Cultura

‘Antes era divertido’ y tendría que seguir siéndolo

Rachel Sennott protagoniza un drama con toques de comedia sobre los límites del humor para una monologuista, que son sustancialmente diferentes a los de sus colegas hombres.

La gran Rachel Sennott en una escena de ‘Antes era divertido’. SURTSEY FILMS

Hay un personaje secundario en Antes era divertido que resume toda la carga política de la película de Ally Pankiw. Es un cómico que le dice a la protagonista que hacer monólogos es más fácil si eres mujer. «Ningún tema está prohibido para vosotras», le espeta en el camerino, justo antes de salir a escena. Puede parecer increíble, pero hay una parte del mundo que cree (y lo cree sinceramente) que el feminismo y la ideología de izquierda radical (la cursiva es absolutamente necesaria) han colocado al hombre en una situación de desventaja.

Lo que cuenta Pankiw es la historia de una cómica de stand-up que completa sus ingresos haciendo de niñera y que deja de actuar tras vivir un incidente que le provoca un trastorno de estrés postraumático y la sume en la depresión. Contado así puede parecer una trama bastante lúgubre, pero no lo es precisamente por el acierto de la directora a la hora de mezclar dos tonos antitéticos, el drama y la comedia, que logran estar equilibrados gracias a su protagonista: la fascinante Rachel Sennott.

Quien haya visto Shiva Baby entenderá el arrollador magnetismo que Sennott es capaz de generar a través de su mordacidad. Aquí no interpreta a aquella joven rebelde y borde, pero en su personaje sigue habiendo trazas de esa personalidad inconformista, elocuente y jodona que la hace irresistible. De alguna manera, era la opción perfecta para canalizar una historia que trata no sólo de los límites del humor, sino de los límites del humor para una mujer, que es algo sustancialmente diferente.

Pankiw trata muchos temas en Antes era divertido, pero uno de ellos, quizás el más interesante, es el que podría resumirse en la pregunta: ¿puede una cómica hacer chistes sobre sexo sin que eso la persiga fuera del escenario? La respuesta teórica la sabemos (es «sí, claro»), pero en la práctica, en la vida real, precisamente a causa de esos hombres que creen estar «en desventaja», o que se sienten «marginados», o que sencillamente no quieren entender ni el mundo que los rodea ni los cambios que se han producido en él (podrían hacerlo perfectamente, pero no quieren), la cosa se puede complicar bastante.

Por medio de un montaje que intercala varias líneas temporales, Pankiw muestra la montaña rusa de sensaciones en la que viaja la protagonista, desde una posición inicial de actriz cómica, si no feliz, con una cierta estabilidad emocional, hasta la mujer postrada por la ansiedad y la tristeza. Y también la de la niñera cariñosa capaz de crear un vínculo de complicidad con la niña de 12 años a la que cuida. La desaparición de esta última ahondará su crisis, pero será también un acicate para superarla (a través de su búsqueda) y para volver a encontrar la creatividad pérdida.

Estamos, pues, ante un material sensible manejado con enorme delicadeza. ¿Cómo ha podido entonces generar tantos comentarios negativos en los foros cinéfilos estadounidenses? ¿Cómo pueden considerar que esta exploración de los traumas de una mujer sea una historia que «polariza» al público? La respuesta, y seguramente esto es lo interesante –y en este caso lo triste– de una obra de arte que dialoga con la sociedad de su tiempo, es que se trata de una película feminista. Indudablemente feminista. Y esto, claro, no es fácil de digerir para algunos hombres del siglo XXI. Algunos. Todavía demasiados.


‘Antes era divertido’, de Ally Pankiw, se estrena en cines el 4 de octubre.

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Comentarios
  1. Basta darse una vuelta por las aulas universitarias para encontrar el odio anónimo de ciertos estudiantes contra sus profes por «hablarles de feminismo».

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