus entre partido y partido. No tener un vestuario propio, no poder utilizar el gimnasio –el único que hay– porque era de los chicos, aunque ellos no estuviesen allí…”, detalla Paredes.

Ésta mantuvo una larga conversación por WhatsApp con Rubiales que, horas después, se filtró a la prensa. “Fue a por nosotras”, afirma la jugadora.

Contrasta con lo cercano que era Rubiales con los jugadores de la selección masculina: “Esta me la tienes que hacer, Rubi, me la tienes que conseguir, me hace una ilusión que te cagas jugar los Juegos Olímpicos”, le decía Gerard Piqué. “O me subes en lo que hablamos o chungo vamos. Y no te olvides del reloj Hublot”, le espetaba Sergio Ramos en una negociación de primas.

Para Aitana Bonmatí, “la Federación tenía el futbol femenino porque lo tenía que tener. No les importábamos”.

Las 15

Tras un tenso encuentro entre Jorge Vilda y las futbolistas, en el que la unión entre ellas se empezó a resquebrajar –y 11 meses antes del Mundial de Australia y Nueva Zelanda de 2023 (el que acabaron ganando)– 15 jugadoras, entre ellas algunas tan importantes como Putellas, Bonmatí, Hermoso, Paredes, Mapi León o Patri Guijarro, pidieron que no las seleccionaran.

Estas fueron las frases que pronunciaron al respecto algunos los periodistas deportivos (todos hombres) de este país: “Me cuesta creer que 15 jugadoras renuncien por un capricho”, “una pataleta de 15, con perdón, niñatas”.

El Mundial

A siete meses del campeonato, y con algunas promesas de mejora por parte de la Federación encima de la mesa, volvieron jugadoras como Paredes, Hermoso, Bonmatí o Putellas. Siete se mantuvieron firmes, entre ellas, León y Gallardo (que siguen sin ser convocadas) y Guijarro (que volvió a la selección para disputar los Juegos Olímpicos de París).

Con un equipo roto, la selección llegó hasta la final. Pero antes, en las horas previas a la semifinal, el presidente de la Federación les dio una charla en la que a varias jugadoras les pedía gritar: “Alexia, quién tiene más calidad, ¿ellas o nosotras?”. A lo que Putellas debía responder: “Nosotras”. La pregunta final, dirigida a todas, fue: “¿Quién tienen más ovarios, ellas o nosotras?”.

El beso

Ganaron la final. Y empezaron las celebraciones. Rubiales ya había dado avisos agarrándose los genitales en el palco, cogiendo en volandas a Athenea del Castillo o dándole un beso en la mejilla a Olga Carmona. Pero, en la entrega de medallas, llegó el momento cumbre. El que lo cambió todo. El preludio del “se acabó”: el beso no consentido a Jennifer Hermoso.

“Las que se cabrean es porque nunca les han dado un beso a ellas”, decía Manolo Lama en los micrófonos de la COPE. Antonio Romero, de la SER, hablaba del “espectáculo dantesco de los ofendiditos”

Cuando el entonces presidente llegó al hotel, le acercaron un micrófono de la COPE. Esto fue lo que manifestó: “No estamos para gilipolleces, yo con todo lo que he pasado, más gilipolleces y más tontos del culo, no, vamos a disfrutar de lo bueno. Si hay tontos, que sigan con sus tonterías. Yo paso”.

En el autobús siguió la euforia. “¿Por qué voy a dejar de sonreír? ¿Por qué voy a dejar de vivir? ¿Dejo de vivir porque me hayan hecho sentir mal? Buscaban sacarme mi lado de ‘mira qué bien está, mira que está sonriendo, pues tan mal no estará”, reflexiona Hermoso.

Las risas en el bus se detuvieron cuando intervino Paredes, pegó un grito y lo dejó claro: “Chicas, paraos, porque esto es algo grave. Le ha dado un beso porque cree que es superior a ella”.

En el avión

Antes de subir al avión, Hermoso ya le comentó a Amanda Gutiérrez, presidenta del Sindicato Futpro (al que pertenece la jugadora) que estaban presionándola para hacer un comunicado y que ella tenía muy claro que no.

