Opinión

¡La inmigración es buena para la economía!

"Esas izquierdas que asocian positivamente inmigración y crecimiento no dicen nada, o cuanto menos no lo integran en el razonamiento, sobre las condiciones laborales", denuncia Fernando Luengo

Menores y adultos migrantes en el muelle de Arguineguín tras ser rescatados. EDUARDO ROBAINA.

Los topicazos, presentados a menudo como verdades indiscutibles, como puro sentido común que sólo los ignorantes o los maliciosos cuestionan, dominan el mundo de la política, la comunicación y el universo de las redes sociales. Y, por supuesto, impregnan hasta la médula el discurso económico. Así, los formadores de opinión en todos los niveles elaboran y transmiten continuamente píldoras simples (simplonas) destinadas a calmar la ansiedad y el desconcierto de los receptores que, en un mundo complejo y cambiante, buscan respuestas rápidas y concluyentes.

Hay tópicos para todos los gustos y de todos los colores. Uno de los más recurrentes, en el que ahora quiero centrar mi comentario: «Nuestra economía necesita de la inmigración (regular, por supuesto)». Un mantra frecuentado últimamente por Pedro Sánchez y los dirigentes del Partido Socialista Obrero Español, que los medios de comunicación alineados con esta formación repiten, hasta la extenuación, una y otra vez. Y lo más inquietante es que también lo hacen suyo políticos y economistas teóricamente situados a su izquierda, de los que cabría esperar una reflexión más compleja y matizada… Pero, ya se sabe, ¡quien espera, desespera!

¿Es erróneo ese planteamiento? En absoluto, es una verdad tramposa. Es cierto que una parte sustancial de las personas migrantes que llegan España y a Europa son jóvenes, contribuyendo por lo tanto su entrada al rejuvenecimiento de la pirámide poblacional, actulmente envejecida. También es evidente que, si estas personas consiguen trabajar, representan un factor de dinamización de las economías, en la medida en que activan el consumo y la inversión.

En un clima de estigmatización de los inmigrantes, de odio creciente a los que vienen de fuera, es importante insistir en que es imposible entender el crecimiento económico sin su participación.

¿Punto y final? ¿Dejamos aquí el razonamiento? Para sus defensores, sí, esta es la cuestión en la que hay que instalarse. Desde esta perspectiva, aquí estaría la línea divisoria entre las izquierdas, por un lado, y las derechas y el fascismo, por otro (los cuales, en realidad, no son tan diferentes en las cuestiones de fondo); formaciones que explotan el discurso del odio y la mentira, que tan buenos resultados electorales les está proporcionando y que en algunos casos ya las ha llevado al gobierno.

Pero esas izquierdas que asocian positivamente inmigración y crecimiento no dicen nada, o cuanto menos no lo integran en el razonamiento, sobre las condiciones laborales, en algunos casos próximas al esclavismo, en las que trabajan las personas migrantes, los bajos salarios que perciben y las largas jornadas que se ven obligadas a realizar, sobre las infraviviendas en las que habitan… ¡Nada de eso es importante! ¡Situemos el asunto en el cómodo mundo de las generalizaciones donde todo queda en afirmar que nuestra economía necesita a las personas migrantes!

Es obligado, sobre todo lo sería para la izquierda -en realidad es un signo de identidad de una izquierda transformadora-, introducir esta perspectiva más compleja en el análisis, porque en el corazón de las dinámicas económicas hay clases sociales, hay diferencias estructurales que el uso y el abuso de los agregados ocultan y/o ignoran. Y hay que saber (y ser consecuentes con esta afirmación) que los inmigrantes se encuentran instalados en los segmentos más precarios del entramado económico y social. Una cuestión trascendental, para entender el funcionamiento de un capitalismo y una clase empresarial cuyo crecimiento, ese que tanto se bendice como si fuera en sí mismo un objetivo a alcanzar, se sostiene en buena medida en la degradación de las condiciones laborales de los trabajadores autóctonos y de los que vienen de fuera.

No olvidemos, en fin, un tema vital. Si realmente hubiera intención de abordar las causas de fondo de los procesos migratorios, esta sería una de las piedras angulares de una recomposición de las izquierdas y habría que crear las condiciones en los países que expulsan población para que las personas puedan vivir allí decentemente y no verse obligados a hacer un penoso y peligroso viaje para llegar a una Europa cuya máxima preocupación ha sido levantar muros. Y para los que tienen la fortuna de traspasar esos muros, ofrecerles trabajos miserables en condiciones miserables… ¡a eso se le llama contribuir al crecimiento de nuestras economías!

