Opinión

Reivindicando la lucha de los soldados antifascistas en los cuarteles

"Nada o casi nada se ha escrito sobre el papel desempeñado por la UDS, una organización que tuvo una destacada presencia en los cuarteles, realizando dentro de los mismos un trabajo generoso, arriesgado y decisivo".

'La voz de los cuarteles' se difundió dentro y fuera de los establecimientos militares.

La historia de la denominada “transición democrática”, el paso de la dictadura franquista a un régimen de libertades, ha sido tantas veces contada como un proceso modélico –de hecho, como un modelo a seguir y a exportar a otros países–, que algunos podrían considerar injusto y desde luego erróneo volver sobre ella para valorarla con parámetros críticos. 

Consideramos, no obstante, que este capítulo crucial de nuestra historia reciente está plagado de medias verdades, mentiras y omisiones. Muchos asuntos y muy importantes sobre la mesa, que han condicionado y condicionan todavía hoy la vida política, sobre los que ahora no vamos a entrar.

En las líneas que siguen queremos poner el foco en una parcela de nuestra historia reciente que ha sido simplemente ignorada, como si no hubiera existido. 

Nos referimos a la intensa y arriesgada actividad desarrollada en los cuarteles de las fuerzas armadas (tierra, mar y aire) en los últimos años de la dictadura por la Unión Democrática de Soldados (UDS). Organización que surgió en una encrucijada decisiva, en pleno proceso de descomposición del régimen franquista, muerto ya el dictador, cuando era evidente que los ejércitos podrían ser utilizadas por los poderes fácticos contra los movimientos populares en auge. La UDS pretendía concienciar y movilizar a la tropa para hacer frente a esta amenaza.

Con algunas excepciones, los autores y medios de comunicación que se han ocupado de analizar el tránsito de la dictadura a la democracia han pasado por alto, por ignorancia o siendo plenamente conscientes de la manipulación histórica a la que se estaban prestando, la actividad política desplegada por la UDS dentro de los acuartelamientos. Como si no hubiera existido, como si no fuera reseñable. 

En lo que concierne a las fuerzas armadas, tan sólo ha merecido una modesta atención la actividad desplegada por la Unión Militar Demócratas, una organización de perfil marcadamente antifranquista, que fue duramente represaliada, de la que formaba parte un grupo de militares profesionales y que, en las tinieblas de unas fuerzas armadas profundamente franquistas, se convirtieron en una indiscutible referencia democrática.

Por supuesto, nos parece muy bien que se reconozca la extraordinaria y difícil labor de estos militares, que se les reivindique (poco se ha hecho al respecto). Pero, como hemos señalado antes, nada o casi nada se ha escrito sobre el papel desempeñado por la UDS. Una organización que, justo es reconocerlo, más vale tarde que nunca, tuvo una destacada presencia en los cuarteles, realizando dentro de los mismos un trabajo generoso, arriesgado y decisivo.

Promovida inicialmente por el Partido del Trabajo de España, un partido decididamente comprometido con la ruptura democrática, concitó un importante apoyo entre los soldados. Publicó un periódico, La voz de los cuarteles, que se difundió ampliamente dentro y fuera de los establecimientos militares. Una plataforma que denunciaba el continuo adoctrinamiento ideológico, los múltiples pronunciamientos y actividades de los mandos franquistas a favor de la dictadura y los continuos llamamientos a la organización y ejecución de un golpe de Estado (que finalmente se materializó el 23 de febrero de 1981).

Los miembros de la UDS desplegaron una continua actividad de denuncia de esta situación, no sólo a través del periódico sino directamente trabajando entre la tropa, aprovechando los resquicios que ofrecía la vida cuartelaría; por ejemplo, en las llamadas “teóricas”, convertidas a menudo por los mandos que las impartían en sesiones de burdo adoctrinamiento fascista.

En paralelo, se llevó a cabo una incansable actividad de denuncia de las intolerables condiciones de vida de la tropa y las continuas arbitrariedades cometidas por los mandos (incluidas la utilización en su propio provecho, abiertamente ilegal pero muy frecuente, de los soldados fontaneros, albañiles, electricistas…). 

La UDS llegó incluso a promover una acción de protesta en el conjunto del Estado español consistente en dejar el postre sobre la mesa y romper filas en silencio (recordemos, estamos hablando de los cuarteles, donde estaba prohibido y duramente castigados el ejercicio de los derechos democráticos más básicos). Una acción que fue masivamente seguida en los acuartelamientos y que despertó la ira entre los jefes militares, que, de la noche a la mañana se sintieron vulnerables y cuestionados, y que, en definitiva, no se podían creer que la protesta social y política entrara de lleno en los cuarteles. Pero entró con fuerza y, fruto de ella, las condiciones de vida de la tropa mejoraron. 

Pero también tuvo un coste enorme. Se desató una brutal represión contra la UDS –de la que, claro, la historiografía oficial tampoco ha contado nada–, diríamos, para ser justos, que fue considerablemente más dura que la sufrida por los militares de la UMD; endurecimiento de los trabajos, supresión de permisos, pases pernocta y de fin de semana, comportamientos arbitrarios de los mandos, encierros en los calabozos y, en algunos casos, consejos de guerra por rebelión y sedición militar. 

Volviendo al comienzo del texto, muchos episodios trascendentales de la transición han sido olvidados o ignorados. Los poderosos nos quieren así, entregados a la mentira. Pero necesitamos explorar nuestra historia reciente, para reconocernos y reivindicarnos como pueblo. El texto es una modesta aportación en esa dirección. 

Fernando Luengo Escalonilla y Pablo Fernández-Miranda pertenecieron a la Unión Democrática de Soldados.

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Comentarios
  1. Benditos locos, Ricardo. Ya que hubiera cientos de miles de locos luchadores por un mundo más justo ahora mismo.
    Mi gratitud a UDS y a UMD.
    Yo viví aquellos tiempos donde floreció lo mejor que he visto en mi vida; creíamos que era la aurora de un mundo más justo; pero los poderes de siempre seguían donde siempre y ya estaban tramando la forma de seguir teniéndolo todo y a todos controlados.
    Entre franquismo/capitalismo, que nos dijeron que era la democracia nos fuimos adormilado y conformando.
    La democracia aún no ha llegado, yo creo que algo le ha pasado en el viaje porque aquí no ha sabido llegar.
    ——————-
    De una entrevista de vilaweb.cat a Javitchu (uno de los seis de Zaragoza) que responde por escrito desde la cárcel de Zuera:
    «Es tan difícil encontrar a alguien de izquierdas entre los funcionarios de las prisiones cómo encontrar un nazi entre rejas.
    La represión tan sólo se frena con más movilizaciones. Sólo el pueblo salva al pueblo. Si nos quedamos en casa estaremos donde nos quieren.
    Durante la mal llamada Transición ciertos sectores estratégicos del estado -poder judicial, policía, ejército…- continuaron controlados por los herederos del franquismo. Vox no es un partido marginal de gente que viene de fuera de las instituciones a cambiar la política tal y como quieren proyectar. Está formado por policías de alto rango, abogados del estado, jueces y políticos de la cara más extremista del PP y vienen a mantener sus intereses y privilegios. En España no hemos vivido un proceso de condena y reparación de los crímenes del franquismo y lo pagamos muy caro. También es importante destacar la connivencia entre las fuerzas y cuerpos de seguridad y partidos de extrema derecha….

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