Internacional
Assange: “Los periodistas deben ser activistas de la verdad”
El fundador de WikiLeaks rompió su silencio en la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa y defendió la necesidad de reforzar el derecho a la información.
Julian Assange eligió la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, en Estrasburgo, para romper su silencio tras quedar en libertad el pasado junio. El fundador de WikiLeaks compareció ante los representantes de 46 países y contestó a sus preguntas incidiendo en el peligro que supone su caso para la libertad de información.
«La experiencia del aislamiento durante años en una celda pequeña es difícil de verbalizar», declaró. «No puedo hablar de los esfuerzos que tuve que hacer por mantenerme sano física y mentalmente, ni tampoco de las muertes por ahorcamiento o por negligencia médica de mis compañeros de prisión. Por ello pido perdón si mis palabras no son totalmente correctas», confesó al inicio de una declaración que duró una hora y media y que afrontó con serenidad y un tono pausado.
«En Estados Unidos [en virtud de la protección constitucional de la libertad de prensa] ningún editor fue procesado nunca por publicar material clasificado, ya sea de naturaleza nacional o internacional», explicó Assange para subrayar la peculiaridad de su experiencia: después de que WikiLeaks filtrara documentos que demostraban las infracciones del Ejército de Estados Unidos en las guerras de Irak y Afganistán, permaneció refugiado en la Embajada de Ecuador en Londres desde 2012 hasta su expulsión y detención en Reino Unido en 2019. El último lustro lo pasó en la cárcel de alta seguridad inglesa de Belmarsh, en medio de un complejo proceso de extradición a Estados Unidos. «Mi ingenuidad –confesó en Estrasburgo– fue creer en la ley».
El activista aseguró que cuando salieron a la luz los papeles de WikiLeaks estaba preparado para un cierto nivel de «acoso» judicial y que estaba «de acuerdo en dar esa batalla» legal. Lo que no esperaba es que determinadas fuerzas del Estado norteamericano retorcieran las leyes hasta el límite en que lo hicieron con él. «Molestamos a uno de los poderes constitutivos de los Estados Unidos: el sector de la inteligencia. Y éste tuvo poder suficiente para forzar una reinterpretación de la Constitución americana», explicó.
Assange fue puesto en libertad tras un acuerdo con el Departamento de Justicia estadounidense en el que se declaró culpable de violar la Ley de Espionaje, lo que suponía una condena de 62 meses de cárcel que quedó anulada por el tiempo ya cumplido en Belmarsh. «Soy libre porque me he declarado culpable de hacer periodismo», aseguró. Tras 12 años privado de libertad, explicó que su acuerdo con la justicia estadounidense le impide denunciar al país sobre su solicitud de extradición ni pedir información sobre lo que ocurrió. Y, además, afirmó que la CIA ha quedado «impune» ante los jueces de su país.
«Entiendo el debate que hay a la hora de diferenciar a un activista de un periodista, pero los periodistas deben ser activistas de la verdad», afirmó Assange ante un auditorio que rompió en aplausos.
«Me declaré culpable de buscar información de una fuente. Me declaré culpable de haber obtenido información de una fuente. Y me declaré culpable de haber informado al público de qué trataba esa información», explicó el activista australiano. «No me he declarado culpable de nada más».
«Espero que mi declaración de hoy sirva a aquellos que se encuentran en un posición similar a la mía y cuyos casos son menos visibles, pero cuya situación es igualmente vulnerable», dijo respecto al quebrantamiento del derecho a la información que se produce en otros países. A este respecto, Assange subrayó las dificultades que los periodistas tienen hoy para ejercer su profesión en Ucrania o en Gaza.
Su principal objetivo ahora es readaptarse a la vida en libertad: «Mi readaptación al mundo incluye algunas cosas positivas pero también complicadas como volver a ser padre de un hijo que ha crecido sin mí. Y volver a ser un marido».
Una grata noticia, saber de ti y contar contigo, Julián, entre tantas noticias que quitan a uno la esperanza en un mundo más justo.
Cuanto me alegra ver que no han podido contigo, ni física ni psíquicamente.
«Lxs periodistas deben ser activistas de la verdad», buen ejemplo tienen en tí. Gracias, Julián.
Pablo González Yagüe (si era espía ruso, por qué no lo acusaron ni lo juzgaron?. Eso era lo que el pedía):
«El periodismo es una profesión molesta para el poder. Ello muestra lo importante que es nuestra labor».