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Comentarios
  1. Caddy Adzuba, periodista, activista y superviviente, Rpbca. dctca. Congo:
    48 mujeres son violadas cada hora, 400.000 al año.
    Mi vida en mi país corre un peligro constante, pero sigo viva. Pero como me voy a ir de mi país?. Todo el mundo no se puede ir, porque entonces quién quedará aquí para apoyar a las demás?. Es lo que me da fuerzas para seguir.
    La colonización física ha acabado, pero la colonización económica sigue existiendo. Pone el foco en las multinacionales y en el teléfono donde se graba su entrevista:
    Este tfno. inteligente está hecho con la sangre de mi pueblo y con el sufrimiento de las violaciones a las mujeres congoleñas.
    Recursos como el coltan, oro, cobre, estaño, casiterita y otros minerales imprescindibles para las industrias occidentales son los que han provocado que multinacionales europeas y americanas financien armas y guerras a cambio de vivir en un lujo y despojar a África. Europa es lo que es gracias a todo lo que sigue expoliando en África.
    Tenemos que ser más fuertes, cerrar nuestras puertas y intentar desarrollarnos solos y cambiar gobiernos corruptos que sólo cumplen las órdenes de Europa en lugar de mirar por su pueblo.
    (Las mujeres siguen violadas en Congo sin que nadie se mueva, Lucía Muñoz, La Marea)

  2. La superexplotacion no es una anomalía ni un defecto accidental del capitalismo, sino una característica intrínseca del funcionamiento de un sistema cuya dinámica de acumulación creciente y continua sólo se puede sostener mediante este expolio ejercido a gran escala en la mayor parte del planeta.
    Cualquier intento de controlar el éxodo masivo de las poblaciones africanas, ya sea con políticas represivas o con planes pretendidamente «solidarios» seguirá siendo absolutamente inútil mientras estás relaciones de explotación permanezca intactas.
    La extracción de recursos por parte de multinacionales y empresas foráneas han dejado a muchos países africanos empobrecidos y dependientes de la ayuda extranjera. Esta ayuda, a su vez, suele estar condicionada a la implementación de políticas neoliberales que sólo agravan la situación, como la privatización de servicios públicos, la liberalización del comercio y la reducción del gasto social.
    Estas políticas impuestas por instituciones occidentales, como el FMI y el Banco Mundial, han tenido efectos devastadores en las economías africanas, contribuyendo a provocar un desempleo masivo y al desmantelamiento de sus ya escasos y deficientes servicios de sanidad y seguridad social…..
    («Migración circular», desvelados los objetivos de la gira africana de Pedro Sánchez, Cristóbal García Vera, Canarias Semanal)

  3. No es regular la inmigración, es aumentar la explotación (Insurgente.org)
    (Que pregunte «la caverna» a sus amigos de la CEOE que les parece esta medida)
    Ante la situación actual de la población activa española, los grandes empresarios necesitan aumentar el «ejército de la reserva» para aumentar la oferta de mano de obra que provoque, entre otras consecuencias una bajada del salario, una tasa de explotación mayor o un enfrentamiento entre la clase trabajadora nativa y la extranjera.
    Así que llamémosle como lo que realmente es: una necesidad del capitalismo para seguir siendo competitivo.
    Que no sean hipócritas: si realmente se quisiera frenar la inmigración sacarían las manos de los países de origen para que pudieran desarrollarse y la gente pudiera crecer y vivir en ellos con garantías de tener una vida digna.

  4. El consumo no se debe activar y menos el consumo innecesario del cual, el que puede consumir, abusa irresponsablemente.
    De ahí parten los mayores problemas a los que nos enfrentamos hoy día: el cambio climático, los expolios y las guerras del capital por dominar el mundo. Guerras que como bien se puede ver acabarán por arrastrarnos a los pueblos. Los muertos los pone el pueblo y las ganancias, como siempre, son para el capital.
    TOCA DECRECER si queremos sobrevivir, si queremos salvar a la madre que nos proporciona a diario la vida a la que la letal y destructora dictadura capitalista ha llevado a la agonía y a sus criaturas a la muerte, a las hambrunas, a la inmigración.
    SIMPLIFICAR es una de las máximas de los grandes sabios y emplear el tiempo de la manera más provechosa: HOMBRE, CONOCETE, ACEPTATE, SUPERATE que para eso has venido. No a consumir. Consume lo justo, acumula lo justo para que todos puedan vivir que aquí solo estamos de paso.
    El gobierno del reino francofascista hará lógicamente lo que le ordene la Europa del capital y ésta lo que le ordenen los mafiosos capitalistas amos del mundo.
    LA DICTADURA CAPITALISTA ES GENOCIDA. Comete genocidio contra el ser humano y contra la Madre Tierra. SALIR de ella es urgente.

  5. Estupendo articulo, me sumo a sus argumentos, pero creo que cuando habla de izquierda debería decir “falsa izquierda”. La falsa izquierda internacional, llamada socialdemocracia es un partido realmente de derechas (en lo sustancial, en la política económica, la que verdaderamente importa a la oligarquía) con apariencias de izquierdas (con ciertas políticas de izquierdas que no incomoden a las élites económicas, como los asuntos relacionados con los derechos sexuales,…).

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