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Elecciones francesas: no pasaron, pero pasarán
Marc Cabanilles es pesimista con el futuro, a pesar de haber evitado un Gobierno de la ultraderecha en las elecciones francesas. “La izquierda seguirá sin plantearse su camino al socialismo, seguirá dividida y desconfiando unos grupos de otros”, afirma.
Mucha gente se alegró del resultado de las elecciones francesas. Pero la izquierda ha puesto el listón tan bajo, que, olvidándose del programa electoral, considera un triunfo el haber evitado un gobierno de la ultraderecha. Ya no se trata de llevar a cabo mis planteamientos, sino de evitar que otro lleve a cabo los suyos. No cabe más poca autoestima y no hay prueba más evidente de su imposibilidad de cambiar las cosas, vendiendo a la gente lo único que pueden vender: ilusión.
Rápido, las izquierdas europeas, incluidas las del Estado español, igual de impotentes y claudicantes que el Frente Popular francés, se lanzaron, eufóricas, en tromba, a decir: «Los franceses dijeron no al avance de la ultraderecha». Cuando a mí, lo que me gustaría, lo que de verdad supondría un cambio y recuperar la credibilidad, es oír: “Las izquierdas dijeron sí al avance hacia el socialismo”. Pero de esto, olvídense, pues, aunque pudieran, ni quieren, ni saben.
La incapacidad de la izquierda
Porque seamos serios y analicemos toda la información, no sólo la que interese enseñar.
Que los fascistas hayan quedado relegados a la tercera posición en estas elecciones francesas, sólo es producto de la ley y la matemática electoral. La realidad es que el partido más votado ha sido el de los fascistas de Marie Le Pen, con más de diez millones de votos (si se tienen en cuenta aquellos que han ido a parar a candidatos de Els Republicans aliados de la formación de Le Pen), muchos más de los siete millones obtenidos por el Frente Popular o los seis del partido de Macron.
Llamarle a esto “triunfo” de la izquierda daría risa si no fuera por la gravedad que suponen esos diez millones de votos fascistas. Y siento mucho coincidir en algo con la fascista Marie Le Pen, pero tiene razón cuando dice que estas elecciones sólo son un aplazamiento de su llegada al poder.
Aplazamiento, porque la izquierda seguirá sin plantearse su camino al socialismo. Porque la izquierda seguirá dividida y desconfiando unos grupos de otros. Aplazamiento porque esa izquierda no sabe actuar sin súperliderazgos que vayan marcando el camino.
Esa izquierda, está condenada al fracaso, y a salir por la puerta de atrás en el siguiente ciclo político, cuando se constate su incapacidad de construir algo nuevo. ¿Cuantas ilusiones, posteriormente sepultadas, levantó el PSOE en 1982? ¿Cuantas esperanzas, posteriormente arruinadas, despertó el triunfo laborista de Toni Blair en 1997?
Revolución socialista
Así pues, apelando a la libertad de expresión y a una ingenuidad asumida, dejad que algunos sigamos diciendo que no se va a ningún lado con unas izquierdas que hace años renunciaron al socialismo, aceptaron las reglas del capitalismo y su máxima aspiración es parchear el capitalismo; aminorando desigualdades, sí, pero sin remover las causas ni los poderes fácticos que las producen.
En cualquier situación, siempre habría que buscar la raíz de los problemas, evitando soluciones fáciles, parciales o temporales que sólo provocan el resurgir de los problemas. Entonces, ¿por qué a nivel social, seguimos empeñados en unos sistemas, en poner en práctica unos procesos, unas actuaciones que de sobra han demostrado que no cambian nada? ¿Por qué, exceptuando el proceso revolucionario anarquista de 1936-1939 en medio de una guerra, no ha habido ninguna revolución socialista que tuviera éxito? Serán múltiples las respuestas, pero yo apuntaría a varios aspectos.
Uno, el aspecto ideológico, en el sentido que todos en esta sociedad estamos imbuidos de ideología del mercado, propagada por izquierdas y derechas, prácticamente desde que nacemos.
Dos, el aspecto hegemónico, en el sentido que las ideas de la clase hegemónica, la clase adinerada, se propagan con más facilidad (tienen más medios) y son las que predominan.
Tres, como se ve a lo largo de la historia, el nulo valor que se da a las personas, siempre sometidas a la voluntad y delirios de líderes supremos, intocables e incontestables que hacen y deshacen a su antojo.
Cuatro, la falsa conciencia de clase trabajadora, a la que pocos dicen pertenecer, pues con un mínimo de comodidades o cierto nivel salarial, se cree pertenecer a la clase privilegiada.