Poco después, la Federación emitió una nota de prensa en la que ponían en boca de Hermoso, entre otras, estas palabras que ella nunca pronunció: “Ha sido un gesto mutuo y totalmente espontáneo por la alegría inmensa que da ganar un Mundial. Un gesto natural de cariño y agradecimiento”.

La presión continuó en el avión y, el siguiente paso que decidió dar la Federación, fue un vídeo de Luis Rubiales, teóricamente, pidiendo perdón: “Si hay gente que se ha sentido por esto dañada, tengo que disculparme”.

El viaje a Ibiza

Aterrizaron en Madrid, lo festejaron y varias jugadoras se fueron a Ibiza invitadas por la Federación. Como asegura Laia Codina, allí vieron “que lo que tenía que ser una celebración, iba a ser una pesadilla”. “Jenni me dijo ‘no puedo más, no paran, no paran’, y se pone a llorar”, relata Putellas.

La propia Hermoso lo recuerda: “Comiendo, Rubén, que era de marketing, me pasó el teléfono del de Integridad, y me dijo que me tenía que hacer una videollamada para que yo contase que todo había sido por la alegría y la euforia, que yo tenía que contar eso, para que ellos lo recogieran en un informe”.

Albert Luque, exfutbolista y entonces director deportivo de la RFEF, fue parte importante del dispositivo de presión. Incluso se puso en contacto con Ecu, una amiga de Hermoso, a la que (vía WhatsApp) le dijo: “Me parece tan injusto lo que se le está haciendo a Luis. Me parece de tanta bajez humana la actitud de Jenni… Sólo le deseo en la vida que le devuelva lo que está haciendo”.

“No voy a dimitir”

El 25 de agosto de 2024 llegó la intervención de Rubiales en la Asamblea General Extraordinaria de la Federación, y su famoso y reiterado “no voy a dimitir”.

Así recuerda Putellas aquellos momentos: “Yo estaba tranquila. De vacaciones. Desconectada. Ni me preocupaba ver la Asamblea. Creía que se había equivocado y que ya estaba, que se acababa todo. Cojo el móvil y empiezo a ver mensajes, ‘¿lo estás viendo?’. Ahí sí que sentí indignación y cada vez me iba calentando más”.

“Me quedé petrificada –coincide Hermoso–. No sabía qué estaba pasando. No puedo haceros entender cómo fueron esos días. No hables. Esto no va a quedar así. Llega un punto en el que vas andando y mirando, porque tenía miedo”.

Ambas mantienen una conversación –que rememora Putellas en el reportaje– en la que Hermoso le dice que no sabe qué hacer, “pero que va a llegar hasta el final para demostrar que lo que ella había sentido era la verdad”.

“Se acabó”

La gota colmó el vaso. Putellas cogió su móvil sin saber que lo que iba a escribir marcaría un antes y un después: “Esto es inaceptable. Se acabó. Contigo compañera Jennifer Hermoso”.

https://twitter.com/alexiaputellas/status/1695052143978295707?lang=es

Volvió la unión que faltó en algunos momentos y comenzó el movimiento imparable de unas mujeres que dijeron basta. El “se acabó” recorrió el mundo, sobrepasó el ámbito del deporte. Llegó incluso al Parlamento Europeo y a la ONU. Vilda fue cesado, Hermoso denunció, Rubiales dimitió y también cayeron sus adláteres.

“A raíz de eso se ha creado un precedente y ha habido muchas mujeres que han sentido mucha fuerza. La frase de ‘lo que hemos hecho toda la vida’, ya no se hace cómo toda la vida. Por eso hay mucha gente que está rabiosa”, resalta Hermoso.

Les robaron un sueño

Si algo subyace en todo el metraje de #SeAcabó, es la sensación generalizada de que consiguieron robarles hasta la victoria. “Empañaron lo que hicimos. Después de tanto trabajo, después de tanto esfuerzo, nos lo robaron”, asevera Ivana Andrés.

Alrededor de la mesa, en su casa, con Putellas y Paredes, Hermoso deja una frase final: “Hemos vivido todo, desde el principio, cuando no éramos una mierda, pero nos sentíamos así. Hasta ser campeonas del mundo, que es algo que jamás hubiéramos imaginado, y aquí seguimos”. Igual que la espinita, que aún permanece clavada: “Ganamos también para poder ser escuchadas, aunque…”.

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