Quinto, el aspecto religioso, muy útil para que una gran mayoría asuma que todo es inmutable porque “dios así lo dispuso”, “así son las cosas” o la más directa “lo que es, así debe ser”.
Migajas
Aun así, sigo teniendo la esperanza de que algún día podamos salir de este largo y oscuro túnel que atraviesa la humanidad, que por muchos sistemas políticos que ha construido (reyes, emperadores, repúblicas, dictaduras, democracias, capitalismos, comunismos,…) o por muchas religiones que ha inventado, todavía no ha sido capaz de suprimir injusticias y privilegios, una humanidad impotente para despertar y librarse de las cadenas que tanto personaje nefasto (gobernantes, jueces, curas, militares.…) está interesado en mantener, por cierto, con mucho éxito.
Por suerte, en mi vida, he tenido la oportunidad de conocer dictaduras y democracias, comunismos y capitalismos, reinos y repúblicas, tanto en países del “primer mundo” como del “tercer mundo”, y toda esa trayectoria vital, me ha enseñado cosas difíciles de aprender, como, por ejemplo, el convencimiento, al igual que en su día le paso a Kropotkin, que es absolutamente imposible hacer algo de utilidad para el pueblo por medio de procedimientos administrativos.
Y por utilidad, no me refiero a las migajas (jugar con el IVA, salario mínimo, tipos de interés, subsidios…) con que nos mantienen vivos para seguir trabajando, produciendo y consumiendo, mientras la vida se escapa sin poner remedio al hecho que siempre son los mismos los que disfrutan/mandan por arriba y siempre son los mismos los que sufren/obedecen por abajo.
Hacia el socialismo
No habrá forma que la sociedad avance hacia el socialismo (control social de los medios de producción, satisfacción de necesidades de toda la ciudadanía, esfuerzo colectivo y reparto equitativo de la riqueza generada) a menos que las soluciones se centren en la esencia de donde surge todo, y no en la forma, que sólo afecta a la superficie. Y no habría que llegar a que la situación sea insostenible, con sangre, sudor y lágrimas, para poner en marcha ese avance.
En lo que respecta al caso de las elecciones francesas, jugando con las reglas de un capitalismo que nadie cuestiona, tarde o temprano, se producirá el colapso, y esa izquierda, ahora envalentonada, será la que abra, de nuevo, las puertas a la derecha.
Así pues, a disfrutar del momento, porque, me gustaría equivocarme, pero, ya ha empezado a fraguarse la próxima desilusión y decepción que, sin duda, llegará, pues como bien se dice en la novela de Rita Mae Brown, Sudden Death (Muerte súbita, en español) de 1983, “la locura es hacer lo mismo una y otra vez, pero esperando resultados diferentes”.
Pocas son ya las personas, Marc, que conservan las cualidades de la observación y del sentido común en esta época de autómatas, robots, manipulados, desinformados y fanatizados.
Escuchar vuestras reflexiones me regocija y me afianza en mis convicciones.
Durruti, nada que añadir ni quitar a su comentario.
salud.
Cuando hablamos de izquierda francesa ,de quien hablamos ? Melenchon ex partido socialista, un burgués agitador que mandó su guardaespaldas darle un escarmiento a un chaval que le reprochaba su discurso, o el petulante Melenchon gritando «yo soy la República!!! » mientras la policía quería entrar en su despacho ultraburgues de un barrio rico parisino, o el » comunista Fabien Roussel y sus declaraciones rozando la xenofobia?? De los verdes ? Veleta qué vota según sopla el viento.
La izquierda de verdad son lxs que salen a la calle ,aunque muchas veces guiados por los sindicatos .
Ya vimos como los sindicatos mataron la revuelta de la reforma de las pensiones, así que de que izquierda hablamos Pouthou y los troskistas minoritarios?
La izquierda francesa voto en un enésimo llamamiento a parar los fascistas en las urnas, pero viendo el percal ,muchxs se dan cuenta que todo este paripe no ha servido para nada.
Claro que todos están lejos del socialismo real, porque este se conseguirá, pero no a través de las urnas, sino a través de las armas.
Salud y anarquia !!!
Carmen, muchas gracias.
No soy muy buen escritor. Me interesa más el aspecto pedagógico que el artístico.
Para plasmar estas reflexiones, yo creo que sólo hace falta observar atentamente con un poco de sentido común.
En ese sentido, y contrariamente al encabezamiento del artículo, no creo que sea pesimista, más bien ciertas situaciones se ven venir.
Saludos
Magistral, Marc.
Acertado al 100% en mi opinión.
Todo el artículo es grano sin paja.
Lástima que que artículos tan necesarios como convenientes no llegan a la enseñanza ni al gran público.